«Dar la espalda al miedo solo trae consecuencias negativas en el desarrollo emocional de los niños»
Entrevista con Tania García, autora de '¿Qué necesito cuando tengo miedo?'
La mala gestión que hacemos los adultos de los miedos infantilesfue el punto de partida de Tania García, fundadora de la escuela de padres Edurespeta y especialista en educación basada en el respeto, la empatía y el acompañamiento emocional, a la hora de escribir su último libro, ¿Qué necesito cuando tengo miedo? Para esta escritora, «un gran error que suelen cometer muchas (la mayoría) de las familias es ignorar y menospreciar los sentimientos, expresiones o manifestaciones de miedo de sus hijos, por la creencia incorrecta adulta de que el miedo que siente un niño no tiene tanta importancia como el que siente un adulto, cuando es igual de importante, profundo y paralizador». «Debemos aprender a acompañar correctamente al miedo y ¡perderle el miedo!», reitera.
Normalmente los adultos tratamos de mostrarnos fuertes ante los niños pero, usted en su libro apuesta por todo lo contrario: que los niños entiendan que todos tenemos algún tipo de miedo, y que cada uno tiene miedo a una cosa. ¿Es nuestro primer error como padres?
Los padres no somos perfectos y cometemos muchos errores, es lo normal. Lo importante es que seamos conscientes de que los estamos cometiendo, dejemos a un lado la concepción «adultista» de la educación y trabajemos en aprender a acompañar de forma correcta las emociones de nuestros hijos e hijas.
La mayoría hemos tenido una nula educación emocional y por eso no sabemos actuar de forma correcta cuando nuestros hijos se enfadan, están tristes o sienten miedo . Ser fuertes como familia es precisamente hacer aquello que la ciencia ha evidenciado como adecuado desde hace ya varias décadas, que es mostrar a nuestros hijos el respeto, la escucha, empatía y el acompañamiento necesario cuando expresan emociones. Nos necesitan ahí y eso no es malo, es lo necesario.
Los padres (la sociedad, en general) también invita a los niños a ser fuertes y traten de ocultar que tienen miedo. Tapar los sentimientos es ¿otro gran error?
Es que la convención tradicional de ‘ser fuerte’ nos quiebra por dentro. Eso es lo que ahora tenemos la oportunidad de cambiar y transformar en la educación. La raíz de todo está en que no podemos ignorar a las emociones . El miedo es una emoción natural que ha permitido al ser humano evolucionar y desarrollarse en todos los sentidos. El miedo y todas y cada una de las emociones que nos conforman son necesarias para nuestra vida diaria y cotidiana.
Es por esto por lo que dar la espalda al miedo, menospreciarlo, ocultarlo y reprimirlo, solo trae consecuencias negativas en el desarrollo emocional de cualquier niño. Se han realizado decenas de estudios en este sentido que ponen de manifiesto que la fortaleza no se encuentra en ignorar y ocultar las emociones, sino en conocerlas, identificarlas, vivirlas y comprenderlas de manera correcta y de esta forma, ni dañarte a ti mismo ni dañar a los demás.
Los padres debemos aprender a discernir cómo muestran su miedo los niños. ¿Cuáles son las conductas más habituales?
Hay ciertos tics y comportamientos que pueden ser indicativos, pero más que en el mero hecho de aprender a discernirlos, lo que debemos de hacer los padreses trabajar día a día para tener un clima de confianza y conexión real con nuestros hijos. Para lograrlo debemos comprender, integrar y trabajar en los conceptos que conforman una educación real: respeto, empatía, evidencia científica, acompañamiento emocional, amor incondicional y lógica. Practicando esto día a día y de manera efectiva, vamos a lograr un ambiente de confianza en la que nuestros hijos no teman contarnos sus miedos preocupados por los juicios que podamos hacer de ellos, porque habremos comprendido que los juicios, las críticas, el abuso de poder, la obsesión por que dejen de tener miedo, es incoherente y contraproducente ... Esto es realmente lo más importante.
Y lo más importante después, aprender a responder bien ante sus miedos. ¿Cómo no debemos responder o actuar ante el miedo de nuestros hijos?
No menospreciándolos o pensando que no son tan importantes como los nuestros. Esto es muy común, ya que en muchos casos incluso se ridiculiza el miedo que un niño pueda sentir ante la oscuridad, un payaso, las arañas o incluso a hacerse una foto con los Reyes Magos. El miedo que siente un niño es tan profundo como el que puede sentir cualquier persona. Obviamente no lo tiene por las mismas razones, incluso dentro de la infancia hay diferentes etapas con distintos tipos de miedos, pero todos son miedos y deben ser acompañados y respetados.
Por supuesto, tampoco se debe pretender reprimir, ya que como he comentado antes, los miedos son una parte esencial de lo que somos como seres humanos, y querer negarlos o eliminarlos es como negar la propia esencia de lo que somos las personas, y negar nuestra propia existencia.
En definitiva, lo que siempre se tiene que hacer es: escuchar, estar, abrazar y acompañar emocionalmente con paciencia y respeto , dejando que nuestros hijos e hijas expresen eso que sienten de manera libre y sin juicios, sintiendo el amor incondicional de sus padres. No hay prisa, no hay nada malo en su expresión sea de la forma que sea, es necesaria, lógica y debe ser importante para nosotros.
¿Cuáles son sus consejos o sugerencias principales para que los padres pongan en práctica?
Son simples, pero requieren ante todo la comprensión de que tanto los miedos como todas y cada una de las emociones son parte de nuestra naturaleza como seres humanos, por lo que nunca deben ser ignoradas ni reprimidas. Una vez entendido esto, después viene un trabajo profundo para desterrar la forma adultista de educar que hemos recibido de las generaciones anteriores, donde se trataba como algo incorrecto el llorar, sentir miedo, enfadarse, gritar… expresarse al fin y al cabo.
Una vez hecho este trabajo y basándonos en los pilares del respeto, la escucha, la empatía, el amor incondicional y el acompañamiento; vamos a conseguir transformar la relación que estamos construyendo y tenemos con nuestros hijos,y de esta forma, lograrán ser, en el presente y en el futuro, personas responsables consigo y con los demás, libres, respetuosas, comprensivas y con una autoestima equilibrada necesaria para estar equilibrados en todos los ámbitos de su vida.
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