Covid-19: Familias a las que al dolor por las pérdidas se les suma la indignación

Diversas familias ven su herida más abierta por no haber recibido en los hospitales las pertenencias de gran valor sentimental de sus seres queridos

Los padres de José Manuel Aguilera, ambos fallecidos por el coronavirus
Laura Peraita

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José Manuel Aguilera aun no se puede creer que el Covid-19 se haya cebado tanto en su familia. Por partida doble. Su padre falleció el pasado 24 de marzo a los 83 años y, dos semanas más tarde, su madre María de 81 . Recuerda todo lo ocurrido como una pesadilla «que hemos sufrido con gran angustia todos sus nueves hijos y sus 17 nietos».

Explica que cuando su padre ingresó estuvieron tres días en un sinvivir porque no recibieron comunicación alguna por parte del Hospital Clínico Parque San Cecilio de Granada . «Un día nos llamaron y nos comunicaron su fallecimiento. Mi hermana fue a reconocer el cuerpo sola porque nadie más podíamos hacerlo según el protocolo, lo que para nosotros, como para todas las familias que pasan por la misma situación, supone un dolor inmenso. Tampoco la acompañó nadie del personal de hospital. Ella misma tuvo, incluso, que bajar con tremenda angustia la cremallera de la bolsa que le cubría . Al salir, ella solicitó las pertenencias de mi padre: una cadena, un anillo, su móvil, una cartera donde llevaba, además de dinero, la foto de su queridísimo hermano fallecido ... La sorpresa fue mayúscula cuando el médico aseguro que todo lo habían destruido».

Para los hermanos, algunos de estos objetos tenían un gran valor emocional, «no estamos hablando en ningún momento del aspecto económico —matiza—. Fue un gran disgusto para todos. No solo no pudimos despedirnos de nuestro padre, sino que ni siquiera tenemos sus enseres más personales que siempre le acompañaban. Sientes una rabia inmensa. Eran parte de él. Estamos en pleno proceso de duelo, y en ese recuerdo está este episodio tan desagradable que nos hace la herida más grande . Nos escuece en el alma».

José Manuel y su mujer María, enuna foto de recuerdo rodeados de sus hijos y nietos

Decidieron poner una reclamación ante la Junta de Andalucía . La respuesta ha sido un documento «muy bien escrito, pero lleno de incongruencias y sin ninguna firma personalizada. Pero ni una disculpa porque si, al menos, nos hubieran dicho un "lo siento, nos hemos equivocado". Pero nada. Nos sentimos engañados. Cada día, desde entonces, llamamos al hospital para pedir los recuerdos de mi padre. La respuesta es casi siempre la misma: "espere que vamos a avisar a seguridad a ver si lo encuentran". No hay derecho, hemos sufrido muchísimo».

La sorpresa es que, según José Manuel, hay muchas más familias a las que le han desaparecido las pertenencias de sus seres queridos y no se está hablando de esto. «Pensé que mi caso era algo aislado, pero al comentarlo para desahogarme en la plataforma para familiares víctimas de Covid-19, me dí cuenta de que muchas más familias sufrían en silencio por esta cuestión. «Es verdad que al principio te puedes dejar llevar por el gran dolor que supone la pérdida del ser querido y que no das importancia a este detalle, pero, después, al sufrimiento infinito se suma la indignación . Son duelos muy duros. Nos cuesta comprender que todo suceda de esta manera y no podemos estar en paz con nosotros mismos ante esta situación».

Cuando a los 14 días murió la madre de José Manuel, la situación fue bien distinta. «Nos dieron todas sus pertenencias, me acompañaron a la habitación —lo que no hicieron con mi hermana—, lloraron conmigo... Todo el tratamiento por parte del hospital fue muy distinto a como ocurrió con mi padre. Nada que ver», confiesa.

Desde el Hospital Clínico Parque San Cecilio de Granada aseguran en conversaciones con ABC que reconocen que la recogida y custodia de enseres de pacientes es «un punto a mejorar». Explican que fueron días de mucho caos y al llegar los enfermos solos «no es lo mismo que cuando llegan acompañados y dan sus pertenencias a su acompañante. Lo habitual es meterlo todo en una bolsa e identificarla, pero en estos meses hemos dado prioridad a las personas y no a las cosas y asumimos que puede haber habido algunas "pérdidas" de objetos».

Cuando todo duele en estas circunstancias

Para Ana, de Albacete , la pérdida de su padre quizá se pudo haber evitado. Él empezó a sentirse mal con fiebre, diarreas... «Era diabético y llevaba dos infartos en su historial. Cada vez se encontraba peor, pero los médicos le insistían que se quedara en casa, se pusiera dos almohadas debajo de la cabeza, bebiera agua... Un día, ya casi desfallecido, él mismo llamó a una ambulancia. A la hora de llegar al Hospital Universitario de Albacete el 23 de marzo nos comunicaron que no se podía hacer nada por él. A las dos horas falleció . Ni le llevaron a la UCI, ni le pusieron un respirador. Tenemos un gran dolor porque hicimos todo lo que nos dijeron los médicos para, al final, perder a mi padre sin tiempo ni medios para salvarle».

El padre de Ana, que falleció a los 69 años en un hospital de Albacete

Ana vive en Madrid y su hermano en Barcelona, por lo que no pudieron ir a reconocer el cuerpo de su padre al hospital. «Mi madre estaba ese día en casa enferma y con ataque de ansiedad. No tuvo fuerzas. Estaba infectada por el coronavirus y al día siguiente la ingresaron. Nadie pudo reconocer a mi padre . Ni siquiera asistimos a su incineración. La aseguradora nos entregó sus pertenencias, pero nos dimos cuenta de que faltaba cosas, como su móvil y dinero. Fue como la puntilla. No podíamos creer que faltaran cosas, pero menos aun que nos hemos enterado que le está pasando a muchas familias. Te da por pensar mal. Lo que nos falta a nosotros son cosas sin demasiado valor, aunque nos pertenecen, pero como se han dado en estas circustancias es muy doloroso. Sé que hay familias a las que no les han entregado pertenencias emocionalmente muy valiosas y que lo que nos falta a nosotros puede resultar insignificante, pero el dolor que produce es muy grande y no queremos que quede en el olvido porque mi padre no es un número más en una larga lista de fallecidos, era una persona de 69 años llena de vida».

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