Solo el 0,6% de la población cree que la conciliación ha mejorado desde 2008

Según el Barómetro de la conciliación en España Índice efr pretende estudiar la evolución de los factores que influyen en que los españoles puedan o no compaginar su vida laboral y familiar

Laura Peraita

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La Fundación MasFamilia ha presentado en Madrid el I Barómetro de la conciliación en España-Índice efr, realizado en colaboración con Cepsa . Según Roberto Martínez , director de esta fundación, en el estudio se han analizado 90 indicadores y tras comparar la situación entre 2008, año previo a la crisis, y 2016, concluye que en 2017 el estado de la conciliación en nuestro país empeora ligeramente, concretamente un 4,7% . «Este descenso se debe a la peor percepción que tiene la ciudadanía de este asunto, ya que los indicadores empresariales obtienen mejor valoración (10,2%) y compensan este mal dato».

Una de las explicaciones a esta mala percepción social es, según Martínez, que «durante la crisis descendieron las ayudas públicas y la empresa privada ha sido la que ha tenido que dar un paso adelante para paliar este déficit con medidas como mayores permisos maternales o paternales, flexibilidad horaria... y que a su vez suplían la imposibilidad de mejorar la masa salarial de los empleados».

No duda al asegurar que el Estado mejorará lo que pueda las ayudas para favorecer la conciliación, pero en un arranque de realismo asegura que «no podemos olvidar que España tiene un déficit público del 100% del PIB, por lo que hay que ser conscientes de que su contribución será menor de la deseable por los trabajadores».

Para Carlos Morán , director de Recursos Humanos y organización de Cepsa, hablar de conciliación «no es nada sencillo», ya que pone de manifiesto uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos como sociedad: el equilibrio entre vida personal y profesional. Sin embargo, « el primer paso para la solución es conocer la situación con datos como los que se ofrecen en esta investigación para poder mejorarlos en todos los aspectos».

En su compañía comenzaron a implantar políticas conciliadoras en 2014 y lograron romper la rigidez en dos aspectos: el espacio y el tiempo. «Los trabajadores no tienen hora de entrada ni de salida porque las nuevas tecnologías permiten una gran flexibilidad horaria y también de espacio para que se organicen en función de las demandas de su vida personal. La mitad de la plantilla se ha acogido al teletrabajo que les permite, además, trabajar un día a la semana desde casa. A los empleados se les mide por resultados gracias a metodologías de gestión que hemos implantado».

No duda en reconocer que estas políticas «suponen un cambio cultural muy importante», pero asegura que «costó muy poco implantarlas. La conciliación debería ser obligatoria . Es cuestión de voluntad, de perder el miedo. Invito a que las empresas se atrevan a dar el paso», concluye Morán.

Solo el 0,6% de la población cree que la conciliación ha mejorado desde 2008

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