Cambio de hora: así puede afectar a tu hijo el horario de invierno
Los menores pueden estar más cansados, presentar una menor energía, mayor tristeza e, incluso, problemas de sueño

El horario de invierno vuelve a nuestras vidas este domingo, cuando los relojes se retrasan una hora en España (a las 3:00 volverán a marcar las 2:00). Y si bien es verdad que tenemos una hora más para dormir, también disponemos de una hora menos de luz . Y esto pasa factura en la salud de niños y adolescentes.
Este cambio de hora, tan aparentemente insignificante, hace que muchas personas se encuentran apáticas, irascibles e irritables . Y es que afecta al estado de ánimo de todos.
«A los pequeños y adolescentes les sucede como a los adultos», recuerda Marta Calderero , Profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC). Aunque advierte que «depende de cada niño», sí es verdad que hay quienes se muestren « más susceptibles porque hay menos horas de luz » y ajustarse al cambio estacional -recuerda- no siempre es fácil.
Por ello es fundamental « observar a los menores », aconseja Calderero, para comprobar si realmente les está afectando el cambio de hora o solamente se trata de una rabieta . «Los síntomas que presentan son parecidos a los que experimentamos los adultos pero con ciertas particularidades», añade.
Así, los padres deben observar si sus hijos están más cansados y presentan una mayor fatiga , como si tuvieran menos energía. «También les afecta al estado de ánimo -continua la docente-. Suelen estar un poco más tristes , como deprimidos».
Toda esta sintomatología puede provocar que el menor muestre menos interés por aquello que le gusta «y, al igual que pasa en los adultos, puede presentar más dificultad a la hora de dormir o todo lo contrario: que tenga más sueño », advierte Calderero.
Luz natural
La explicación científica a estos cambios está en la melatonina , una sustancia que ayuda a regular los ritmos estacionales en los momentos de poca luz del año, es decir, otoño e invierno.
Por ello, los padres, «sin agobiarse», pueden ayudar a sus hijos en esta adaptación haciendo actividades al aire libre . «Aunque haga frío, hay que salir por el barrio, por la ciudad, hacer cosas. Y si los niños son muy pequeños, dar un paseo con ellos y que les dé el sol», aconseja. «Así ayudaremos al cuerpo a que se ajuste y se regule por esa baja producción de melatonina que hace que nuestros ciclos de sueño se descontrolen y nuestro estado de ánimo se altere».
Además de la luz natural, también es muy importante tratar el estado de ánimo . «Para que los niños no estén tan irritables y no asocien al contexto ese malestar que sienten, hay que fomentar con la familia y amigos conversaciones y juegos positivos », añade Calderero. No se trata solo de hablar qué tal ha ido el día para unos y otros, sino de entablar «conversaciones con sustancia», como por ejemplo, «rememorar cosas buenas del pasado para contrarrestar esa pena que los hijos sienten interiormente». Según la especialista, «pensar en las cosas buenas del futuro y del pasado anima al presente y se ve el futuro con ilusión porque las ilusiones del futuro son útiles y reforzantes». Además, al mejorar la conversación, se fortalecen las relaciones entre progenitores e hijos.
Móviles y alimentación
Otra de las claves para adaptarse cuanto antes es que los «smartphones» y tabletas se queden fuera de la habitación . «La luz que emiten estos dispositivos es azul y activa una parte del hipotálamo, que influye en el reloj biológico», explica. Por ello, es mejor que justo antes de dormir realicen una actividad relajante : leer, escuchar la radio, un «podcast»...
«Por último -conseja la experta- los padres deben controlar la dieta y planificar los menús porque se ha visto que los niños y jóvenes más afectados por el cambio de hora tienen más ganas de comer alimentos ricos en carbohidratos ».
En líneas generales, las personas tardan un día en adaptarse por cada hora de desfase horario. «Tan solo un grupo muy pequeño de menores se ven muy afectados», asegura Calderero. «Son casos en los que la sintomatología se agudiza y lo pasan mal todo el invierno». Se trata de personas con trastorno afectivo estacional , «una especie de depresión que requiere tratamiento psicológico».
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