Crecen un 40% las peticiones de ayuda de familias monoparentales para manejar el estrés y la culpa

Ser el único progenitor en tiempos de pandemia multiplica la carga emocional

Estas son las ayudas que da el Estado por tener un hijo

ABC Familia

Según datos de un informe elaborado por la Fundación Adecco, el 80% de las mujeres que lideran familias han visto empeorar su situación laboral y económica con la pandemia, un hecho que tiene un impacto directo sobre su salud mental y emocional y sobre la forma en que pueden ejercer la crianza de sus hijos. Así lo corroboran desde los Centros Crece Bien de Madrid, pioneros en la enseñanza y el desarrollo de Habilidades Emocionales, Sociales y de Aprendizaje, donde han visto aumentar en un 40% las peticiones de ayuda de familias monoparentales desde el inicio de la crisis sanitaria.

«Estas familias llegan reportando muchas más dificultades, tanto emocionales como logísticas, que las familias tradicionales . Ser el único progenitor en tiempos de pandemia multiplica la carga emocional», afirma Sonia Martínez, psicóloga y directora de Crece Bien, que explica que entre las emociones más habituales están viendo «mucho estrés, mucho sentimiento de culpa al no poder atender bien a los menores, y miedo e incertidumbre a que les pueda pasar algo (a un menor o a ellas mismas), a perder el trabajo o a no poder sacarlo adelante». Unas emociones a las que se suma la carga de quehaceres y las responsabilidades domésticas y laborales «casi las 24 horas del día, sin un momento para el descanso, la calma o el autocuidado».

Respecto al sentimiento de culpa, a la sensación de no estar haciéndolo bien que expresan muchas madres que crían en solitario, Sonia Martínez destaca la importancia de tranquilizar a las progenitoras, «ya que ningún niño necesita madres perfectas, sino madres cercanas que expresan cómo se sienten, que piden perdón si se equivocan, que buscan soluciones a los problemas y que, aunque estén pasando un mal momento, demuestran a sus hijos que les quieren, que están juntos y que eso no va a cambiar». En opinión de la experta, a los niños, ver que sus madres se equivocan y que en algún momento se sienten desbordadas, «también les ayuda a normalizar las emociones y los errores y a aprender que cuando las cosas fallan. Lo mejor es buscar soluciones, perseverar y ser constantes para mejorar la situación».

La importancia de la educación emocional

Para Sonia Martínez, la educación emocional es importante «siempre, pero más si cabe cuando se presentan momentos difíciles » como los que nos toca vivir. Esto, explica, se debe en parte a que las situaciones son vividas según las interpretamos, y esas interpretaciones están teñidas inevitablemente por lo que sentimos. «Si aprendemos a interpretar mejor lo que nos pasa y a manejar mejor lo que sentimos, nos será más fácil hacer frente a la adversidad », añade la directora de los Centros Crece Bien, que recuerda que manejar las emociones y pensar e interpretar las situaciones «es algo que se aprende y que da mejor calidad de vida».

Según la experta, este manejo emocional «es más importante si cabe» en las familias en las que rige la mujer, ya que la situación de las progenitoras es más complicada por la carga emocional y mental que arrastran. En ese sentido, Martínez señala que la educación emocional puede aportar muchos beneficios y mejoras «en la organización del tiempo y de las tareas, en la flexibilidad ante los cambios, en la comunicación y en la gestión de las emociones en la familia».

Por último, ofrece a las madres de familias que se encuentren superadas por las circunstancias una serie de consejos para afrontar la situación provocada por la pandemia:

1. Que las madres piensen qué les gustaría que hiciesen sus hijos cuando sean mayores si se encuentran en las mismas circunstancias es algo que les dará pistas de qué hacer: «Algunas veces, como madres, no nos permitimos un tiempo de descanso, saltarnos alguna norma o asistir nosotras mismas a sesiones de psicología, pero, sin embargo, sí es algo que desearíamos para ellos en las mismas circunstancias. Es importante pensar que somos sus modelos y que, si nos ven permitirnos esos descansos, esa búsqueda de ayuda, será más probable que ellos lo hagan si alguna vez están en la misma situación».

2. Mantener una buena comunicación: «Si los hijos ven a las personas de referencia abrumadas y, además, no saben qué está pasando, se pondrán más nerviosos. En cambio, si les explicamos el porqué de las cosas, se podrán sentir más tranquilos».

3. A cordar unos compromisos en familia : para el reparto de tareas de casa, para el establecimiento de unas normas, para crear espacios de tranquilidad en los que cada miembro de la familia encuentre un lugar en la casa para hacer aquello que le ayuda a sentirse bien…

4. Ver los errores y las dificultades como oportunidades para los niños y para las propias madres: «Eso pasa necesariamente por transformar el pensamiento de que todo va mal por el pensamiento de que estamos en camino, aprendiendo, poniendo en marcha pequeñas acciones para mejorar», concluye Martínez.

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