Mi hijo quiere ser youtuber
Betzabé Lillo Orellana, experta en educación Montessori y directora académica de la Organización Montessori canela Internacional, explica qué ocurre en la familia cuando un niño quiere dedicarse a internet
La edad de iniciación al uso de Internet es cada vez más temprana. Según un estudio del Observatorio de la Organización Montessori Canela Intenacional sobre el uso de Internet en menores, un 36% de los niños empieza a usar dispositivos con acceso a Internet a la edad de 3 años o menos. A los 6 años, un 62,3% ya se ha iniciado en su uso. Y antes de los 10 años esta cifra llega a un 85,1% de niños que ya está utilizando dispositivos con Internet.
Los referentes de Millenials y la generación Z son ídolos de Internet que se han ganado su fama haciendo vídeos en YouTube o compartiendo contenido en redes sociales. Si creces viendo ese contenido, es normal que quieras dedicarte a ello. Pero ¿es malo que nuestros hijos quieran dedicarse a profesiones de Internet? ¿Cómo debemos encararlo como padres y madres? «Para abordar este tema es importante saber primero qué contenido consumen nuestros hijos en Internet, así podremos acompañar mejor y, sobre todo, entender qué entienden ellos por dedicarse a ser youtuber o influencer», empieza Betzabé.
Como adultos debemos reconciliarnos con estas nuevas profesiones, comprender su funcionamiento y aceptar que forman parte de la realidad y que han venido para quedarse. Esto nos permitirá entender sus intereses y poder darles una opinión honesta, sabiendo de lo que hablamos. Oponernos a los gustos de nuestros hijos nos aleja de ellos y de su realidad. «Ahora bien, me gustaría transmitir antes de seguir, que desaconsejo totalmente el uso de pantallas antes de los seis años. En esa fase el desarrollo cognitivo está en proceso y elementos artificiales tan intensos son peligrosos para ellos », aclara la experta.
Lillo sigue así: «Se trata de acompañarle desde la comprensión y la empatía, no desde el prejuicio. Si a tu hijo le gusta ver vídeos del streamer Ibai, por poner un ejemplo, pregúntale qué es lo que le gusta, pídele que te ponga un vídeo que cree que os puede gustar a los dos». Compartir momentos basados en sus intereses, no solo en los nuestros, rebajará la visión adulto céntrica en la que se basa la educación actual y permitirá establecer una relación de confianza más sana y estable con nuestros hijos.
«Si Maria Montessori se viera en esta situación, nos diría que fuéramos respetuosos con los deseos de nuestros hijos y que los apoyáramos en sus proyectos. No podemos culpar a los niños de los referentes de su época», continúa la experta. «En ese sentido, si tu hijo quiere dedicarse a una profesión de Internet, ayúdale a desarrollar las habilidades emocionales y técnicas que necesita para llevar a cabo sus deseos». La experta hace referencia aquí a uno de los pilares de la educación Montessori: el Ambiente Preparado psíquico. Se trata del papel del adulto y su preparación a la hora de guiar y tratar a los niños.
En este caso, lo ideal sería explicar los riesgos y beneficios de la profesión, hablar de la fama, explicarle cómo sería el impacto mediático con sus cosas buenas y malas . Transmitir también que los youtubers e influencers trabajan, crear contenido necesita de formación, de esfuerzo y de tiempo. Por otro lado, si el niño está motivado y quiere seguir adelante, hay que apoyarle dándole las herramientas emocionales y socioemocionales necesarias para afrontar una profesión con tanta exposición. Enseñar a relativizar la realidad, a tomar conciencia de sus emociones y a manejar la presión social. Todo eso pasa por cuidar la autoestima y la autopercepción desde la infancia, para que no caiga en deseos de reconocimiento social.
Hay que ser honestos con nuestros hijos, educarles en valores que se basen en el respeto y el bien común. No tiene nada de malo querer ser youtuber, es una profesión como otra, pero sí es importante que la educación que reciba ese niño le despierte el deseo de ser youtuber para aportar a la sociedad, no para ser famoso según un esquema vacío y superficial del éxito. «Como padres y docentes no podemos desligarnos de la responsabilidad que tenemos a la hora de transmitir la idea del éxito a nuestros hijos, de ella depende en gran parte el futuro de la sociedad», apunta esta profesional.
El acceso temprano a Internet marca definitivamente la educación de niños y adolescentes y su forma de relacionarse con el mundo y con la información. Por ello hay que atenerse y saber reaccionar a las consecuencias que se derivan, desde las familias, las escuelas y las instituciones.«El deseo de dedicarse a profesiones de Internet es una de esas consecuencias, mostrémosles a nuestros hijos que, si realmente quieren dedicarse a ello, pueden aportar a sus seguidores contenido interesante y de valor que contribuya a enriquecer la sociedad», concluye Betzabé.
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