Maestros: buenas personas para cambiar el mundo
Según María Solano, decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación del CEU, debemos tomarnos muy en serio la formación de los formadores
No hace falta ser un lince para ver que anda la sociedad con los valores perdidos, que tenemos mucho que mejorar y que urge corregir el rumbo. Pero ¿por dónde empezamos a arreglar el desaguisado? La solución es más sencilla de lo que creemos: por el principio, por la base, por las personas. Lo que la sociedad necesita para volver a funcionar son buenas personas, personas que hagan del mundo un lugar mejor. El reto es cómo lo logramos hacer de cada persona una buena persona . La respuesta es bien antigua. Dos son los agentes determinantes de este pequeño milagro: la familia y la escuela.
Es curioso como este tándem tan estudiado por la psicología, la antropología, la sociología, nos habla del papel clave de la escuela, es decir, de esa etapa educativa que hoy coincide con los estudios de Infantil y de Primaria en la que no solo se adquieren los conocimientos que servirán de base al resto, sino que, sobre todo, se consolidan esos hábitos que se convierten en virtudes, esas virtudes que configuran la forma de ser de las buenas personas.
Por eso es tan relevante el papel de los maestros . Por eso nos debemos tomar tan en serio la formación de los formadores. Por eso los grados de Educación Infantil y Primaria son, en cualquier sociedad, la piedra de toque de nuestro futuro. A los maestros egresados de la Universidad les confiamos nuestro mañana porque de ellos depende que cada niño en cada aula se convierta en la buena persona que después cambiará el mundo. Maestros que harán del mundo un lugar mejor. Gracias de corazón.
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