Papillas de cereales
Por qué tu bebé no necesita papillas de cereales industriales en su alimentación
Este tipo de preparados son totalmente prescindibles porque suelen llevar azúcares
![Imagen de archivo](https://s1.abcstatics.com/media/familia/2019/09/17/papillas-bebe-kwLF--1248x698@abc.jpg)
Si has sido madre recientemente estarás experimentando un mundo totalmente desconocido en el que el exceso de información (o desinformación) y el bombardeo publicitario te llevan a menudo a un callejón sin salida. Y esto, en maternidad, como en otros campos, es una realidad ante la que hay que batallar día tras día. Pero para «vencer» con éxito necesitas las «armas» adecuadas.
Una de las primeras batallas a las que se enfrentan los padres primerizos con respecto a la alimentación del bebé llega cuando este cumple los 4 o 6 meses, dependiendo del caso, y llega el momento en el que el pequeño empieza con la alimentación complementaria. La ingesta de cereales suele ser el primer paso. Así que asume ya la realidad: las papillas de cereales que encuentras con facilidad en el supermercado o farmacia no son necesarias . Tu bebé puede alimentarse sin ellas y crecer sin problemas, incluso aunque sea el mismo pediatra el que te las recomiende.
«Las papillas que se venden en cajas son productos que existen desde hace pocos años y antes se criaban a los bebés sin este tipo de preparados», recuerda Lucía Martínez , Dietista-Nutricionista y creadora del blog « Dime qué comes ». «De hecho, hay zonas del mundo que no tienen acceso a estos productos. Y los niños crecen igualmente. En realidad, las papillas industriales para bebés son un son un negocio más de la industria alimentaria », defiende la experta.
Una buena alimentación en la primera infancia es clave en el crecimiento del pequeño. Y esta cambia a medida que el bebé va cumpliendo meses. Desde su nacimiento, la lactancia materna «es la forma ideal de aportar a los niños pequeños los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo saludables», recuerda la OMS, que recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida . Incluso la organización apuesta por mantenerla hasta los 2 años o más, combinándola con la respectiva introducción de alimentos apropiados y seguros para cada edad. Si la mamá optar por no dar el pecho, el bebé se alimentará exclusivamente de leche de fórmula hasta los cuatro meses.
El truco: cereales dextrinados o hidrolizados
Por tanto, al cumplir los cuatro o seis meses de vida, los padres se enfrentan a un nuevo dilema: ¿ cómo empezar a darle cereales ? Las papillas preparadas son una opción más en el mercado que puede ser la escogida por los progenitores, quienes previamente deben conocer en qué consisten realmente estos preparados.
« Son productos que, además de cereales, suelen llevar azúcares », apunta Martínez, ya sea azúcar como tal o sus derivados, como la maltodextrina. Cabe recordar que la OMS ya ha alertado de la gran cantidad de azúcar que hay en alimentos procesados para bebés. Al mismo tiempo, el organismo ha calificado de «epidemia» los niveles actuales de obesidad infantil , «uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI».
«Las papillas industriales para bebés son un son un negocio más de la industria alimentaria»
Ante este panorama, las papillas de cereales no ayudan aunque sus etiquetas aseguren que son productos «sin azúcar» o «sin azúcares añadidos». En realidad, este tipo de productos sí llevan azúcares y basta con leer la etiqueta para comprobarlo. La clave está en los cereales dextrinados o hidrolizados .
Este es el truco al que recurren los fabricantes para no decir con claridad que las papillas contienen azúcar. Y es que el hecho de que el cereal se haya dextrinado o hidrolizado supone que los carbohidratos complejos, que son de cadena larga, se conviertan en simples, es decir, de cadena corta. «Al cortarlas y hacerlas más cortas, tienen un sabor más dulce», apunta la nutricionista.
¿Papillas enriquecidas?
«Esto genera dos problemas -continua Martínez-. El primero es que, según la OMS, no hay que dar azúcar a los menores de un año. El segundo es que estamos acostumbrando al paladar de los pequeños a sabores muy dulces, lo que condiciona su experiencia gastronómica posterior». Así, los bebés empiezan a alimentarse con texturas muy finas y el mismo sabor azucarado , expectativas muy alejadas de la realidad, ya que la gastronomía se compone de diferentes sabores y texturas.
«A todo ello se le suma el tema estrella: la s papillas de cereales que están enriquecidas », añade la experta, cuando en realidad, «todas esas vitaminas, minerales, etc. se pueden obtener de una alimentación normal. Es mentira que los bebés necesiten alimentos suplementados», indica Martínez.
Cereales de verdad
Por tanto, ¿qué alternativas hay? Muy sencillo: darles cereales de verdad . Y no vale con poner excusas y argumentar que las papillas de cereales industriales son muy cómodas. «Los padres pueden comprar harina de arroz, copos de avena, harina de maíz... y mezclarlo con agua. Todo ello se vende en cualquier supermercado, es barato y se tarda lo mismo en preparar», defiende Martínez.
«Estamos acostumbrando el paladar de los pequeños a sabores muy dulces, lo que condiciona su experiencia gastronómica posterior»
Otra opción es ofrecer al bebé el alimento en sí a través del método « Baby Led Weaning » (BLW) o alimentación autorregulada por el bebé . «Si el pequeño es capaz de agarrarlo, se le puede ofrecer pasta grande cocida, arroz bien pasado en bolitas mezclado con verduras, pescado, carne... Obviamente, no tiene que tomar solo cereales. Frutas , frutos secos en crema, legumbres, etc. son también necesarios», añade.
Mamá: no te preocupes
Y no te preocupes porque coma poco. Al principio, el bebé no va a comerse un plato de arroz. Va a probar y experimentar. Se trata de introducirle a la alimentación complementaria porque su principal alimento va a seguir siendo la leche , ya sea materna o adaptada.
«No hay que olvidar que los niños tienen su propio mecanismo de apetito y saciedad . Comerá cuando tenga apetito. Un bebé no está dispuesto a pasar hambre: llorará oexpresará de alguna manera que quiere más. Y si no hay señal alguna, es que está lleno», recuerda Martínez.
Lo que no tiene sentido es «cebar» al bebé. «De hecho, es un riesgo de obesidad de cara al futuro porque tiende a comer de más. Nunca deberíamos obligar a los niños a comer», subraya.
«No hay que olvidar que los niños tienen su propio mecanismo de apetito y saciedad. Comerá cuando tenga apetito. Un bebé no está dispuesto a pasar hambre»
Ante dudas, los padres pueden acudir a un nutricionista , «y si es pediátrico, mucho mejor». España es el único país de Europa que no cuenta con dietistas-nutricionistas en su sistema sanitario, como recuerda Martínez. Así, quien no pueda pagarlo, lo mejor es que recurra a fuentes fiables en internet, «como la OMS, las consejerías de servicios de salud, que cada vez se están actualizando más, así como profesionales de la talla de Julio Basulto, Melissa Gómez, Juan Llorca o Boticaria García . Solo así, si tienes información, tendrás libertad de elección», concluye Martínez.
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