Estructura familiar, educación e ingresos podrían estar vinculados con el riesgo de mortalidad temprana
Un estudio revela que los niños con familias de bajo nivel educativo y económico o monoparental tienen un mayor riesgo de morir cuando tienen de uno a 24 años
Los niños con familias de bajo nivel educativo y económico o monoparental tienen un mayor riesgo de morir cuando tienen de uno a 24 años, según nuevo estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, y que ha sido publicado en el «Maternal and Child Health Journal».
«Si bien la incidencia general de morir entre las edades de uno a 24 años ha disminuido en los últimos 40 años, el hecho de que continúen existiendo grandes brechas entre las familias más favorecidas y menos favorecidas es trágico», han dicho los expertos. David B. Braudt, autor principal del trabajo, ha resaltado la importancia de este hallazgo y la realidad que el mismo pone hoy de manifiesto.
En la investigación se analizaron durante 16 años a más de 350.000 niños estadounidenses para determinar si vivieron o murieron durante el período de estudio. Así, los expertos observaron que, en comparación con aquellos cuyos progenitores eran universitarios, los que tenían padres con bajo nivel educativo tenían hasta un 40% más de riesgo de muerte prematura.
Salvar vidas
Los resultados mostraron que los niños y jóvenes que viven con madres que obtuvieron títulos universitarios, las que vivían con madres que asistieron pero no se graduaron de la universidad y las que no terminaron la escuela secundaria o nunca se graduaron, respectivamente tienen un riesgo de muerte un 28%, 37% y 40% mayor de muerte prematura. De manera similar, en comparación con los niños cuyo padre obtuvo una licenciatura o más educación, los niños que viven con padres que asistieron pero no se graduaron de la universidad y los que no terminaron la escuela secundaria tienen un riesgo 23% y 41% más alto de morir jóvenes, respectivamente.
Independientes de la educación, en comparación con los niños que vivían en familias de altos ingresos, los que vivían en familias cercanas o por debajo de la línea de pobreza tenían un 38% más de posibilidades de fallecer de forma temprana.
El riesgo más alto de morir jóvenes lo experimentan aquellos que viven en una familia monoparental. Los resultados arrojaron que los niños criados sin un padre presente en el hogar experimentan un riesgo 40% mayor de morir entre las edades de uno a 24 años, mientras que los que no tienen una madre presente tienen un riesgo 48% mayor.
«La comprensión de las asociaciones entre los recursos de los padres y las familias y el riesgo de que su hijo muera antes de los 25 años de edad proporciona información que puede ayudar a los políticos y profesionales a desarrollar intervenciones dirigidas para mejorar la tasa de mortalidad en los niños», han zanjado los investigadores.
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