En busca de un hogar dentro del hospital

La Fundación Ronald McDonald acoge en sus casas a familias que han dejado la suya para seguir el tratamiento de sus hijos

Alrededor de cien personas viven diariamente en la casa de Ronald McDonald en Madrid Maya Balanya
Nieves Mira

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Si hay algo aún más duro que padecer una enfermedad, puede que sea que esta la sufra un hijo. Miles de niños duermen a diario en habitaciones de hospitales, y sus padres o familiares más cercanos hacen lo que pueden para descansar estando a su lado. Muchas veces, la travesía hasta el hospital de referencia hace a estas familias cambiarse de comunidad autónoma con la esperanza de encontrar la cura para los más pequeños, pero sin saber cuándo podrán volver a casa. Son muchas las fundaciones que ayudan a las familias en los momentos más difíciles, cuando se encuentran casi perdidos en una ciudad que no es la suya y mucho más grande. Es el caso de la Fundación Ronald McDonald , que aunque esté respaldada por el gigante norteamericano de las hamburguesas, en España ayuda ya a casi mil familias al año , proporcionándoles un «hogar» fuera de su hogar.

La fundación cuenta con cuatro casas Ronald McDonald repartidas

Blanca Moreno Maya Balanya

en ciudades que tienen cerca hospitales infantiles, como son Barcelona, Málaga, Valencia y Madrid . En ellas, cada familia tiene habitación y baño propio, donde pueden estar tanto con el enfermo como con sus hermanos o familiares que estén de visita. «Las casas se crean para mantener a las familias unidas y que puedan compartir con otras lo que les está sucediendo. Cuando compartes lo que te pasa el dolor es el mismo, pero parece que el peso es menor, te das cuenta de que hay otras personas a las que les está ocurriendo lo mismo» cuenta Blanca Moreno , presidenta de la fundación Ronald McDonald en España.

La única obligación que tienen es la de salir a hacer la compra y preparar la comida en su inmensa cocina compartida, donde cada una tiene su propio frigorífico y una pequeña estantería. «Nuestra intención es que guisen la comida tal y como si estuvieran en su casa, que los sabores sean los de su hogar», argumenta.

Para Blanca Moreno, la labor que hace la fundación que preside «no es dar alojamiento gratuito sino la posibilidad de que las familias compartan sus experiencias y se apoyen mutuamente». Al vivir rodeados de otros niños, la casa lo que les permite es «seguir siendo niños, seguir corriendo por los pasillos y jugando con otros niños», añade.

La cocina es uno de los lugares más importantes dentro de la casa Maya Balanya

Fue en 2002 cuando la fundación desembarcó en España con su primera casa en Barcelona, donde abrió una cerca del Hospital Vall D’Hebron con 15 habitaciones. En 2015 llegó a Madrid, dentro del Hospital Universitario Infantil Niño Jesús, con una casa que han ido ampliando hasta llegar a las 30 habitaciones, la más grande, donde viven alrededor de cien personas diariamente. «Conseguimos que niños que tendrían que estar ingresados se recuperen más rápido porque solamente tienen que ir al hospital por la mañana», cuenta la presidenta. El resto del día lo pasan haciendo actividades gracias a los voluntarios que trabajan con ellos. La semana en la que se escribió este reportaje visitaron la casa los personajes del parque de atracciones Warner Bros, han tenido talleres de teatro, de baile, de cocina y hasta una fiesta de Navidad.

Los voluntarios, la clave

Los voluntarios son uno de los pilares más importantes en los que se apoya la fundación. Estos, por normativa interna, solo pueden colaborar con ellos cuatro horas a la semana. Moreno lo tiene claro: «Somos un país muy solidario, quizá solo por detrás de los Países Bajos. Aquí vienen con muchas ganas de ayudar, y si no fuera por ellos, este proyecto no podría seguir adelante». Quizá por ello durante este año se celebrarán unas jornadas a nivel nacional de voluntarios, a las que todos están invitados.

Las casas de la fundación no acogen a familias que sean de la misma

Una de las habitaciones con cuatro camas M. Balanya

ciudad, por lo que lo normal es encontrar a gente procedente del resto de la geografía española , desde Albacete hasta las Islas Canarias. Y esque aunque esta fundación naciera en Estados Unidos fundamentalmente para dar respuesta a las necesidades de niños enfermos oncológicos y sus familias, se ha ido abriendo al resto de especialidades, y el único requisito es que los pequeños no tengan ninguna enfermedad infecciosa. Luego, son los servicios sociales de los propios hospitales los que se encargan de seleccionar a las familias según sus necesidades.

Puede que hayan podido pasar desapercibidas las huchas llenas de céntimos que tienen todos los McDonald en sus mostradores, y es que pocos saben que ese es uno de los métodos de financiación de la fundación. Además, cada restaurante le dona el 0,1% de las ventas de todo el año, hasta llegar al millón de euros. Por otra parte, anualmente se organiza la jornada solidaria McHappy Day , en la que los centros donan el importe en ventas de todos los Big Mac, buque insignia de la marca. Esto supuso, el pasado mes de noviembre, unos ingresos para la fundación de alrededor de 350.000 euros. El objetivo, según palabras de su presidenta, es lograr la autofinanciación de sus casas, y van camino de conseguirlo. El año pasado, de los 420.000 euros que cuesta mantener unas instalaciones como las de Madrid, se consiguió financiar al 60% con donaciones externas, lo que permitirá comenzar nuevos proyectos, porque la demanda no es poca.

Salas familiares

Ahora, están centrados en inaugurar las «salas familiares», espacios con sillones y duchas dentro de los propios hospitales, como las que ya gestionan dentro del Hospital La Paz de Madrid y en el del Vall D’Hebron . «En ellas podemos dar servicio a muchos más padres que tienen niños hospitalizados en todo el hospital, desde neonatología hasta rehabilitación», cuenta Moreno.

Según confirma la presidenta, la fundación acaba de firmar la creación de una nueva sala familiar en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, que abrirá a finales de marzo. «Son proyectos más baratos que una casa y que podemos mantener con menos dinero y dar respuesta a mucha más gente», añade. Para mediados de año también esperan tener abierta otra sala familiar dentro del Hospital de la Fe de Valencia. Y gracias a «una mecenas» que construirá una nueva casa de forma gratuita podrán llegar al norte, hasta La Coruña, en el que será su quinto hogar. «En el momento en que hemos empezado a abrir casas o salas, nuestra capacidad de recolección ha crecido exponencialmente», cuenta Moreno, y es que al ser una fundación nacional, su objetivo es llegar a tantos lugares como sea posible.

Fruto de ese deseo del que habla Blanca Moreno

Patioy, al fondo, el Hospital Niño Jesús M. Balanya

de «devolver a la sociedad» lo que le da a McDonald, la fundación se ha embarcado en un proyecto novedoso de recogida de leche materna para el Hospital 12 de Octubre, desde donde podrán llegar a toda la Comunidad de Madrid para recolectar el excedente de leche materna. De momento, el proyecto piloto se llama «Dona leche, dona vida», y las pruebas que han realizado durante el pasado año le hacen ser optimista: «Es un proyecto distinto, novedoso y que nos ha costado validar con la parte americana de la fundación por ser un producto tan delicado, y por eso estamos tan orgullosos».

Planes no le faltan. «Desgraciadamente no podemos tener 60 habitaciones, porque habría 60 habitaciones llenas . La necesidad está ahí. Los hospitales infantiles están llenos de niños enfermos», cuenta la presidenta. Para ellos, y para sus familias son todos los proyectos de la fundación del payaso que hace mucho más que vender hamburguesas.

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