Diez señales de que has llegado a la madurez
Con el paso del tiempo cambian también la filosofía de vida y las prioridades
Aunque a pocos les guste reconocerlo, la edad va pasando para todos y aquel adolescente universitario se va convirtiendo, año tras año, en todo un adulto responsable que poco recuerda a aquel que un día fue y ahora aguarda la llegada del fin de semana «para descansar». Y es que ha llegado el momento de la madurez : no es nada mano ni de lo que avergonzarse, es simplemente una etapa vital más.
La psicóloga Almudena Moreno , doctora en Sociología por la UAB y profesora de la Universidad de Valladolid, en colaboración con Ron Brugal , derriba todos esos mitos que rodean a la madurez:
1
Eliges calidad frente a cantidad
Con el paso del tiempo, empezamos a aceptar todo aquello que hemos ido «perdiendo» de la juventud y nos quedamos con lo que nos ofrece la experiencia y ganamos con la edad . Se pierde intensidad y frecuencia en las relaciones sociales, pero se gana en calidad y disfrute de esos momentos ya que son realmente escogidos. En definitiva, nos volvemos más exigentes: preferimos lo poco y bueno, que lo mucho y sin calidad.
2
Tus gustos se afinan (y refinan)
La experiencia también afecta de manera positiva a nuestro criterio. Los sentidos se van entrenando y desarrollando con la edad y somos capaces de identificar aquello que realmente nos gusta y nos apasiona. Desarrollamos un estilo de vida personal más selectivo en el que no vale todo y poseemos lo que el sociólogo francés Bourdieu llamó ‘capital cultural’: las formas culturales asociadas al gusto, la distinción y la calidad, que moldean los comportamientos y las formas de estar y sentir en la vida.
3
Tienes mayor compromiso contigo mismo
En esta etapa de la vida se refuerza la comunicación, la confianza y la puesta en valor de uno mismo, lo que a su vez repercute en relaciones más consolidadas y duraderas.
4
Tus amistades son elegidas
Las amistades y relaciones se refuerzan y fortalecen en esta etapa de la vida. Los grupos de amigos se vuelven más selectivos y se conforman por afinidades culturales, motivacionales, intelectuales y familiares, en lugar de hacerlo estrictamente por intereses festivos, tal y como ocurría años atrás.
5
Aumenta tu creatividad
La madurez emocional y mental favorece el desarrollo de las habilidades y competencias creativas. Por lo general, éstas se encuentran en pausa durante algún tiempo, mientras nos esforzamos por integrarnos en el mercado laboral, la formación de la pareja o la consolidación del grupo de amigos.
6
Disfrutas del día a día como nunca
Con la edad se gana confianza en las capacidades personales y sociales , independientemente de las exigencias normativas del entorno, lo que contribuye a disfrutar más de nuestro día a día, así como de los momentos y eventos cotidianos o extraordinarios de la vida.
7
Tienes sensación de bienestar recurrente
Las relaciones sociales maduras y estables dan lugar a una sensación de bienestar y satisfacción más prolongada en el tiempo y menos dependiente de factores externos, que por lo general están ligados al cambio, por el carácter efímero y de incertidumbre que los acompaña al escaparse a nuestro control.
8
Mayor facilidad para resolver problemas
Durante esta etapa de la vida desarrollamos especialmente la inteligencia emocional , es decir, aquella capacidad que favorece el diálogo y las habilidades sociales, sensitivas y cognitivas, que nos ayudan a resolver problemas cotidianos con mayor templanza y naturalidad.
9
Pides más a tu tiempo
La percepción del tiempo cambia según avanzamos por los ciclos vitales y, a medida que maduramos, asumimos que el tiempo es finito y aprendemos a valorar más los momentos de calidad: aquellos que de verdad disfrutamos, con los demás o en solitario, y que aportan un capítulo a nuestra historia biográfica y social. Exiges tiempo de calidad.
10
Sientes que estás ante tu mejor versión
Conocerte mejor, saber lo que de verdad quieres y te hace feliz hace que día a día estés más cerca de ser una persona más plena . Esto nos aporta seguridad y, además, gracias al paso del tiempo adquirimos todos los matices que nos hacen únicos, dando lugar a nuestra mejor versión; esa con la que más a gusto estamos, tanto nosotros mismos, como las personas de las que nos rodeamos.