Cómo apoyar a nuestros hijos cuando las ausencias sean visibles esta Navidad
Sonia Martínez, psicóloga, directora de los Centros Crece Bien y autora de «Descubriendo emociones», explica cómo abordar con los más pequeños de la casa la muerte de familiares cuando no se sienten a la mesa
La Navidad suele ser la época del año en la que más se echa de menos a los familiares fallecidos, sobre todo por la invitación a la unión y las reuniones familiares que estas fiestas conllevan. Este año la pandemia de la Covid-19 ha multiplicado el número de muertes habituales (según datos oficiales de mediados de diciembre, cerca de 50.000 personas han perdido la vida en España como consecuencia del coronavirus ), por lo que muchos niños se habrán tenido que enfrentar por primera vez a un asunto que lamentablemente aún sigue siendo tabú.
Y digo lamentablemente porque, aunque con toda la buena intención del mundo intentemos proteger a nuestros hijos, que la muerte sea un tema tabú multiplica el dolor que genera, ya que las personas tenemos pocos recursos para afrontarla. Por eso, normalizar la muerte, hablar de ella y explicársela a los niños de forma adecuada a su edad les ayudará a integrarla en su mente como parte de la vida, a aceptarla y a gestionar mejor la pérdida de los seres queridos, a encontrar antes un sentido a lo que ha pasado, y a comprender que la existencia de las personas a las que queremos no termina con su muerte, sino que siguen viviendo en nuestra memoria.
Este, no obstante, es un trabajo a largo plazo que requiere ir plantando semillas poco a poco. Sin embargo, en el muy corto plazo, asomando ya a la vuelta de la esquina, tenemos que afrontar unas navidades diferentes , con muchos menos encuentros familiares y con la idea del distanciamiento social, lo que puede influir en que las pérdidas y las ausencias provocadas por la pandemia sean aún más dolorosas.
Y es que, por un lado, los pequeños no podrán rodearse de todas las personas con las que acostumbraban a hacerlo en estos días. Y, por otro, será un momento en el que, como es habitual, echen más en falta a las personas que ya no están con ellos. Es más, muchos incluso verán cómo sus padres, madres o tíos quizá se comporten de manera diferente a otras navidades, imbuidos también por la tristeza y la añoranza.
Por eso, en estas navidades atípicas y que en muchos hogares estarán marcadas por las ausencias, me gustaría animar a los padres y madres a escuchar, comprender y apoyar a sus hijos, a hacerles saber que están ahí para lo que precisen. Es posible que nuestros hijos e hijas necesiten llorar, desahogarse, mostrar tristeza . Acompañemos esos sentimientos, compartámoslos con ellos y, sobre todo, no los neguemos, ignoremos o minimicemos, porque son importantes. Es un primer paso para romper el tabú de la muerte.
Un segundo paso puede pasar por trasladarles el mensaje de que esas personas queridas siguen con nosotros , que permanecen en nuestra memoria. Para eso, por ejemplo, puede ser recomendable recordar en familia momentos bonitos vividos con esos seres queridos, ver fotos, compartir un objeto personal de esa persona o buscar el lugar desde el que queremos que nos acompañe en estas fiestas: ¿Quizás desde nuestro corazón? ¿Desde una estrella?
He dicho «recordar en familia» y vuelvo ahora al concepto de «en familia» porque me gustaría concluir con una idea que vale para estas navidades atípicas llenas de ausencias, pero también para todo en la vida. El tiempo que dedicamos a nuestros hijos, que pasamos «en familia», es un regalo tanto para nosotros, padres, como para los niños. Y adquiere más importancia ahora si cabe, porque compartirlo antes de las fechas navideñas ayudará a los pequeños a sentirse fuertes y apoyados cuando llegue una fecha señalada y las ausencias, qué paradoja, se hagan más visibles.
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