«Antes de teletrabajar, tenía que hacer mucho encaje de bolillos y una exhaustiva planificación para poder organizarme»
Raquel Díez es psicóloga y, hasta que estalló la pandemia, viajaba por España por motivos laborales
Raquel Díez es psicóloga y madre de un niño de 10 años. Teletrabaja a raíz de la pandemia, algo que su marido, que trabaja en la construcción no puede hacer. «De hecho, cuando cerraron los colegios solicité el teletrabajo y me lo concedieron. Luego ya se implantó en toda la empresa», recuerda.
Desde entonces, el teletrabajo le ha facilitad mucho la vida . «Además de que soy persona de riesgo, teletrabajar me ha reportado numerosos beneficios. Yo antes viajaba por España y ahora lo hago todo telemáticamente », explica. Aquel ritmo de trabajo le exigía hacer «encaje de bolillos y una exhaustiva planificación para poder organizarme», recuerda. Pero ahora hasta ahorra tiempo: «Y no gasto dos horas diarias de trayecto al trabajo, duermo más horas y me cunde también mucho más. Como en menos tiempo, hago descansos y sigo trabajando para aprovechar el tiempo y terminar a mi hora».
Su hijo, que cursa 5º de Primaria, acude todos los días al colegio . «Aunque durante el confinamiento, no tuvimos problemas», asegura Raquel. « Él se ponía con sus clases online y yo con mi trabajo. Sé que en otras familias ha habido muchos problemas con esto. Pero en mi caso no. Cada uno se ponía a lo suyo. Mi hijo no me interfería en nada. Y ahora tampoco»
La psicóloga reconoce que, en su caso, todo ha sido bastante fácil. «Es un niño muy responsable y aplicado. Incluso sigue manteniendo reuniones telemáticas con sus amigos todos los sábados», cuenta. También su hijo sabe perfectamente que Raquel es de riesgo y que quedarse en casa y reducir al máximo su vida social son las mejores opciones.
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