Tu hijo está enganchado a internet y probablemente tengas la culpa: ojo, aún hay solución
Del testimonio de la psicóloga Cristina Martínez se desprende que cualquier momento es bueno para dialogar y hacer entrar en razón a niños y adolescentes
Apunta las señales de alerta ante las que debemos pasar a la acción
Cuenta la doctora Cristina Martínez, experta en adicciones y adolescentes, que el momento en que se dio cuenta en el que tenía un problema con sus hijos y su uso de las pantallas fue cuando el mayor tuvo un ataque de rabia al no querer dejar el cargador a su hermana pequeña. ¿Cómo era posible? Sus hijos cumplían con los tiempos de uso recomendados para cada edad, y solo los domingos disponían de los teléfonos de sus progenitores. Además, ella trataba diariamente con otros niños y jóvenes a los que la tecnología les había causado problemas en su vida. Esa reacción tan violenta por parte de su hijo fue el punto de inflexión: desde entonces, ese «premio» ha desaparecido y sus hijos ya están concienciados de que hasta que no tengan 14 años, no tendrán un móvil propio ni como recompensa.
Esta psicóloga, fundadora del Gabinet Psicologic Mataró es contundente con los baremos recomendados del uso de los dispositivos móviles por parte de los niños: « Cuantas menos horas, mejor; cuanto menos interactivas, mejor aún ». En un encuentro online, destinado, sobre todo a padres que andan perdidos con la tecnología y la forma en que sus hijos la utilizan, esta doctora excuso las consecuencias que pueden acarrear en niños tan pequeños y en edad de formación unos dispositivos que los estimulan en exceso.
Uno de los problemas que tienen los padres hoy en día es cómo entretener a los niños en las salidas, por ejemplo, a restaurantes. Se ha instaurado casi como norma que en estos casos las pantallas son la mejor solución. Pero la doctora es contundente: «Si las tiene limitadas, van a ser capaces de disfrutar con las salidas con sus padres, pero si han perdido el hábito, no vamos a poder competir con ellas». Sin embargo, siempre hay esperanza, «dialogar con los jóvenes, que comprendan que hay vida más allá de la pantalla y que puede ser maravillosa. En el caso de los más pequeños, proveerles de un plan B, una bolsa llena de pinturas, plastilina o legos, lo que más les guste».
Distinguir un uso abusivo
Para la doctora Martínez, la primera señal de que un niño empieza a estar enganchado o es adicto a las pantallas (móviles, videoconsolas...) es cuando no puede vivir sin conectarse, sin jugar o sin estar al día. La segunda de las circunstancias que se dan está relacionada con la tolerancia y con el síndrome de abstinencia. Esto ocurre cuando «cada vez necesita más horas conectado para obtener los niveles de satisfacción que obtenía al principio». En este caso, la no conexión le genera irritabilidad, nerviosismo, ansiedad....
El tercer factor para distinguir si mi hijo es adicto es cuando este pierde el interés por cualquier otra actividad . «Cuando de repente, a él, que le encantaba montar en bicicleta o jugar con plastilina, ya solo quiere estar con la tablet». En último lugar, ocurre si el joven mantiene sus comportamientos a pesar de las consecuencias que le está acarreando un uso excesivo de las pantallas, como puede ser empezar a sacar malas notas en el colegio o discutir con su entorno.
Cambiando hábitos
En cuanto a las estrategias para hacer un buen uso de internet , la doctora propone que no dispongan de conexión en su habitación, y que los dispositivos se utilicen fuera de la misma. Además, aquí es importante que los padres hagan un uso compartido de la red con ellos. Una buena idea sería pactar el horario de utilización de las redes, que «depende de cada familia y cada joven». Algo más que aconsejable sería hacer uso de herramientas como Family Link, que permitan a los padres controlar incluso cuándo se apagan los dispositivos de sus hijos.
Antes de que los niños tengan el control, la doctora recomienda pactar con ellos qué cosas van a hacer con los dispositivos, qué contenidos van a consultar, porque, advierte, «cuidado con el contenido que hay en la red». Es importante que, además, los niños no utilicen estos aparatos para combatir el aburrimiento. «Tienen que aprender a aburrirse. No hay que evitarlo porque es muy saludable», añade la experta. Relacionado con el aburrimiento está aquella práctica tan implantada como es navegar sin rumbo. «Hacerlo desarrolla el hábito de conectarse a todas horas. Al final, terminas mirando el móvil aunque no te haya vibrado, aunque no tengas ninguna notificación», advierte.
Además de hablar con los hijos sobre los riesgos que tiene utilizar internet, como por ejemplo la pornografía (un buen momento sería a partir de los 12-14 años), esta psicóloga recomiend a programar una lista de actividades alternativas a las pantallas . Y para que nuestros hijos eviten la «presión de grupo», receta la insistencia, esto es, que nuestro hijo proponga planes alternativos a sus amistades.
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