Día Universal del Niño
La magia del juego para aliviar el dolor, la angustia y el sufrimiento
Jugar no es solo un derecho universal: es también un antídoto en momentos duros
Mario tiene 14 años pero, desde los 9, está en tratamiento. Tras una recaída, ahora está en un ensayo clínico en el Hospital Universitario Niño Jesús de Madrid. Su enfermedad le obliga a estar encerrado en una habitación. O, cómo mucho, pasear por los pasillos del centro hospitalario. Jugar al fútbol o montar en bicicleta son actividades que, de momento, forman parte de una amplia lista de deseos que empezará a cumplir cuando reciba el alta. Mientras tanto, sobrelleva lo mejor que puede esta situación. «Me gusta mucho como es el hospital», cuenta. «He estado aquí desde el principio y, cada vez, descubro novedades –continua –. Lo que más me gusta es sentarme a desayunar y escuchar música en la sala de oncología. Es súper alegre», asegura a este diario. Es, en situaciones de este tipo, cuando el ocio se erige como el arma todopoderosa que otorga el aliento necesario para enfrentarse a tratamientos largos, dolorosos y agresivos.
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El juego es un derecho universal , tal y como estableció la ONU en 1989 en la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN). Pero, además, «cuando el niño juega, se divierte y consigue abstraerse por completo. Su cerebro libera unas sustancias, las endorfinas, que son analgésicos naturales y algunas llegan a ser hasta 300 veces más potentes que la morfina», explica Mario Alonso Puig , médico cirujano, para evidenciar la importancia del juego en los pacientes pediátricos. Por ello, también es la herramienta clave con la que los menores afrontan momentos tan duros como un tratamiento oncológico , que requiere de largos ingresos hospitalarios. Cabe recordar que cada año se diagnostican en España cerca de 1.400 nuevos casos.
Juguetes «tech»
Conscientes de los beneficios del juego en el desarrollo del menor, la Fundación Juegaterapia contribuye, desde el año 2010, a que los niños afronten sus duros tratamientos de quimioterapia jugando . Y ya que los pacientes no pueden salir de su habitaciones, es la entidad la que acerca el juego a diferentes hospitales de todo el país.
Cada día, Juegaterapia recoge videoconsolas y tabletas que la gente ya no usa para regalárselas a los menores ingresados. También reacondiciona los hospitales españoles, convirtiendo sus azoteas en preciosos espacios para jugar o transformando los lúgubres pasillos en entornos alegres y coloridos. «Muchos días, me quedo embobado mirando los dibujos y colores», cuenta Mario. Se refiere a uno de los últimos cambios que ha llevado a cabo la organización en el pasillo de la primera planta del Niño Jesús, convertido en una estancia que recrea los distintos espacios de El Retiro, lleno de árboles, pájaros y hasta el mismo Palacio de Cristal. Este espacio es la zona de acceso y espera de cientos de pacientes que acuden cada día a los distintos servicios asistenciales del centro.
«Esto ha cambiado completamente», afirma Pilar Herreros, enfermera supervisora de Oncología y Transplantes del hospital madrileño, un referente en pediatría en España, con respecto a este proyecto transformador de Juegaterapia, que avanza con la misión de transformarlo en un sitio lleno de luz, naturaleza, color y sobre todo, un espacio cercano al mundo de los niños para que puedan jugar y ser felices durante sus ingresos. El objetivo es cambiar el miedo o el aburrimiento que se genera en los menores por ilusión y diversión durante sus estancias.
Tras 16 años trabajando en el Niño Jesús, Herreros asegura que «el juego influye completamente» en la recuperación de los menores. « Cuando están en un entorno más alegre, se encuentran mucho mejor, tienen más ganas de jugar y abordan la enfermedad de manera distinta », explica la profesional.
Ilusión y diversión
Los niños tienen libertad absoluta para echarse unos triples en la canasta de baloncesto que hay instalada a la puerta de la unidad de oncología de adolescentes, pasear por el colorido pasillo central que da acceso al bloque quirúrgico o ir a « La casita de los pájaros » a escuchar el sonido de las aves o jugar con la PlayStation mientras esperan sus pruebas.
«Esto no deja de ser un hospital en el que los niños vienen a curarse pero tienen libertad para jugar», asegura la responsable. «El juego está integrado en la maduración del niño –apunta Herreros –. Y para nosotros es una herramienta terapéutica porque nos permite llegar mejor a los menores . Además, abordan mejor su enfermedad porque, a través del juego, conseguimos reducir el miedo o la ansiedad».
De ello da fe Isabel, madre de Marga, una joven de 17 años que lleva ingresada cinco meses. Para ella, esta nueva filosofía supone una «ayuda tremenda y un apoyo que se agradece muchísimo». De hecho, Marga pasa gran parte de sus horas ingresada distraída con la tableta que le ha regalado Juegaterapia. Y es que como reza el lema de la entidad: « La quimio jugando se pasa volando ».