«No está socialmente aceptado que se sufra tanto por la muerte de una mascota»

Laura Vidal, autora de "Cuando ya no estás", explica que «nadie entiende la crudeza de lo que se siente porque para una parte de la sociedad se trata solo de un perro o un gato»

Laura Peraita

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Laura Vidal, autora de "Cuando ya no estás", trata con este libro de ayudar a aquellas personas, sabedoras de lo mucho que se llega a querer a una mascota, a superar el momento de su pérdida por fallecimiento.

¿Por qué hay mascotas que llegan a ser consideradas uno más en la familia?

Los animales con los que convivimos forman parte de nuestro círculo más íntimo, son de esos pocos seres que una vez cerramos la puerta de casa por la noche permanecen a nuestro lado. Compartimos con ellos el día a día durante años. Para muchos, los compañeros peludos son nuestros mejores amigos, con ellos podemos ser nosotros mismos sin sentirnos juzgados, les brindamos todo nuestro amor y ternura, dormimos juntos, compartimos paseos con ellos a diario, cuando estamos tristes lo perciben, son una fuente de sostén en momentos difíciles, nos entregan su amor incondicional, algo que, por desgracia, no abunda en nuestra sociedad.

Pocas relaciones son tan especiales como las forjadas desde este amor sin condiciones. Una relación que no necesita palabras, que no se alimenta de cosas superfluas. Estos pequeños seres llenan muchísimos aspectos de nuestra vida. El lazo que se crea con ellos a nivel emocional es tremendo. A mí, personalmente, no deja de maravillarme que dos especies diferentes lleguen a congeniar de una forma tan perfecta. Muchas personas tenemos nuestra alma gemela de otra especie.

¿Qué motiva que su muerte sea tan dolorosa?

En la crudeza del duelo influyen varios factores: la proximidad de la convivencia, la satisfacción con la relación, el nivel de amor e intimidad entre el fallecido y el doliente, entre otros. Solo tenemos que analizar estos puntos para darnos cuenta que nuestros compañeros peludos cumplen con alta nota estos requisitos.

«El duelo por el animal de la casa será, en muchas ocasiones, el primer contacto que tendrán los niños con la muerte»

¿Cómo afrontarla?

El punto de partida es darnos permiso para estar mal y vivir el duelo. Es de gran ayuda saber de antemano qué etapas vamos a ir pasando y qué sensaciones vamos a experimentar. Hay un dicho que hace mucho daño en esta etapa y es «el tiempo lo cura todo», pero no es verdad. El tiempo alivia un poco el dolor, pero lo único que ayuda a elaborar un duelo sano, lo único que cura es el trabajo interno específico para cada una de sus fases. Por eso, siempre recomiendo leer sobre el tema, ver vídeos o charlas y, si sientes que esto es demasiado para ti, buscar ayuda. Como explicó en mis libros: el camino puede ser duro, pero no hay porqué recorrerlo solo.

¿Está socialmente aceptado que se sufra tanto por la pérdida de un animal de compañía?

Por desgracia no, y este hecho influye negativamente en la elaboración de un duelo sano. Existe un tabú respecto al tema. Cuesta hablar de ello abiertamente porque nunca sabes cómo va a reaccionar la persona que tienes enfrente: ¿lo comprenderá? ¿Me dirá que soy una exagerada? ¿Se reirá de mí y de mi dolor? Cada día trato con personas que no tienen a nadie con quien desahogarse, nadie entiende la crudeza de lo que están pasando, pues para una parte de la sociedad «es solo un perro o un gato». Los que hemos pasado por esto sentimos que nuestro dolor no está validado socialmente, lo que hace que nos retraigamos y vivamos este proceso en soledad, hacia dentro, sintiéndonos incomprendidos y, en muchas ocasiones, incluso unos bichos raros, haciendo más difícil el camino de la sanación.

¿De qué manera comunicar a los niños que su mascota ya no está?

El duelo por el animal de la casa será, en muchas ocasiones, el primer contacto que tendrán los niños con la muerte. Los padres debemos verlo como una oportunidad para que nuestros hijos adquieran desde pequeños las herramientas para gestionar el duelo ahora y en el futuro, pues en nuestra vida deberemos vernos las caras con la muerte varías veces. Lo peor que se puede hacer en esta circunstancia es, precisamente, negarle a nuestros hijos ese aprendizaje no diciéndoles la verdad. Creemos que les salvamos de un dolor cuando lo que estamos haciendo es negándoles un aprendizaje vital.

Debemos hablar con el niño siempre acorde a la edad que tenga y explicarle que su amigo peludo ya no está, que ha muerto. Aquí evitaremos usar metáforas que les confundan, como decir que se ha quedado dormido para siempre o que se ha ido de viaje a la luna. Estaremos a su lado para responder a sus preguntas, les diremos que pueden llorar, que pueden recordarlo y hablar de él siempre que quieran.

Cada familia inculcará sus creencias espirituales al respecto de la muerte. Como en todo lo referente a la educación de lo más pequeños seremos su modelo a seguir; tiene casi más importancia lo que ellos vean en nosotros que lo que les digamos. No hay que tener miedo a hacer a los niños partícipes de algo tan natural como la muerte y el duelo, dependiendo de la edad incluso permitiendo que participen en las ceremonias.

¿Es una opción recomendable adoptar, comprar... otra mascota para llenar el hueco que ha dejado la anterior?

Cada duelo, cada persona, son únicos. Es muy difícil generalizar en todo lo referente al dolor de una pérdida, pero por regla general lo aconsejable es esperar a elaborar el duelo y adoptar una vez que esté superado. Llenar el vacío de un animal con otro no es justo para nadie. Ese nuevo animal llegará siendo comparado con el anterior, con la carga de un montón de expectativas sobre él. Nosotros estamos intentando tapar ese dolor, y lo que hacemos es no aprender a gestionar el duelo. Imagina que el duelo es una herida, introducir un nuevo animal en casa sería como poner una tirita a una herida infectada. Las heridas primero hay que desinfectarlas, aunque escuezan.

La autora, en la imagen, con su mascota
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