«Pienso mucho en qué ha fallado para que un chaval abuse de mi hija de 5 años»

Helena Torija creó, junto a su familia, el libro «Tu cuerpo es tuyo: el mensaje de Eva», que pretende servir de guía ante el abuso de menores y evitar a otros su traumática experiencia

Portada de «Tu cuerpo es tuyo: el mensaje de Eva» ABC
Helena Cortés

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Uno de cada cinco menores sufre abuso sexual antes de cumplir los 17 años, según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud). Y no son estadísticas relativas a lugares remotos, sino a Europa, Estados Unidos y Canadá. Detrás de cada una de estas cifras que crees que nunca te van a golpear cerca hay una historia tremenda, difícil de relatar. Como la de Eva. Este verano, la niña de 5 años fue víctima de un abuso en la urbanización de Madrid donde reside por parte de un vecino adolescente. Su salvación fue que su padre, Víctor, se percató pronto de la escena y denunció los hechos.

«Tenemos cuatro hijos y yo trabajo en el Hospital Severo Ochoa (Leganés), en la comisión de violencia, pero nunca piensas que esto te puede pasar a ti. Suele suceder en un entorno próximo y los agresores casi siempre suelen ser conocidos por el menor. Además de la rabia y el enfado, es un bofetón de realidad tremendo», cuenta Helena, madre de Eva. Cuando empezaron a contar en su entorno más cercano lo que había sucedido, muchos amigos y compañeros comenzaron a contarles casos similares, la mayoría silenciados durante años. «Mi hija, con 5 años, fue superconsciente de lo que había sucedido, nunca pensó que era un juego. Una persona la agrede y le amenaza con que ocurrirá algo tremendo si lo cuenta. Siempre me quedé con la duda de qué hubiera pasado si no llega a aparecer su padre, si hubiera guardado el "secreto" como le pidieron. Eso no se puede guardar. El silencio es un arma para los agresores, que siempre son mayores. Y luego se impone en la sociedad un secretismo que es un peso añadido», plantea esta fisioterapeuta.

De esa reflexión y la necesidad de superar ese mal trago en familia surgió «Tu cuerpo es tuyo: el mensaje de Eva», un cuento que les ayudó a poner palabras a lo sucedido. «Empezamos a escribir la historia para ayudarnos a nosotros mismos. Y nos fue muy bien, porque cuando le poníamos palabras íbamos soltando peso. Una vez que lo escribimos, lo ilustramos entre todos y drenó un poco más la herida. Entonces comenzamos a compartirlo, y unos conocidos nos lo maquetaron y nos hicieron una portada muy chula», recuerda Helena, que reconoce que a su hija le ayudó mucho todo este proceso. «Escribir sobre lo que nosotros queríamos que los niños supiesen nos ayudó para que mi hija no sintiera esa culpa , que no pensase que lo que había pasado era porque ella hubiera hecho algo malo. La carga y la culpa es del delincuente, las víctimas necesitan ayuda y apoyo», reivindica, consciente de lo complicado que es dar ese paso de alzar la voz y lo «fácil» que es quedarse atrapado «en la culpa, la rabia o la vergüenza». «Yo fui víctima con 18 años y tardé en contarlo más de quince años porque pensé que me iban a echar la culpa a mí. Y yo quiero que eso no suceda, que los niños tengan claro que si les pasa algo así lo pueden decir», subraya Helena, que espera también que este proyecto ayude a su hija «a salir de esta posición de víctima».

Editaron varios centenares de cuentos, pero pronto decidieron dar el salto para seguir hablando «alto y claro» de un dolor con el que todavía cargan. Por eso, la familia ha abierto un crowdfunding en la Fundación Triodos con el objetivo de imprimir 3.000 cuentos para que lleguen a asociaciones y bibliotecas. Además, están trabajando para hacerlo accesible a personas con discapacidad intelectual. «El cuento ha hecho su trabajo con nosotros, pero mientras esto exista hace falta información», puntualiza.

«Indefensión judicial»

Aunque este trabajo conjunto ha sido «terapeútico» para la familia, su calvario judicial sigue abierto. «Como madre de una víctima he sentido indefensión tras indefensión», plantea. La lista de espera en los juzgados ha hecho que su hija aún ni haya sido llamada a declarar. De hecho, solicitaron una orden de alejamiento del agresor, que no tenía antecedentes, y se la denegaron. La normativa, explica Helena, dicta que hasta que la menor no declare no puede ir a terapia. «Parece un castigo añadido. El cuento nos ha servido también para dar un puñetazo en la mesa contra un sistema que es tan poco empático y diligente », subraya esta sanitaria, que recuerda a todo aquel que sufra un episodio similar que lo más importante es acudir de inmediato a un hospital o centro sanitario para solicitar un parte de lesiones. En su caso, además, cuentan con el testimonio del padre como testigo del suceso. No es necesario, añade, acudir a la comisaría inmediatamente con los niños, ya que estos declaran cuando son citados en condiciones especiales.

«Vivimos cierta idealización de nuestra sociedad. Creemos que somos superavanzados, pero en la época del 5G tenemos listas de espera vergonzosas, a niños esperando meses para declarar», clama esta madre. «Estamos fallando educando a los niños. Yo soy la madre de la víctima y pienso en la madre del agresor, qué falla para que un chaval tenga que abusar de una niña de 5 años. Nos quedamos en la superficie, no rascamos ni entramos en cosas que no gustan, incluso en los colegios las dejamos para que se hablen en casa. Eso es así de duro», lamenta Helena. Aunque su familia ya ha encajado este golpe, se dan por satisfechos si «Tu cuerpo es tuyo: el mensaje de Eva» cambia el final de cualquier otra historia.

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