EDUCACIÓN

«La satisfacción de ser autónomo no la comparo con nada»

Segunda charla del programa de jóvenes emprendedores STARTInnova de ABC: «De la idea al proyecto»

CARLOTA FOMINAYA

Un amago de infarto a los 39 años dio un vuelco a la vida de Juan Luis González, que pasó de ser un alto directivo siempre viajando a dirigir Orange3, una empresa familiar de venta de naranjas. «Aquello me hizo replantearme todo, y volver la vista al negocio de fruta que había fundado mi familia en 1916. Soy la quinta generación de agricultores», explicó González a los alumnos del Centro de Formación Profesional José Ramón Otero, donde tuvo lugar la segunda charla digital del programa STARTInnova puesto en marcha por ABC , y que tiene por objeto fomentar el espíritu emprendedor entre nuestros jóvenes .

Así, dejó atrás una larga experiencia en diferentes sectores al más alto nivel —desde la formación, gran distribución, exportación, sector energético hasta la industria del automóvil— para retomar la actividad de la empresa familiar, pero volcando todo su conocimiento en posicionarla en el mercado nacional e internacional gracias a las nuevas tecnologías. Los comienzos no fueron fáciles. «Claro que pensé en tirar la toalla. Se me pasó a las 48 horas», reconoce este hombre con evidente sangre de emprendedor en sus venas, al que le escuchamos que «si Orange3 no funcionara, emprendería otro negocio. La satisfacción de ser autónomo no la comparo con nada ». Eso sí, advierte: «No paro de trabajar hasta la 1 de la mañana, pero no sacrifico las tardes con mis hijas».

Así, poco a poco, este emprendedor ha ido transformando a Orange3 en una empresa sólida, de calidad, internacionalizada (y a través del canal online han comenzado con la exportación directamente al consumidor en Holanda, Francia, Alemania y Reino Unido) y con mucho recorrido por delante. «Es un sector difícil, porque en parte dependemos de la meteorología. Esto nos lleva a que si consideramos que nuestra cosecha no es la mejor, porque no tiene la suficiente dulzura, ese mes no vendemos», confesó, para sorpresa de los asistentes, que le cuestionaban si era posible comercializar el producto durante todo el año o solo en temporada.

Muchos alumnos del Centro de Formación Profesional José Ramón Otero querían saber cómo era posible que después de 90 años de actividad y ahora con la venta por internet no se perdiera el trato humano con el cliente. «Yo mismo —o alguien de mi equipo—, llamamos personalmente a todos los clientes para saber si la compra ha sido de su agrado, siempre en un plazo máximo de 48 o 72 horas», respondió González. Querían saber, en definitiva, cuál era el secreto que había llevado a su empresa al éxito : «Si ofreces un buen producto, cuidas el trato humano y le pones pasión, el cliente siempre, siempre, lo valora».

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