Eva Millet: «Es innegable que de unos padres ansiosos surgen hijos ansiosos»
Entrevista con la periodista y escritora, autora de «Niños, adolescentes y ansiedad» (Plataforma Actual)
La ansiedad también es cosa de niños . A esa conclusión llegó la periodista y escritora Eva Millet, al ver que los padres la preguntaban siempre por este trastorno al acabar las charlas que imparte en las escuelas. «Si me permiten utilizar un verbo gastronómico, no me parecía que "ansiedad" e "infancia" maridasen, que pudieran ir juntos con naturalidad», expone la autora de «Niños, adolescentes y ansiedad: ¿un asunto de los hijos o de los padres» (Plataforma Actual). En su última obra ahonda en este tema, al detectar que este problema «ha pasado de ser ignorado a irrumpir con la fuerza de un tsunami en las consultas de los psicólogos».
¿Por qué cree usted que estamos ante esta epidemia de ansiedad infantil?
Todavía no es una epidemia, pero resulta preocupante que haya una mayor incidencia de la ansiedad en la infancia, una etapa en la que además se presenta de forma cada vez más precoz y virulenta . En mi opinión, más allá de factores biológicos y coyunturales la ansiedad está, en cierto modo, muy vinculada con el uso exagerado del móvil, la presencia en las redes sociales y las vidas cada vez más frenéticas de los niños causada, en parte, por la hiperpaternidad, este fenómeno en el que me he especializado.
Tanto una crianza sobreprotectora -característica de la hiperpaternidad - como una negligente, influyen en los niveles de miedo y ansiedad de los menores. Como es también innegable que de unos padres ansioso surgen hijos ansiosos. Los padres jugamos un rol clave en su transmisión, y tanto una educación protectora como una negligente influyen en los niveles de miedo y ansiedad de los hijos. Pero también hay que tener en cuenta que de padres que educan en la valentía como herramienta fundamental de carácter surgen hijos valientes, dispuestos a enfrentarse a la vida y con mayor capacidad de superación.
Por favor recuerde a nuestros lectores en qué consistía la hiperpaternidad de la que usted alerta en sus primeros libros.
La hiperpaternidad es un modelo cada vez más en boga de crianza, y tiene como características obsesivas, con una supervisión excesiva al hijo. Los padres hacen todo por el menor, arrebatándole la autonomía. Si no tienes autonomía no te ves capaz de hacer las cosas que tienes que hacer. La sobreprotección es otra característica, estos niños criados entre algodones que no hacen nunca nada mal , y la ansiedad está muy vinculada a la hiperactividad y a estas agendas de ministros que tienen los pequeños. Son una realidad. Si a nosotros el estrés nos provoca ansiedad, imagínate a los niños que tienen menos herramientas para luchar contra ella.
Una cierta ansiedad es normal, e incluso puede ser una aliada de supervivencia, pero ¿dónde está la línea roja?
La línea roja se marca cuando al niño le impide hacer una vida normal. También su frecuencia.
¿Qué síntomas presentan los niños pequeños que padecen ansiedad?
Por ejemplo, los múltiples y continuados síntomas de pequeñas enfermedades tipo: «me duele la cabeza», «la tripa...». También el rechazo a ir a sitios donde habitualmente les gustaba ir: «no quiero ir al colegio», «tampoco a la fiesta de cumpleaños...». Se cierran en banda. Puede darse el bloqueo en situaciones académicas o deportivas, que se haya preparado un examen y se quede en blanco... Son ejemplos de que la ansiedad ha ganado. También esas preocupaciones constantes y exageradas, del tipo: «voy a vomitar en clase», «mis padres se van a morir...». Cosas así, pero que ellos se la toman en serio. Cuando los padres no reconocemos a nuestro hijo, nos hemos de poner alerta. Y si estos síntomas son continuados, se tiene que pedir ayuda profesional.
¿En qué sentido son los padres culpables?
Creo que es producto de los padres. Como decía, la ansiedad de los padres es una característica de la hiperpaternidad, y es común a aquellos que quieren que el niño triunfe, llegue a lo más alto. Esa ansiedad se transmite a los hijos, sin duda. Tenemos a los niños en el colegio todo el día y por la tarde, en las actividades extraescolares. Y si los niños tienen deberes para el día siguiente, acaban agotados por una mala distribución del tiempo. No solo por el estrés, sino porque les es muy difícil sacar adelante todo lo que quieren hacer ellos y lo que sus padres les dicen que hagan. Hay, tal y como explica el doctor Francisco Pascual Pastor, especialista en adicciones y presidente de la organización Socidrogalcohol, una transmisión de padres a hijos de un estilo de vida empresarial, con dinámicas como "me lo tienes que hacer" y "no lo dejes para mañana", cuando el niño lo que tenía que hacer es estar jugando.
De acuerdo, los niños viven un ritmo de vida acelerado, pero los padres también viven en un ambiente ansiógeno. Un circuito del que es difícil salir para las familias.
Efectivamente, ese es el signo de los tiempos. No culpabilizo a nadie, pero lo detecto. Si no haces ciertas cosas como padre, parece que te estás equivocando o haciendo dejación de funciones. Existe una ansiedad por ser la madre o el padre perfectos... Es como un círculo vicioso. Y ellos, los niños, no tienen las herramientas que tenemos los adultos. Esto es un poco lo que hemos de vigilar.
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