La «graduación» de Salvador, el bebé de 500 gramos que ha pasado sus primeros 5 meses de vida en la UCI
Este gran prematuro ha salido de la UCIN (Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales) del Hospital Materno Infantil de O'Donnell
Cinco meses eternos y 12 largos días es el tiempo que han esperado estos padres a que llegara este momento: la «graduación» del pequeño Salvador , que nació el pasado 20 de junio, a las 24 semanas y cinco días con apenas 510 gramos de peso . Ha llegado el ansiado momento en que este bebé pueda abandonar la UCI de Neonatos del Hospital General Universitario Gregorio Marañón , más conocido como Maternidad de O'Donnell , y pasar a la unidad de cuidados medios, y el centro ha decidido hacer una fiesta por todo lo alto para celebrarlo. Pero, sobre todo, tal y como destaca Manuel Sánchez Luna, jefe de servicio de Neonatología, para agradecer a estos padres su increíble dedicación. «Todos los días damos de alta a niños que nacen prematuros extremos, pero la historia de Salvador y su familia nos ha llegado a todos al corazón y creemos que merece la pena ser contada», reconoce.
En estos cinco meses ha habido momentos buenos y malos, donde pensaban que el niño no lo iba a superar, pero al final lo ha hecho por varios motivos. «Nosotros no hemos hecho ningún milagro, no hemos ganado ningún Premio Nobel, ni el Príncipe de Asturias. Es verdad que este era un bebé especialmente complejo, pero ha salido adelante porque ha habido detrás un trabajo en equipo brutal donde ha funcionado la ciencia, la tecnología y la investigación, la estructura del hospital, y unos padres maravillosos, con una implicación extraordinaria», matiza Sánchez Luna. Esta misma historia, prosigue este doctor, «hubiera sido impensable fuera del servicio público, entre otras, cosas, porque el costo hospitalario de un bebé de estas características hubiese sido una factura de 99.000 euros. De hecho, sacar adelante un prematuro extremo es más caro en asistencia que trasplantar los dos riñones y el corazón a un adulto».
Los padres
Aún con todo, reitera el jefe de servicio de Neonatología de esta Maternidad de O'Donnell, «hoy es el momento de los padres. Ellos han sido parte del tratamiento de este, y lo que han hecho ellos sí que no tiene coste alguno. Esta pareja tiene un temperamento especial, ya que incluso a veces han animado ellos al equipo. Han facilitado el trabajo a las enfermeras... Se puede decir que han salvado en parte a su hijo». Todas las enfermeras, auxiliares, estudiantes... comparten el mensaje. «Este caso es excepcional -reitera Ana Mozo, la jefa de la UCIN (Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales-. Han vivido cinco meses con nosotros y han demostrado una vinculación extraordinaria. Hay una parte de todo este proceso muy técnica, pero otra parte les corresponde a los padres».
Estos padres son Noelia Díaz Moliner y Enrique Fernández Pastor, que llegan despacio a las puertas de la UCI y se rompen al ver en el pasillo a todo el equipo que ha cuidado de ellos durante todo este tiempo y la incubadora rodeada de globos de colores. Han sido demasiados meses de emoción y de cansancio tras sus espaldas que afortunadamente terminan con un final feliz. «Hoy puedo decir que tengo el corazón hinchado de felicidad, estoy muy contenta, emocionada» , resume la madre.
Durante estos cinco meses, la historia familiar ha pasado por demasiados altos y bajos. «Después de dormir todo este tiempo con el móvil encendido y con volumen en la mesilla, después de haber recibido llamadas hasta en tres ocasiones a las tantas de la madrugada pidiéndonos que viniéramos porque Salvador estaba muy malito, por fin pasamos a otra etapa», explica la madre. «Es verdad que ha sido complicado, nos hemos estado turnando mañanas , tardes y noches entre los dos, porque también tenemos otra niña de dos añitos, Jimena, que tardó tres meses en conocer a Salvador pero que está deseando cuidar de su hermano», cuenta esta mujer, que no puede dejar de sonreír.
Empieza un tiempo nuevo para esta familia, que afrontan con «prudencia» y «optimismo», dice esta madre, quien concluye que tenían claro que Salvador «ha estado siempre en las mejores manos, y nosotros lo hemos hecho lo mejor que hemos sabido. Ahora nos queda otro camino que afrontaremos como lo hemos hecho hasta ahora: teniendo fe y mucha fuerza, y confiando en nuestro hijo ».
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