La imparable lucha por reinventarse de una madrileña con 12 hijos
Aunque Raquel Suárez siempre dice que su primera empresa es la familia, hoy lucha por sacar adelante su negocio Doce Peces y varias iniciativas como «El Baúl de Raquel» y «Mil Servicios». Esta es su inquietante historia
Raquel Suárez nunca imaginó que su vida cambiaría tanto después de casarse en 1991 con Jesús Bueno. Pronto llegó su primera hija, María Eugenia; dos años después, Ainhoa; más tarde, José María... y así hasta que con 42 años tuvo a su última hija, la número 12 .
Hoy, con 53 años, esta madre de familia numerosa asegura que vive al día y que se ha acostumbrado a adaptarse a las circunstancias según vienen. «Siempre me he ocupado de mis labores, he sido ama de casa y no se me caen los anillos por ello. Encargarse de la casa, los hijos y sus problemas es todo un trabajo. Yo siempre he dicho que mi primera empresa es la familia».
Para sacar adelante a esta familia Jesús Bueno trabajó durante 12 años en Makro. Después se montó por cuenta propia dedicándose a la exportación de bacalao «y no le fue mal hasta que una clienta se cruzó en su camino y nos dejó en la ruina con unas deudas tremendas», recuerda aún con rabia Raquel.
Fue hace ocho años. « Nos quedamos sin nada . Y cuando digo nada es nada. La familia nos pudo echar una mano, pero ese apoyo no podía extenderse más en el tiempo. Fue así, dando vueltas a nuestra complicada situación y con doce bocas a las que alimentar, cómo se nos ocurrió aprovechar la experiencia de mi marido en compras de productos frescos de alimentación, sobre todo de marisco, para crear una empresa de servicio de alimentos naturales y de gran calidad a domicilio. La idea es "hacer la compra por ti" . Y así fundamos Doce Peces , en honor a nuestros hijos», explica Raquel.
Crearon grupos de WhatsApp (639 38 12 57) para ofrecer sus servicios y empezaron a recibir los primeros pedidos. « Nos funciona el boca a boca porque al llevar a una clienta productos frescos de gran calidad de esta forma tan cómoda, se lo comentaba a su madre, a su hermana, a sus vecinas, amigas... y el negocio nos empezó a ir muy bien».
«Hay que aguantar el temporal y seguir trabajando. Afrontar la vida como viene. Reinvertarse si hace falta y si la vida te obliga pues dar la vuelta al calcetín»
Reconoce que, aunque dan cobertura por todo Madrid, trabajan sobre todo en la zona norte «puesto que hay familias con mayor poder adquisitivo, con más dinero y menos tiempo para ir a comprar. Las clientas suelen ser mujeres y madres que trabajan fuera de casa, por lo que nuestro servicio es de gran ayuda para su estilo de vida ».
No obstante, confiesa que el Covid-19 también ha dañado su cuenta de resultados «porque muchas clientas están en el paro o metidas en ERTES y ahora prefieren ir al supermercado y, aunque los productos no tengan tanta calidad, aprovechan ofertas tipo del 2x1 . Es comprensible».
Pero el ánimo de esta mujer no decae. «Hay que aguantar el temporal y seguir trabajando. Afrontar la vida como viene. Reinventarse si hace falta y si la vida te obliga pues dar la vuelta al calcetín. Yo no sabía nada de empresas, ni de clientas, ni de cómo hablar con ellas y ahora...».
Su marido sigue madrugando para ir a Mercamadrid a recoger la mercancía. Mientras, ella en casa hace las labores propias y, sobre todo, se encarga de hacer la comida para que sus hijos que no comen en el colegio puedan hacerlo al llegar casa. «Si alguna vez no me da tiempo a hacerla, ellos ya se ocupan de cocinarla porque desde que son pequeños han aprendido , tanto ellos como ellas, a prepararse todo. Es lo que tiene ser familia numerosa. Hay que aprender sí o sí».
«Ya tengo mucho entrenamiento de hacer cosas»
Sobre las 13.00 horas ordena los pedidos que se quedan en una furgoneta y comienza el reparto a los domicilios. A veces Raquel llega a casa entre las nueve y diez de la noche. «Hay gente que me pregunta cómo puedo con todo. Pues haciéndolo. No hay más respuesta. Yo ya tengo mucho entrenamiento de hacer cosas. Me siento mujer, con fuerza, y en la vida hay que tener perseverancia para afrontar las complicaciones. Mis hijos mayores también se esfuerzan y se ocupan de los menores cuando hace falta, sobre todo del de 15 años que tiene una discapacidad. Los pequeños son conscientes de que a veces mamá llega a casa y ya están dormidos, pero saben que lo hago porque estoy trabajando y lo necesitamos».
Y es que Raquel es una mujer imparable. A sus 53 años, y mientras se empeña en sacar adelante Doce Peces, le rondó en la cabeza crear otro grupo de WhatsApp porque algunas clientas le ofrecían muebles o enseres al saber que era madre de familia numerosa. Como no podía hacerse cargo de tantas cosas que le ofrecían, se le ocurrió crear el «Baúl de Raquel» para que todas aquellas personas que necesitaran una litera, un armario, una sillita de bebé... pudieran contactar por WhatsApp para hacer esta entrega de forma totalmente gratuita.
Actualmente, se ha apuntado tanta gente que ya cuenta con dos grupos de «El Baúl de Raquel». Pero no queda ahí la imaginación y emprendimiento de esta mujer que, visto el éxito de su iniciativa, ha querido ir un paso más allá. « Creé otro grupo llamado "Mil Servicios" donde la gente pide y ofrece trabajo : un electricista, un abogado, un periodista... La propuesta ha sido recibida con muy buena acogida. Ahora tengo cuatro grupos de "Mil Servicios", cada uno con unas doscientas personas activas», asegura orgullosa.
Raquel confiesa que todo esto le lleva tiempo y esta «cansada pero realizada» porque antes «no salía de la burbuja de mi hogar y ahora entro, salgo y hablo con mucha gente. He conocido a personas maravillosas», concluye.
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