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Cómo saber si tu hijo es un ludópata
España es el país europeo con la tasa más alta de ludópatas jóvenes
Las cifras son escalofriantes. En España 1.476.382 personas apuestan o juegan online, según datos de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR). La ludopatía es una adicción que afecta tanto a hombres (8 de cada 10) como a mujeres (2 de cada 10), independientemente de su edad. Pero, lo preocupante es que, además, se está produciendo un crecimiento constante en el número de jóvenes entre 14 y 21 años que juegan y apuestan online.
De hecho, España es el país europeo con la tasa más alta de ludópatas jóvenes y tal y como indica el último estudio realizado por la Unidad de Investigación del Juego de la Facultad de Psicología de la Universitat de València. Dos de cada 3 jóvenes que apuestan tienen un problema de adicción y el el 28% de los menores españoles ya hacen apuestas.
Sin embargo, en muchos hogares los padres desconocen que sus hijos están enganchados al juego porque, como todo tipo de adicción, se trata de esconder. Pero, ¿cómo pueden detectarlo los progenitores? Miriam Sánchez, psicóloga y adjunta a la dirección de Ita, apunta a ABC que hay dos aspectos a los que es importante prestar especial atención.
El primero de ellos es el sintomático. «Un joven ludópata muestra cambios de comportamiento, aislamiento, un mayor consumo de tiempo de pantallas, un incremento en el gasto... Intentará disimularlo y se esconderá para jugar y, por ello, pasará mucho más tiempo a solas con su móvil. Por ello, la familia debe estar atenta a este tipo de cambios que le pondrán sobre una posible pista», explica esta psicóloga.
En segundo lugar destaca los aspectos emocionales porque estos jóvenes manifiestan mayor tristeza, ansiedad y mucha irritabilidad porque sienten la necesidad de seguir jugando y, como en el fondo saben que lo que hacen no es correcto, sienten una mayor frustración que les lleva de nuevo a jugar más para eliminar esa mala sensación y sentir el placer que le proporciona el juego.
«No obstante, hay que tener muy en cuenta el contexto personal en el que se encuentran porque es más habitual que los jóvenes se refugien en el juego para sentirse bien cuando sufren acoso escolar, han pasado por el divorcio de sus padres, ellos mismos han padecido una ruptura amorosa... El juego es su mecanismo para "huir" de sus problemas», asegura Miriam Sánchez.
Entre las causan que hacen que cada vez más jóvenes se vean atrapados por el juego, esta psicóloga señala que una de las razones es el mayor acceso que tienen a las nuevas tecnologías. «Ya no hace falta que tengan que entrar en una casa de apuestas como antes, pueden jugar desde el sofá de su casa. Además, los llamamientos para invitarles a jugar que reciben en sus pantallas son muy llamativos y atractivos y es fácil que prueben una primera vez . Hay muchos estímulos que les pueden hacer caer en la trampa de repetir sin pensar en las consecuencias».
También explica que incluso en la televisión, prensa escrita, radio... aparecen anuncios de apuestas, « dotando al juego de cierta normalización, lo que les puede hacer pensar que es algo cotidiano y por ello, pierden el miedo a probar».
Devi Urganda , responsable de la Unidad de Adicción a las Nuevas Tecnologías de Ita Moscatelar, explica que es necesario «tomar conciencia de que la responsabilidad de un juego patológico no es sólo del menor, sino también de los recursos de afrontamiento que les hemos otorgado, del entorno que les brindamos para su desarrollo y de una educación basada en la búsqueda de motivaciones saludables, nos da la oportunidad de poder trabajar sobre estos aspectos tanto para prevenir como para curar».
En este sentido, Miriam Sánchez advierte que en general, «hay un aumento del malestar de los jóvenes debido al cambio social, a la mayor inmediatez, al nivel de exigencia, a la sobreprotección a la que se ven sometidos por sus padres... Todo ello hace que sean más inmaduros y busquen el placer de forma más inmediato para sentirse mejor. El juego es una de sus fórmulas de igual manera que pueden serlo otro tipo de adicciones como al alcohol», concluye.
Claves para evitar el problema:
—Promover actividades saludables: cursos de fotografía, teatro, cine, lectura, etc. Ayudar a nuestros hijos a encontrar prácticas que les motiven y aumenten su autoestima.
—Tratar de acompañarlos en sus circunstancias y ofrecerles recursos. Estar pendientes de sus necesidades, enseñarles a pensar, a resolver conflictos o a expresarlos, son formas de acompañamiento para adolescentes que pueden estar viviendo una realidad amenazante.
—Observar el entorno en el hogar. Si los niveles de estrés o conflicto son altos, o el nivel de afecto y atención bajo, pueden ser puntos importantes de intervención. Que el entorno en el hogar sea suficientemente rico en confianza, comunicación y respeto, es la mejor forma de prevención de cualquier práctica de riesgo.
—Acudir a un profesional especializado si se detecta que nuestro hijo está teniendo comportamientos adictivos.
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