«No se engañen, lo que estamos haciendo ahora no es ni teletrabajar ni conciliar»
El presidente de Arhoe considera que «el ensayo que estamos viviendo» no es el correcto porque es obligado y está sobrepasando nuestra salud física y psicológica
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El coronavirus ha mandado a casi medio planeta a encerrarse en sus casas . Su presencia atenta contra la salud de muchas personas, pero también, de manera definitiva, a sus relaciones familiares, a la forma de escolarizarse de las nuevas generaciones de profesionales, a ... las organizaciones empresariales, a las economías de los diferentes países... Todo ha dado un vuelco inesperado para el que nadie estaba preparado.
El confinamiento ha cambiado la vida de todos los ciudadanos. Tanto es así, que muchas personas han tenido que trasladar su oficina a toda urgencia, de un día para otro, al salón de su casa y, en el caso de tener hijos, compatibilizar su profesión con el cuidado a los pequeños y la atención a sus demandas o tareas escolares diarias. Todo ello mientras se intenta tener la casa en orden y cumplir con los hábitos de alimentación necesarios para un correcto desarrollo. Esto, en el mejor de los casos, cuando no hay un familiar cercano hospitalizado, enfermo, o fallecido, que añada la angustia propia de este tipo de situaciones.
Pero, «familias, no se engañen, esto que están haciendo ahora ni es teletrabajar ni es conciliar». Así lo asegura, al menos el presidente de ARHOE, la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, al advertir que hay dos adjetivos «diabó licos» que son los que pueden llevar a confusión a quienes están actualmente trabajando desde sus casas y atendiendo a sus familias: Obligatorio y forzoso.
«Actualmente, el Covid-19 ha hecho que los empleados se vean en la obligación de realizar, de manera forzosa, estas labores tanto profesionales como familiares en sus propios hogares. Y eso —insiste— desvirtúa lo que significa teletrabajar y conciliar».
Explica que el teletrabajo, concebido como se conocía antes de la llegada de este virus tan letal, se basa en la libertad y en la igualdad . «Los trabajadores y los empresarios son libres de que se permita el teletrabajo pero, eso sí, con las herramientas y condiciones adecuadas. En estas semanas muchas personas trabajan bajo presión porque la tecnología va muy lenta en sus domicilios, no es adecuada ni segura, y no disponen de escáner, impresora... para desempeñar correctamente su labor. Si, a todo eso, sumamos que deben que atender a sus hijos o explicarles las tareas escolares... el mal llamado teletrabajo puede resultar tan angustioso como improductivo. El hogar, en este sentido, no es una duplicidad de la oficina ».
De igual manera ocurre con el término conciliar, que es la armonización del tiempo para que las personas puedan equilibrar, desde la libertad, el uso de tiempo personal, familiar o profesional, cada uno desde su situación. «Es decir, la conciliación debe permitir tener más tiempo libre para atender a los mayores, a los hijos, ir al gimnasio o acudir a clases de música, según cada uno lo estime oportuno. Sin embargo, hoy, la conciliación es forzosa. Nos hemos confinado, la mayoría de los ciudadanos en un espacio reducido, y en el caso de las familias con hijos, si no hay un reparto de tareas equilibrado en la pareja, se producen disfuncionalidades a las que se añaden el estrés por la incertidumbre por lo que pasará con el empleo, los familiares enfermos... Este no es el espacio inicialmente concebido para una conciliación normalizada».
Tal y como explica, no son pocas las familias que se quejan de la imposibilidad de trabajar y cuidar a sus hijos al mismo tiempo «porque este no es el escenario previsto ni para una ni otra labor. Es más, si los niños están en edad escolar y los colegios pretenden tener un horario ajustado al que realizaban hasta antes del cierre de los centros, los padres nos vemos en la angustiosa tesitura de ayudarles con las tareas durante nuestra jornada de trabajo . No conozco a padres que posterguen los deberes de los niños a un horario de noche para aclararles sus dudas. Cada uno lo hace lo mejor que puede».
Sin embargo, el presidente de Arhoe advierte que esta situación está provocando que las jornadas de trabajo de los padres se estén alargando con el riesgo físico y psicológico que supone esta conexión continua. «Lo que se supone que es teletrabajar y conciliar en un escenario de coronavirus puede ser, más que nunca, un arma de doble filo porque no puede concebirse que la conexión empresa-empleado sea permanente. Es primordial la desconexión y no alargar la jornada más de lo necesario. Es un derecho fundamental. La clave también está en “educar” a los clientes y superiores y hacerles ver que a partir de cierta hora no se les puede atender, salvo de forma muy excepcional si hay algún asunto urgente. En los casos en los que se les exige disponibilidad al trabajador a cualquier hora, no creo que sea por maldad, sino porque estamos en una situación excepcional para la que no estábamos preparados».
¿Qué ocurrirá cuando volvamos a la normalidad?
Y, ante este escenario, ¿qué ocurrirá cuando la sociedad vuelva a la normalidad? Según José Luis Casero habrá mucha incertidumbre y la propia psicología humana hará que se penalice el trabajo en casa y la conciliación porque la gente tendrá equivocados estos conceptos por sus propias experiencias personales durante el confinamiento. «Sin embargo, todo el tiempo que dure este aislamiento debe servir para que las empresas perfeccionen sus organizacion es de cara a permitir el verdadero teletrabajo —nosotros no defendemos que se lleve a cabo al 100%, sino un par de días a la semana— y la conciliación, pero con los ajustes y herramientas necesarias para beneficio de ambas partes. Pero, ante todo, no debemos obviar que este ensayo que estamos viviendo no es el correcto porque es obligado y está sobrepasando la salud física y psicológica de las personas por la enorme presión a la que se ven sometidas».
De cara al futuro, el presidente de Arhoe confía en que las empresas, una vez superada la situación, solucionarán los problemas, dotarán de valor al teletrabajo y la conciliación de sus trabajadores y elaborarán estrategias que serán llevadas a cabo con éxito, también en previsión a que se puedan repetir nuevos periodos de confinamiento.
Elementos positivos
A pesar de que en algunos hogares se desvirtúen los términos teletrabajo y conciliación, el factor más importante es que las familias están más unidas «teniendo una ocasión única para conocerse más. Muchos padres antes apenas veían a sus hijos por llegar tarde a casa y tan solo les daban un beso de buenas noches. Hoy conocen a fondo las tareas que hacen, sus dificultades, las plataformas que usan en el colegio, a sus amigos que saludan por videollamadas escolares, cómo juegan, se aburren... Es un momento de aprendizaje y de reflexión sobre cómo son nuestras relaciones familiares, de pareja y, sobre todo, con uno mismo. Esperemos que esto no sea solo un paréntesis, sino un tiempo único de inflexión para saber qué es lo que de verdad nos interesa. Trabajos podemos tener muchos, pero hijos no... y crecen rápido », concluye.
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