Cómo lograr que tu hijo deje de ser un vago en el colegio y con las tareas de casa
Si un niño tiende a procrastinar o si muestra dificultades a la hora de realizar las tareas, debe valorarse el porqué
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En opinión de la psicóloga clínica y psicopedagoga Laura Cerdán , el niño vago se crea. Pero por fortuna, existe una vacuna, que pueden administrar los padres en el hogar. Así lo explica esta experta;: «Desde muy pequeños, los niños muestran interés por participar de ... las actividades que realizan sus progenitores en casa. De hecho, hay estudios que demuestran que incluso los bebés de a partir de 18 meses son capaces de interactuar con sus padres mientras éstos realizan tareas de casa rutinarias. Los niños, incluso a esta edad tan temprana, son capaces de ayudar a sus padres sin que estos tengan que pedírselo, sin obligarles y sin darles ningún tipo de instrucción. Es decir, son capaces de ayudar de manera voluntaria en la mayoría de las tareas del hogar e, incluso algunos de ellos, muestran iniciativa realizando dichas tareas».
Esto, apunta Cerdán, responde también al llamado «aprendizaje por imitación» , del cual siempre se ha considerado defensora. «Al ver los niños cómo sus padres realizan una determinada tarea, les imitan y aprenden a hacer dicha tarea, si les permitimos practicar. Practicando con paciencia, progresivamente los niños son capaces de aprender a hacer determinadas tareas. Sólo hemos de permitirles hacer, practicar y aprender».
A su juicio, son ese tipo de tareas, a edades tan tempranas, son las que marcan cómo los padres vamos a fomentar que los niños colaboren en casa, hagan sus tareas y asuman ciertas responsabilidades. «Es en el hogar donde los niños encuentran el primer entorno educativo y donde primero pueden empezar a practicar sus destrezas y habilidades. Si desde muy pequeños, fomentamos esto, estaremos evitando que el niño manifieste más tarde lo que se suele considerar 'vagancia'».
¿Existen los niños con tendencia a esa 'vagancia' a la que usted hace referencia?
Sí, el niño vago es aquel que no encuentra motivación en prácticamente ninguna actividad y al que las consecuencias de esta inacción tampoco le importan. Es aquel niño que no quiere esforzarse por nada, que todo le supone un esfuerzo extra, que no encuentra nada interesante y/o divertido y que siempre acaba poniendo excusas para no hacer X.
Pero ese niño vago... ¿puede ser debido a un carácter postergador o procastinador en la infancia? ¿O es más bien un niño que no se quiere enfrentar a la tarea porque tiene dificultades a la hora de realizarla?
Si un niño tiende a procrastinar o si muestra dificultades a la hora de realizar las tareas, debe valorarse el porqué. Y la causa ante este problema no es que sea un niño vago, sino que algún otro problema está provocando que el niño vea dificultades a hacer determinada tarea . Podría tratarse también de una baja tolerancia a la frustración, podría tratarse de una excesiva dificultad de la tarea en sí respecto al nivel madurativo del niño, o que el niño tenga una dificultad real para realizar la actividad que se le pide. O simplemente podría ser que nunca se le haya inculcado el valor de hacer esas tareas y ahora esté en una edad en la que es muy difícil trabajar el hábito.
Por ejemplo, pedirle a un niño de 4 años que se prepare solo el desayuno es pedir una tarea para la que puede no estar preparado a nivel madurativo. Pedirle la misma tarea a un niño de 7 años sería más realista. Por tanto, siempre debemos ajustar las actividades a realizar al nivel madurativo del niño.
Más allá de estas dificultades, el auto concepto y la autoestima juegan un importante papel en la motivación para realizar tareas . Y aquí de nuevo, los progenitores juegan un papel fundamental. En ocasiones son los mismos padres los que no permiten al niño hacer una actividad concreta porque no lo ven capaz, y esa tarea la acaba realizando en casa el padre o la madre. De esta manera estamos sobreprotegiendo y lanzando al niño un mensaje tipo «no te veo capaz de hacer X, por tanto, no confío en que lo vayas a hacer bien» . Y esto es peligroso. Pues tampoco podemos querer tener hijos autónomos e independientes si nosotros como adultos no fomentamos esa autonomía y esa independencia. No trabajar estos hábitos desde pequeños puede provocar que, en el futuro, sean adolescentes 'vagos'.
¿A qué edad suelen las familias encontrarse ante ese pensamiento o duda de tener un niño vago en casa?
Las familias suelen dar la voz de alarma cuando ven que las notas de sus hijos son malas o cuando ellos consideran que sus hijos tienen edad suficiente para realizar tareas muy básicas de higiene personal o de cuidado de sus cosas. Es decir, entre los 10 y los 12 años es cuando los padres suelen empezar a plantearse ese problema.
Cuando el niño empieza a traer malas notas y los padres creen que no estudia lo suficiente, piensan que es un vago. Cuando han de insistirle cada noche hasta cinco veces para que se duche o se lave los dientes, piensan que es un vago. Cuando podrían recoger su ropa y recoger su cuarto, pero no lo hacen, piensan que es un vago.
Nadie se plantea que un niño de 4 años es vago . Incluso como decía antes, pensamos que a estas edades no deben hacer determinadas tareas porque aún son pequeños.
¿Qué es lo primero que habría que hacer? ¿Hablar con el colegio? ¿con un psicólogo?
Lo primero que se debería haber hecho es sentar las bases para la adquisición de determinados hábitos desde muy pequeños , tal y como decía anteriormente. Pero, si ya llegamos tarde a eso, es necesario trabajarlo cuanto antes. Uno de los problemas principales es que a veces, esperamos que el niño se motive solo, aprenda a esforzarse solo y encuentre interés en las cosas solo. Y efectivamente, habrá cosas que le interesen y le motiven y se esfuerce él solo por conseguirlas, pero, hacer tareas de casa o deberes escolares no suelen ser actividades que interesen demasiado a los niños.
Por tanto, un primer paso es valorar qué podemos hacer en casa y cuál es el entorno del niño. Por ejemplo, ¿practica algún deporte? ¿Tiene grupo de amistades? ¿Qué cosas le interesan? ¿Practica alguna extraescolar? El entorno en el que esté inmerso el niño es también importante. Un niño que no practica ningún deporte y se pasa muchas horas delante de la tele o jugando a videojuegos se está acostumbrando a hacer muy poca actividad física.
Al margen de lo que se trabaje en las extraescolares (inglés, judo, ballet…), éstas sirven también para crear un circulo social al margen de las amistades del colegio con el que se puede ampliar las actividades de ocio. Esto puede ayudar a encontrar otros intereses y a tener un ocio más activo al llegar a la adolescencia.
¿Qué podemos hacer los padres en casa?
Desde casa se pueden también realizar pequeñas rutinas que potencien el valor del esfuerzo, la tolerancia a la frustración, la autonomía y la independencia. La mejor estrategia es crear hábitos desde pequeños. Si desde que el niño es pequeño, le asignamos tareas para hacer en casa, valorará el esfuerzo que suponen estas actividades y le estaremos dando la posibilidad de sentirse participe del grupo familiar. Por no hablar de que estamos trabajando su autoestima.
Para que un hábito se convierta en tal se debe insistir, pues no sirve de nada que el niño ponga la mesa para comer de vez en cuando , sino que debemos asignarle esa tarea y debe encargarse cada día de la semana. De esta manera le enseñamos responsabilidad y respeto por los demás, además de enseñarle lo que supone trabajar en grupo.
Dado que el concepto de tiempo que tienen los niños no es el mismo que el que tenemos los adultos, cada tarea puede tener un tiempo concreto para realizarse. Por ejemplo, al llegar a casa (inmediatamente después de entrar por la puerta de casa), debemos guardar los zapatos en su sitio. De esta manera el niño entiende que, al llegar a casa, debe responsabilizarse de sus zapatos.
Por otro lado, los mensajes que lancemos los adultos ante la realización de las tareas por parte del menor son muy importantes. Corregir continuamente aquello que el niño ha hecho, decirle que lo ha hecho mal y no enseñarle cómo hacerlo mejor, sólo conseguirá frustrarle y desmotivarle. Debemos animarle y alentarle a mejorar y expresar lo contentos que nos sentimos por cómo colabora en casa, cómo cuida sus cosas, o cómo hace sus deberes.
Y, lo más importante, es necesario dar ejemplo. Si queremos que un niño ayude en casa, padre y madre deben colaborar en el hogar. No podemos exigir al niño aquello que nosotros no hacemos porque ni estamos dando un ejemplo a seguir ni estaremos en posición de exigir lo que no damos.
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