Diálogos de Familia
Juegos de mesa: «Con 15 minutos diarios saneamos el vínculo afectivo y emocional con los hijos»
David García, de Dideco, explica que este tipo de juegos aportan una gran cantidad de destrezas y valores a los niños
David García , profesor de Historia del Arte, trabaja actualmente en Dideco , tienda de juguetes educativos y libros, por lo que conoce muy bien lo que buscan las familias cuando tratan de ofrecer entretenimiento a sus hijos. Explica que los juegos educativos son aquellos que « fomentan algún tipo de conocimiento o desarrollan habilidades que de por sí tenemos, pero no trabajamos de forma natural por experimentación».
Y los juegos de mesa, ¿siempre son un regalo acertado para los niños?
Hay que pensar que es como un libro porque no hay un juego de mesa estandar para todos, igual que no existe un libro. Es necesario buscar el que más se ajuste a cada niño y a cada familia. No existe la fórmula del juego perfecto, sí que hay algunos que están más de moda, pero lo importante es que se adecúe a cada uno.
Este tipo de juegos aportan una serie de valores muy interesantes a los niños, ¿cuáles son los más significativos?
La respuesta es muy amplia. Lo primero que fomentan es la comprensión porque deben seguir unas reglas, lo que requiere comprenderlas. También les ayudan a memorizarlas para reproducirlas durante el juego. Del mismo modo se fomenta el lenguaje, si el juego requiere comunicación; la inteligencia matemática, en diversos momentos como al contar las puntuaciones finales obtenidas por cada jugador. Además, los hay que motivan la el pensamiento lógico analítico cuando, por ejemplo, en un puzzle se requiere esa visión espacial y la capacidad para prever dónde debe ir colocada cada pieza. Tampoco hay que olvidar la gestión de recursos, de estrategias... Hay infinidad de áreas que a los niños les vienen muy bien para desarrollar sus capacidades.
¿Y hay una edad recomendada para empezar?
En general, tendemos a estar un poco confundidos porque nos pasa algo parecido como con los libros. Podemos empezar a leerles libros desde el embarazo, porque los niños escuchan y atienden el tono de modulación, la voz... Con los juegos ocurre prácticamente lo mismo, podemos convertir el juego en un todo. Si tenemos un encajable de formas, no necesitamos que el niño obligatoriamente meta cada pieza en su hueco, primero hará su juego libre que consistirá en que meter y sacar las piezas a su manera. Lo que ocurre es que será a partir de los dos años cuando obtenga un nivel de comprensión suficiente para establecer la interacción del juego de mesa con reglas sencillas. El problema que tenemos es que pensamos que un juego de mesa tiene muchas normas y que son complicadas y, por eso, consideramos que los niños no son capaces de asumirlas, pero no es así.
La mayoría de los niños, sin embargo, tienen entre manos videojuegos, ¿cómo pueden hacer los padres para que ganan terreno los juegos de mesa?
Lo primero de todo, dedicándoles tiempo. No existe una fórmula perfecta para decirles te cambio las pantallas por este juego no tecnológico, y que funciones. Eso es irreal. Para lograrlo, debemos estar con ellos y acompañarles. Cuando los padres vienen a comprar un juego, solemos hacerles preguntas sobre qué gustos tienen sus hijos porque si están, por ejemplo, acostumbrados a determinados juegos tipo Candy Crush podemos buscar un juego con una dinámica similar, pero en un formato más tangible y que le recuerde al tecnológico. Es importante buscar el elemento en común para poder llevarle del juego digital al analógico.
¿Y tenéis casos reales de que así haya sucedido?
Sí, muchos. Parece irreal, pero la experiencia funciona. Hay juegos con las mismas dinámicas que los tecnológicos y les permite jugar solos.
Sin embargo, el objetivo no es que siempre jueguen solos porque una de las características de los juegos de mesa es estrechar el vínculo familiar, ¿no es así?
Sí, de hecho, está demostrado por muchos estudios que con 15 minutos diarios que dediquemos a jugar con los niños desarrollamos muchas capacidades en ellos y en nosotros mismos y saneamos ese vínculo afectivo y emocional con los pequeños. Es muy importante porque se establece una comunicación distendida en la que se dejan los roles a un lado, los aparcamos y, de pronto, los padres o abuelos dejan de ser esa figura racional que ordena y manda para pasar todos, grandes y pequeños estar en el mismo nivel. Es más, el niño puede ganar al padre y no hay ningún problema. Estos juegos nos enseñan a ganar y perder y a establecer un momento divertido con tiempo de calidad.
¿Por qué la pandemia ha hecho que estos juegos estén de nuevo sobre la mesa de muchos hogares españoles?
Se han juntado dos factores. Por un lado, la mayoría de nuestros clientes son los que se denominan "generación EGB" que estaban en un resurgir de esos juegos de mesa y veían a sus padres y abuelos jugar al dominó, a las cartas..., mientras a los hijos les llegaban un montón de cajas llenas de color, dinámicas... Como nos hemos criado con esa diversidad de juegos, ahora se las transmitimos a nuestros hijos. ¿Qué ha pasado? Que en el confinamiento hemos recuperado tiempo en familia porque antes, por temas laborales, era más difícil conciliar y lo cómodo y fácil era dar a los hijos un juego para que pudieran entretenerse y no molestaran. En el confinamiento, sin embargo, nos hemos visto obligados a recuperar ese contacto directo con nuestros hijos, a pasar tiempo con ellos y el juego de mesa ha sido fundamental.
El confinamiento se ha terminado, ¿ha concluido también ese tiempo compartido?
No, era un miedo que teníamos los enamorados de los juegos de mesa, pero los padres han visto todo lo que han ganado, cómo han mejorado sus relaciones familiares, que estos juegos han venido para quedarse.
Y los adolescentes, ¿también juegan con sus amigos y familia?
Durante el confinamiento no, por no poder juntarse con sus amigos, pero hay muchos juegos para adultos y adolescentes. Basta con buscar la temática adecuada para lograr que se enganchen, establezcan y recuperen esos lazos que en la adolescencia se pierden con los padres. Hay juegos que permiten un gran nivel de comunicación lo que permite a los padres conocer su línea de pensamiento, en qué momento están y recuperar la confianza y complicidad. Es muy interesante conectar con los adolescentes.
Lo importante es no obligarles a que jueguen. El tiempo de juego no debe ser una obligación, es mejor decirle "me gustaría jugar contigo", "podríamos echar una partida rápida"...
¿Qué recomendaciones darías a los padres de cara a las próximas navidades?
Lo primero confiar en los profesionales de las jugueterías para poder encontrar qué producto necesita cada niño y familia. Es importante que se dejen preguntar y sean sinceros a la hora de responder cuestiones como "¿tiene con quién jugar?", "¿va a jugar usted con él?... Porque si no son sinceros, el juego se quedará guardado en la estantería. Para acertar hay que saber qué les va a venir bien y qué necesitan.
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