«Lo de mis hijas no es muy normal, mostraban más preocupación que entusiasmo por salir a la calle»
Maribel, que vive en la sierra de Madrid, explica que sus hijas están acostumbradas a salir a la naturaleza y, a pesar de ello, hoy «estaban más preocupadas por el virus que emocionadas por salir»
«Lo de mi familia no creo que sea muy normal —se sincera Maribel a ABC—. Mis hijas, Lucía (de 11 años) y Marta (de 9), no muestran ningún entusiasmo por salir a la calle después de 42 días de confinamiento». Esta madre manifiesta su asombro porque al vivir en Guadarrama (en la sierra de Madrid) sus hijas están acostumbradas a estar al aire libre y dar paseos en plena naturaleza por el monte y desde que se decretó el estado de alarma no han salido a la calle.
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Aun así, esta mañana han cogido sus cuerdas de saltar a la comba y se han ataviado para dar su primer paseo. El plan es el siguiente : Álvaro, el padre, irá con Marta mientras Maribel caminará con Lucía. Han planificado hacer una ruta «en redondo», no más allá de un kilómetro de distancia, como dicta la normativa, para volver a encontrarse en el portal. Una especie de reto de «a ver quién llega antes» para darle más emoción a esta primera salida de casa.
Sin embargo, a los pocos minutos de salir, Lucía ha confesado a su madre que tenía sed y que sentía picores por el cuerpo. «Yo creo que eran excusas por que se estaba agobiando al pensar que nos estábamos alejando mucho de casa. Lo que ha ocurrido es que en vez de ir por el camino que habíamos dicho he cambiado el plan sobre la marcha porque el cielo amenazaba lluvia . Por el paseo nos hemos encontrado con mi marido y Marta y las dos niñas se han comenzado a poner nerviosas. "¡Nos tenemos que separar más! ¡No podemos estar cerca!" , decían las dos pequeñas muy preocupadas. Lo que está claro es que las norma se las han aprendido muy bien y están dispuestas a respetarlas al máximo», manifiesta orgullosa Maribel.
«Como a nosotras la Policía no nos ha dicho nada, Lucía ha sentido un gran alivio. Se ha dado cuenta de que estábamos cumpliendo con todas las normas que ha dictado el Gobierno»
Pero, en ese momento, Marta también ha empezado a decir que tenía sed y que quería volver a casa. «Lo cierto es que ambas estaban intranquilas por la salida desde el principio —explica Álvaro, su padre—. Cuando notaban a alguna persona que pasaba cerca, rápidamente se querían ir a otro lado y estaban preocupadas por si respiraban su mismo aire. Es normal, han sido muchos días encerrados en casa y escuchando lo malo que es este virus ».
Sin embargo, la cosa ha cambiado al cruzar por una amplia rotonda. «Dentro de la placita de la rotonda no había nadie más que Lucía y yo. Ha respirado tranquila cuando ha visto desde allí cómo l a Policía ha parado y regañado a un padre y una madre que iban con sus dos hijos y les ha dicho que así no podían seguir caminando porque eran dos adultos y estaba prohibido hacerlo de esa manera. Como a nosotras la Policía no nos ha dicho nada, Lucía ha sentido un gran alivio. Se ha dado cuenta de que estábamos cumpliendo con todas las normas que ha dictado el Gobierno. Y, ya no tenía sed», bromea su madre.
Al llegar al portal se han quedado unos minutos para que Lucía saltara a la comba tranquila antes de subir. En ese momento ha llegado Álvaro con Marta y han estado unos instantes juntos antes de subir a casa. « Al entrar en casa el teléfono estaba sonando —explica Maribel—. Era una vecina que, presumiendo de la confianza que asegura que tenemos, nos ha querido transmitir su enfado porque nos ha visto en el portal y ha pensado que hemos salido a la calle los cuatro juntos y que eso no podía ser. Que estaba prohibido. Le he explicado que no ha sido así, pero se ha quedado con lo que sus ojos han visto durante un par de minutos. Espero que nuestra próxima salida sea algo más tranquila y podamos disfrutar todos », concluye esta madre.