«Hacer de médico, enfermero, psicólogo... sin olvidar el rol familiar supone un gran esfuerzo»
Mercedes Barrio, médico de cuidados paliativos, apunta que la desectructuración de las familias hace que los cuidadores formales se vean con menor apoyo al desempeñar la función de atender a sus seres queridos
Hasta hace unos años, cuando un mayor se ponía enfermo, toda la familia le cuidaba porque solía vivir en casa de los hijos. Hoy, las circunstancias son distintas. Al menos así lo considera Mercedes Barrio , médico de cuidados paliativos de la Fundación Vianorte-Laguna . «La desestructuración de las familias hace que en la actualidad los cuidadores "no formales", es decir los cuidadores familiares no profesionales, sean únicamente uno o dos, generalmente la pareja o un hijo. También hay motivos laborales que hacen que sean menos los familiares que puedan dedicarse a esta labor, por lo que, al final, el familiar cuidador tiene una carga mucho mayor que la que había hace años», explica esta doctora.
Añade que el cuidador de personas con enfermedades avanzadas «asume hoy las funciones de enfermero, médico, psicólogo... porque los cuidados paliativos son muy complejos, sin dejar su rol de familiar, lo que supone un gran esfuerzo, sobre todo emocional. No tienen la formación adecuada y sufren mucho cuando no saben qué hacer con la medicación o tienen que tomar la decisión de llevar o no a su ser querido a un hospital. Sufren una situación de distrés o angustia porque asumen responsabilidades muy importantes».
Según la doctora barrio, es habitual que los cuidadores piensen «puedo hacerlo y llego a todo yo solo» , pero, en ocasiones, «los tratamientos son muy largos y las atenciones se convierten en una verdadera carrera de fondo. Es verdad que el cuerpo se acomoda y aguanta mucho, pero finalmente pasa factura . El trabajo acumulado da la cara en forma de depresión, ansiedad..».
Cuando la persona enferma es un niño, los padres asumen al 100% los cuidados y, por lo general, uno de los progenitores deja de trabajar, «lo que también crea una convulsión familiar y, si tienen más hijos, la situación se complica porque dejan de estar atendidos como antes», puntualiza.
Independientemente de la edad de la persona atendida, es recomendable que el cuidador solicite apoyo en otros familiares, amigos u organizaciones especializadas para desarrollar esta ardua labor. «Es muy aconsejable que, además, establezca rutinas en la medida de sus posibilidade s, determinando horarios fijos para la hora de la comida, el aseo personal, para ir a dormir, sin olvidar los momentos de ventilación emocional para recargar pilas», concluye.
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