Ellas lo bordan

Tejiendo hilos hacia una nueva vida

El proyecto 'Ellas lo bordan' nace en Madrid con el objetivo de enseñar diseño, moda y patronaje, a mujeres con hijos que han sido víctimas de cualquier tipo de violencia

Imagen del taller Cedida

Mara González

En un pequeño e iluminado local de Vallecas se está gestando desde hace un par de años algo muy grande. ‘Ellas lo bordan’ es un proyecto que da formación de diseño, moda y patronaje a mujeres con hijos que han sufrido algún tipo de violencia.

Regina Cárdenas, directora e impulsora, es una médico ginecóloga que tras varios voluntariados en África, veía como cada año las niñas que conocía desaparecían, bien porque buscaban un futuro mejor, o porque sus familias se veían obligadas a venderlas para subsistir. La realidad, al final, es que estas chicas acababan en redes de trata y prostitución que llegan a todo el mundo (también a España), así que en 2016 decidió hacer algo para ayudarlas.

Formación e inserción en el mercado laboral

Después de varias reuniones con otras personas que querían sumarse al plan, llegaron a la conclusión de que un taller de costura era la mejor actividad para darle una alternativa a estas mujeres «era relativamente fácil el aprendizaje, no requería de grandes instalaciones ni maquinarias, ni grandes cosas… y así se hizo». Habla Carmen Rivero, una de las personas que se involucró en el proyecto desde el principio.

En el taller pueden acoger hasta 17 mujeres, «y la idea es llegar a cuantas más mejor, e ir sumando». Aunque por ser centro de formación pueden acoger a cada persona por 3 años, con solo dos años de vida, el proyecto ha visto como «alguna ya ha encontrado trabajo, ha empezado por su cuenta o ha vuelto a su país con un oficio aprendido» , esto puede serle útil allí y también le otorga la capacidad para enseñar a más personas. Durante el primer mes realizan jornadas aprendizaje intensivo y según el ritmo y evolución van aumentando sus responsabilidades dentro del taller, «La idea es que puedan acceder al mercado laboral de una forma normalizada».

La dirección del centro cuenta que aunque empiezan haciendo labores muy modestas, actualmente, ya están en posición de elaborar encargos de gran volumen, «solo hacen falta empresarios verdaderamente concienciados con el precio de estos trabajos». Explican que a pesar del interés que muestran algunas empresas por trabajar con ellas, finalmente no se comprometen porque piden trabajar con los precios del mercado asiático . Sin embargo, aunque continúan en la búsqueda de más clientes, sus trabajos pueden encontrarse en cualquier Ikea, con la colección 'Återställa', la empresa sueca apostó por el proyecto desde el principio «empezamos haciendo cojines casi en exclusiva, y ahora vamos tejiendo más cosas».

Conciliación y ruptura de la dependencia

Aunque al principio se centraban en mujeres víctimas de trata, actualmente, llegan hasta mujeres que hayan sufrido cualquier tipo de violencia y que tengan hijos a su cargo, «al fin y al cabo acaban en los mismos lugares y en las mismas condiciones». Si logran escapar de su particular infierno- prostíbulo, redes de trata, casa en la que sufren violencia...- acaban en hogares tutelados que deben abandonar al cabo de un tiempo con sus hijos sin saber qué hacer, siendo de nuevo objetivo fácil de las mafias . ‘Ellas lo bordan’ quiere romper con esa espiral dando una salida: «cuando su vida depende de las instituciones se genera muchísima dependencia económica y anímica. Nuestra idea es que ellas se desliguen de eso».

Desde el proyecto las asesoran sobre cómo proceder para legalizar su situación, encontrar piso, o convalidar sus estudios y lo más importante, crean un espacio de seguridad en donde también pueden conciliar con el cuidado de sus hijos. Las mujeres que participan en el proyecto, además de estar en riesgo de exclusión social y ser víctimas de algún tipo de violencia, tienen menores a su cargo, este es otro de los problemas a los que buscan dar solución. «Si en condiciones normales nos cuesta tener niños y conciliar… si no tienes familia para que queden con ellos o incluso la capacidad económica de contratar a alguien. Esa es una realidad que hay que enfrentar».

Muy cerca del taller disponen de un local donde las madres dejan a sus hijos, entonces, Rivero junto con otras trabajadoras de la Fundación les dan de desayunar y los llevan y recogen del colegio. «Después, hacemos con ellos, una especie de apoyo escolar. Algunos de ellos tienen problemas, cada vez menos y se nota que van más avanzados. En vacaciones, también nos quedamos con ellos todo el tiempo porque si no las madres no pueden trabajar».

Tras la visita al taller, pregunté cuál sería la carta de Reyes Magos que harían para el proyecto, la respuesta fue clara: mayor compromiso por parte de las empresas e instituciones con el comercio justo y su responsabilidad social.

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