«Lo más frustrante como madre fue escuchar a mi hijo decir: 'Me tienes hasta los cojones'»
Hablamos con Nayibe Canabal, madre de dos adolescentes cuyo mal uso de las nuevas tecnologías llevó a la familia a un pozo sin fondo del que, afortunadamente, ya están saliendo
![Imagen de archivo](https://s1.abcstatics.com/media/familia/2019/12/13/AdobeStock_306516246-kVuB--1248x698@abc.jpg)
Nayibe Canabal llega a emocionarse durante esta entrevista al otro lado del teléfono al recordar cómo sus hijos, su marido y ella habían dejado de ser una familia . « Lo más frustante para mi fue escuchar a mi hijo decir: 'Me tienes hasta los cojones'. Me pregunté en qué me había equivocado , qué había hecho mal como madre», recuerda. Y lo mismo con su hija. Las faltas de respeto eran continuas y la comida o la cena, auténticos campos de batalla.
Por suerte, todos esos escenarios forman parte del pasado. Y todo gracias a la Asociación Proyecto Hombre, que ha ayudado a Nayibe y su familia a salir de ese atolladero en el que, sin darse cuenta, se habían metido. Y todo por un mal uso de las nuevas tecnologías .
«Ahora veo a mis hijos felices, como si fueran personas nuevas. Aquella actitud agresiva o las miradas desafiantes han desaparecido . Hoy ya comemos juntos, de manera tranquila. Nos contamos cómo nos ha ido el día», relata Nayibe a ABC, quién jamás imaginó que llegaría a protagonizar una campaña centrada en el buen uso de la tecnología .
La Asociación Proyecto Hombre , ante la creciente demanda de ayuda por parte de madres y padres para enfrentarse a situaciones cotidianas con sus hijos e hijas adolescentes y mejorar la comunicación intrafamiliar , pone a su disposición Proyecto Joven, un programa especializado en prevenir o tratar problemas de comportamiento, así como el consumo incipiente de sustancias o el uso problemático de tecnologías .
Y eso que Nayibe jamás dió «barra libre» a sus hijos. « Les controlaba el tiempo que pasaban: les dejaba dos horas por las tardes », explica. Mientras que su hijo, que tiene ahora 16 años, quería jugar cada vez más a la consola, su hija, de 15, le gustaba navegar en Instagram. Para ambos, el acceso a las nuevas tecnologías llegó al cumplir los 14.
La clave está en prevenir
« Al niño le llegamos a poner un temporizador porque su impresión es que no jugaba las horas acordadas, sino 15 minutos », explica. El adolescente solicitaba, así, jugar más tiempo porque aseguraba que no había empezado a divertirse. Estos síntomas, acompañados de una cierta agresividad cuando le quitaban el teléfono, pusieron en alerta a la familia.
«Llegamos a Proyecto Hombre por un problema de comportamiento», explica Nayibe. En los últimos años se viene dando un leve incremento de jóvenes con problemas de uso de tecnología y aunque la entidad cree que no hay que ser «alarmistas», sí considera necesario t rabajar en la prevención para evitar problemas mayores .
«Con mi hija pasaba algo parecido -continúa- Tenía igualmente dos horas de móvil . La mayor parte del tiempo las pasaba en Instagram ». El problema es que la pequeña quería compartir continuamente fotos para conseguir el mayor número de «Me Gusta» y seguidores . El problema llegó cuando Nayibe le borró una foto que subió a la red social: era una imagen normal con la que la pequeña había reunido el mayor número de «Likes» que jamás había conseguido. Sin embargo, la menor, sin ser consciente, había compartido ciertos datos personales (la matrícula del coche de sus padres). Su respuesta agresiva no se hizo esperar.
« Jamás piensas que algo así pueda pasarte a ti », reconoce Nayibe, quien para sus hijos se había convertido en una «pesada» y «controladora». Nada hacía bien y los chantajes y reproches de los menores hacia sus progenitores eran constantes. Con el paso de los meses, el ambiente en casa se volvió insostenible.
Gestionar los castigos
Tras tocar varias puertas sin acierto, la familia, que reside en el Puerto de Santa María, dio con Proyecto Hombre, donde todos juntos empezaron el pasado mes de junio la terapia que, al emnos, dura un año. «Ha sido a partir de entonces cuando me he dado cuenta de los errores que he cometido», asegura a este periódico. «Yo no era mala madre -continua- No pegaba a mis hijos ni nada. Pero ahora, con 45 años, me están enseñando tantas cosas ... Ahora es cuando veo a mis hijos felices. Como si fueran nuevas personas, sin esa mirada de odio que les ha caracterizado este tiempo de atrás».
La familia, ahora, convive con total normalidad. «Sigue habiendo problemas porque no dejan de ser adolecentes», reconoce la progenitora. «Pero el ambiente en casa ha cambiado una barbaridad», subraya.
Si hay algo que Nayibe destaca en este aprendizaje es el de los castigos. « Nos han enseñado a no ser tan controladores y a responder con resoluciones (no castigos) acordes a lo que haga el niño o la niña». Y es que, a la hora de castigar, los padres suelen hacerlo con aquello que más duele al menor, no con lo que más les enseñe. «Y no hay discusión. Lo aceptan», subraya.
La progenitora, fruto de su experiencia, subraya el peligro de la «normalización» que la sociedad, padres e hijos han hecho del uso de las tecnologías , cuando -a su juicio- no hay que verlo así. «Yo veía normal que mi hijo invirtieran esas dos horas jugando a la consola. O yo, que soy amante de las manualidades pero no de las redes sociales, he pasado mucho tiempo delante de mis hijos viendo ese tipo de contenido a través del móvil en vez de estar haciéndolas. No nos damos cuenta. Es un peligro el uso que le damos al teléfono aunque solo sea un rato», concluye.
Noticias relacionadas
- «Animamos a los padres a que se involucren y jueguen a videojuegos con sus hijos para entender mejor su mundo»
- Internet, un temor desconocido para muchas familias
- Antes de los 9 años, tu hijo te pedirá un móvil: ¿cómo fomentar una introducción segura a la tecnología?
- «Los padres no pueden escudarse en que la tecnología es mala. Tienen que asumir su papel y tomar decisiones»
- «El móvil es el diario secreto que forma parte de la intimidad del adolescente y hay que respetarlo»