Día Mundial contra el Cáncer de Mama

Macarena, madre de Antonio (3 años): «La vitrificación de ovocitos me permitió ser madre tras el cáncer»

Esta mujer ha tenido a su hijo gracias al Programa gratuito de Preservación de la Fertilidad para pacientes oncológicos que ofrece el IVI

Vídeo: ATLAS
Carlota Fominaya

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De repente llega la temida palabra: 'Cáncer'. Un diagnóstico, casi siempre inesperado, que dinamita el presente y hace tambalearse cualquier plan futuro. «Es uno de los golpes más duros que te puede dar la vida, como paciente, familiar y como médico en una especialidad que, hasta hace 15 años, poco podía hacer para ayudar a estas mujeres. Fue entonces cuando importamos de manera pionera la técnica de la vitrificación de ovocitos, lo cual nos abrió un amplio abanico de indicaciones en el campo reproductivo. Y entre ellas, un grupo de pacientes que se podían beneficiar era el de las jóvenes diagnosticadas de cáncer, la mayoría sin hijos todavía», comenta el doctor Javier Domingo, coordinador del programa gratuito de Preservación de la Fertilidad para pacientes oncológicos que ofrece el IVI .

Así, en 2007, nació 'Ser Madre después del Cáncer' y 'Ser Padre después del Cáncer' , una esperanza futura para mujeres y hombres con una lucha por delante y una meta a la que aferrarse. Desde entonces, más de 1.400 mujeres diagnosticadas con esta enfermedad han vitrificado sus ovocitos antes de someterse a un tratamiento de quimio o radioterapia que pudiera dañar su fertilidad. Una ilusión y opción futura de ser madres que les da fuerza y valor para afrontar y superar esta batalla.

Es el caso de Macarena, madre de Antonio, nacido en 2019 gracias a este procedimiento. Ella estaba precisamente empezando a salir con Agustín, cuando en mayo de 2014 le detectaron un cáncer de mama. Este hombre, «en lugar de quitarse el problema de enmedio, relata emocionada Macarena, lo hizo suyo y se mudó a vivir conmigo». De este modo, «la noticia la recibimos juntos, con preocupación, pero confiando en todo momento en los protocolos y en toda la información que nos trasladaban los ginecólogos, oncólogos, etc. Sabíamos que el tratamiento podía ser más o menos tedioso, pero estábamos seguros que estábamos en las mejores manos».

Fue tras la operación cuando, justo antes de darle el alta, informaron a esta mujer de la existencia del programa. « Nos comentaron que a mis 35 años, como estaba en edad fértil , si nuestro deseo era ser padres me podía poner en contacto con el IVI, que tenía un convenio con la Asociación del contra el cáncer para la preservación de óvulos». « Si no me llegan a avisar , no caigo. Nunca estaré del todo agradecida al ginecólogo por la atención y delicadeza de mantenernos informados. Para nosotros fue crucial. Si no nos llegan a hablar de la existencia del programa, no lo habría hecho».

La pareja tenía grandes deseos de ser familia. «Teníamos clarísimo que queríamos ser padres. Lo que más me hubiese pesado es saber que había esta posibilidad en estos centros y no enterarme . Que salga o que no salga, como todo, puede tener un resultado más o menos satisfactorio, pero por lo menos he tenido la oportunidad de intentarlo», confiesa Macarena.

Pese a esas enormes ganas de tener un hijo es verdad, prosigue, «queríamos ser responsables y prudentes. Los especialistas, en todo momento, y viendo los buenos resultados de mis marcadores, consideraron que a los cuatro años de tratamiento los porcentajes de riesgo eran bajos y bueno, que podía asumir el riesgo, previa realización de distintos estudios. Por fortuna, mientras duró el embarazo no tuve ningún descontrol. Todo ha ido bien y tengo un hijo precioso».

«Siempre lo hablábamos mucho: el cáncer te quita por un lado pero te da por otro. De alguna forma, los profesionales querían conseguir darme lo que me había quitado esta enfermedad , que me había roto los planes de maternidad. Por eso iniciaron el proceso lo antes posible con la intención de que se pudiera materializar».

Mi caso, concluye Macarena, «es un dato de los buenos, gracias a Dios. De los que hay que difundir y trasladar para que de energía a las madres en esta situación. ¡Qué menos, ya que he tenido la suerte que he tenido, a pesar de todas las dificultades y todos los miedos, que devolverlo al resto de campeonas!

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