«¿Qué hacer si mi hijo me pilla teniendo relaciones sexuales?»
Eli Soler, psicóloga especializada en educación sexual en adolescentes, asegura que «dejar pasar el tema y hacer como si nada hubiese pasado, no es una solución»
¿ Alguna vez te han pillado tus hijos teniendo relaciones sexuales ? Puede ocurrir hasta en la mejor de las familias. Porque el sexo forma parte de la vida, aunque los menores no tienen por qué saberlo ni entenderlo. Y mucho menos en edades tempranas. El problema está en saber cómo actuar . En líneas generales, lo más probable es que los progenitores se «mueran» de la vergüenza. Pero pasado el «shock», hay que hablar.
« Lo mejor es normalizarlo », explica a este diario Eli Soler , psicóloga especializada en educación sexual en adolescentes. «Aunque lo ideal es que la pareja tenga relaciones sexuales con la máxima discreción e intimidad, si te pillan, aunque no es lo ideal, hay que hablarlo», sostiene la experta. « Dejar pasar el tema y hacer como si nada hubiese pasado no es una solución », advierte.
La realidad es que los padres y madres siguen sin hablar a día de hoy con sus hijos de sexo . «Continúa siendo un tema tabú. A los jóvenes les da vergüenza y a los padres también», afirma Soler, recordando el grave error que se comete al no hablar de sexo en casa.
En líneas generales, es en torno a los 8 años, cuando los niños «cogen conciencia de qué es el sexo». Así, si escuchan un ruido extraño, pueden pensar que sus padres están teniendo relaciones. «Y a medida que crecen, mayor es el riesgo de que te pillen y sepan lo que hacen sus progenitores», recuerda Soler.
Obviar la situación no lleva a ningún camino. «Una vez haya sucedido y todos estén tranquilos, conviene hablar», apunta la psicóloga. « Hay que explicar al menor que tener sexo es un acto normal propio de los mayores y que lo hacen cuando se quieren». También hay que dejar claro al hijo de que «no tendría que haberlo visto porque es un acto íntimo» pero, aún así, « hay que normalizarlo, no en el sentido de que nos haya visto, sino de que no ha presenciado algo traumático ». Precisamente no hablar de ello sí podría acarrearle un trauma a futuro o asociar el sexo a una experiencia negativa, puntualiza Soler.
«Lo que no se puede hacer es tener al niño sin respuestas -continua- Porque hay algo que aún no entendemos: los padres solo hablan con sus hijos de sexo cuando son mayores o empiezan a tener relaciones . Y no puede ser así. Hay que educar antes para hacer una prevención futura . En el sexo hay muchas cosas de las que hablar. No es solo penetración, es también hablar de emociones, de cómo cambia el cuerpo, cómo te identificas, etc.».
Además es importante tranquilizar al menor, crear un ambiente de confianza y dejar que haga preguntas y ponerlas en contexto. «Porque, si no, va a buscar las respuestas en internet», recuerda la psicóloga. El niño puede haber pillado a sus padres con juegos eróticos, practicando sexo oral o cualquier otra práctica. « Si es muy pequeño, es probable que la idea que tiene de sexo no se ajuste a lo que haya visto. Por eso hay que explicarle que hay diferentes formas de expresar ese amor , esa intimidad, ese placer...». También se le puede aconsejar que no vuelva a entrar en la habitación sin avisar o bien poner un candado .
Si hay un hermano mayor, es buen momento para que se una a la conversación. «Hay que naturalizar no el hecho de que los hijos te pillen teniendo relaciones sexuales sino que es una práctica que hacen los adultos, que no es nada malo», insiste Soler, quien recuerda que se puede aprovechar la charla «para que los niños resuelvan todas las dudas».
¿Y si se lo cuenta a sus amigos?
Otra de las consecuencias que se pueden derivar de esta situación es que el menor se lo cuente a sus amigos y estos, a su vez, a sus padres. Esto avergüenza aún más a los progenitores, que no quieren que el resto de las familias del parque o del colegio se enteren de lo que ha sucedido en casa.
« Se puede pedir al menor que no lo cuente pero no obligarle », comenta Soler. «Lo más fácil es decirle claramente: 'Por favor, no lo comentes porque nos da vergüenza'. Es muy importante aquí no obligar al niño a que mienta por nosotros porque relacionar el sexo con secretos o mentiras puede ser muy peligroso de cara a otras posibles situaciones futuras, como son los abusos sexuales infantiles», concluye.
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