«Los niños que interactúan con perros experimentan una reducción en la falta de atención»

Los expertos señalan múltiples beneficios de las terapias con animales para los menores como los niños como mejora de la autoestima y las relaciones sociales, entre otros

S.F.

Una expedición científica acaba de descubrir en Siberia (Rusia) los huesos de un ancestro común de perros y lobos. Analizado el genoma del fósil, los científicos han llegado a la conclusión de que la relación entre humanos y perros comenzó hace unos 27.000 o 40.000 años, y no hace 16.000 años, como se pensaba hasta ahora. Quien tenga –o haya tenido una mascota en su casa–, seguramente sabe el porqué de esta larga relación: nos ayudamos mutuamente.

Él recibe alimento; nosotros, menos estrés y mejor ánimo. Así es. A nuestro perro le alimentamos y cuidamos. Rrecibimos de él algo mucho mejor: nos quita estrés y nos ayuda a mejorar el estado de ánimo. Pero eso no sólo lo saben los propietarios de canes. Múltiples estudios, ensayos médicos y científicos también apuntan en esta dirección.

Por ejemplo, un reciente informe, llevado a cabo entre 249 estudiantes de la Universidad Estatal de Washington (EE. UU.), reveló que los estudiantes que interactuaron con animales tenían niveles de cortisol significativamente más bajos que los que no. Patricia Pendry, profesora asociada al departamento de Desarrollo Humano de esta universidad y una de las firmantes del estudió, señaló que «la compañía de un animal doméstico, aunque sólo sean diez minutos, puede ayudar a reducir, de manera significativa, los niveles de cortisol, una hormona importante del estrés».

Múltiples áreas de mejora

Y no sólo referidas a una reducción de los niveles de estrés. Desde incentivar la motivación a potenciar la mejora de habilidades físicas, cognitivas, educativas, comunicativas, sociales y emocionales. Parece ser que la compañía de un animal doméstico podría tener múltiples beneficios asociados a la salud mental de las personas.

El psiquiatra Sergio Oliveros Calvo , único médico en España con tres primeros premios «Doctoralia Awards» consecutivos al psiquiatra más valorado de España, se muestra convencido de que «las terapias en las que intervienen mascotas –perros en especial- pueden ayudar, positivamente, en los tratamientos de personas afectadas por distintos trastornos mentales … especialmente niños, tal y como revelan diversos estudios realizados». En este sentido, uno de los trabajos más recientes ha sido el llevado a cabo en el L’Hospital de Mataró (Barcelona), donde demostraron una eficacia del 100% en el tratamiento de menores que llevaban ingresados una media de 45 días en la unidad psiquiátrica del hospital.

Mejora en la autoestima

La doctora Isabel González Villalobos es Psiquiatra Infanto-Juvenil. Para ella «los beneficios obtenidos en las terapias con perros son más que evidentes, sobre todo a niveles de motivación y de conducta. Además, los niños aprenden a controlar impulsos, mejorar los niveles de autocontrol, reforzar la empatía y gestionar la frustración».

El doctor Oliveros explica por qué un sencillo acto, como el de tener que sujetar la correa del perro y que éste se quede quieto, puede tener tanta importancia «sólo este acto ya activa un autocontrol que facilita mucho al terapeuta trabajar la empatía y reducir el umbral de frustración del paciente». En sentido contrario, hacer llegar al perro una orden negativa y tajante también tiene sus efectos «para el menor –añade el doctor Oliveros- supone trabajar tanto la tolerancia como los límites, puesto que toma conciencia de la necesidad de tener que acatar las órdenes de los adultos».

Muy efectivo en déficit de atención

Hasta hace poco tiempo, existían pocas terapias, realmente eficaces, para tratar a niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Sin embargo, se ha descubierto que los perros son efectivos en la reducción de algunos de los síntomas de este síndrome en pacientes infantiles.

La doctora Villalobos explica el motivo. «Se ha comprobado que los niños que interactúan con perros experimentan una reducción en la falta de atención. Además, mejoran en las habilidades sociales y la autoestima, en comparación con otros niños que realizan terapias sin perros».

La explicación, prosigue, podría estar en que «el niño desconoce cómo puede o no reaccionar el perro, lo que va a provocar que se autobligue a mejorar sus niveles de atención a la vez que se va desarrollando la actividad. «Esto es así porque, el hecho de que el niño deba esperar su turno para acariciar al perro, o llevar a cabo una serie de instrucciones o reglas para hacerlo, brinda al profesional la posibilidad de trabajar el control de impulsos y el seguimiento de normas del menor».

Que el niño mejore su nivel de autoestima y el manejo de sus habilidades sociales en las sesiones de terapia en las que participan animales también tiene su explicación. El doctor Oliveros añade que «la autoestima en el niño se refuerza porque el perro no lo va a juzgar por su comportamiento. Tampoco le va a corregir por su falta de atención. El animal, simplemente, va a ser un recurso para el niño, para que, a través de él, se puedan trabajar y afianzar conceptos que calarán mejor en el menor . En el caso de las habilidades sociales, las relaciones e interacciones que se establecen entre el niño y el perro contribuyen, también, a un mejor desarrollo de su capacidad de relación con los demás».

Más que una compañía

Disminuir la depresión, ofrecer entrenamiento físico –cuando se le saca a pasear-, elevar la autoestima, distracción ante la pérdida de un ser querido o ante una enfermedad... Además, y sobre todo en los niños, las terapias con mascotas activan la imaginación y desarrollan sus habilidades psicomotoras cuando juegan, saltan, corren y hacen ejercicio al lado del animal. En el caso de los adultos, la compañía de las mascotas ayuda a disminuir la ansiedad, tristeza, ira o fatiga . Por todas estas razones, no resulta extraño que muchas personas mayores hablen con sus mascotas y compartan sus sentimientos con ellas.

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