Los jóvenes españoles creen que vivirán en «Matrix», aunque no saben cómo

Se aferran a la «promesa tecnológica» como vía para construir su futuro profesional y personal a pesar de los riesgos, exigiendo a su vez una educación transversal y un desarrollo tecnológico sostenible y responsable que pueda ofrecer soluciones a todos los niveles y, como mínimo, no empeorar la situación medioambiental

Ana I. Martínez

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El mundo tecnológico forma parte de las nuevas generaciones. O mejor dicho, es su mundo. Porque mientras que para los adultos la tecnología es una parte más de su vida, para la generación Z su vida al completo es tecnológica . Quizás por ello la idealizan de tal manera que no conciben otro futuro que no sea el de los robots , la inteligencia artificial o el «Big Data». Este -dicen- será el mundo de «Matrix» en el que se desarrollen, tanto profesional como personalmente. Y es que ellos contemplan que sus relaciones estarán también mediadas por el mundo online: dejarán de mandar el corazón por WhatsApp para enviárselo a la pareja en forma de holograma.

Esta es la conclusión de la investigación « Jóvenes, futuro y expectativa tecnológica » realizada por BBVA, Google y Fad en el marco del proyecto conjunto «Conectados» entre jóvenes de 15 a 29 años. La investigación, que se ha dado a conocer este jueves, ha sido presentada por el director global de Negocio Responsable de BBVA, Antoni Ballabriga ; el responsable de Políticas Públicas de Google España, Antonio Vargas , y la directora general de Fad, Beatriz Martín Padura. Los principales datos han sido presentados por la directora técnica de Fad, Eulalia Alemany .

Las nuevas generaciones, inmersas en el mundo «tech», aceptan la tecnología como parte de la realidad y lo hacen con naturalidad. Tanto que, incluso, sueñan con un futuro tipo «Matrix», en el que la tecnología debe ayudar a mejorar el planeta y la vida en general del ser humano . El cómo es lo que no saben.

Tampoco conocen cuáles son los riesgos de un todo conectado porque aunque abogan por «centralizar la información a través de la consolidación de un big data universal», sí quieren un entorno ético con el objetivo de que sus datos personales no sean tratados con fines comerciales, sino para ayudar al usuario en la toma de decisiones. Olvidan o desconocen que los beneficios de las grandes compañías tecnológicas se basa en la gestión de los datos personales.

La pérdida de privacidad es, para ellos, un riesgo que tienen que correr, pero defienden que los beneficios que obtienen superan todos los posibles inconvenientes.

« Ellos ven las oportunidades pero también los retos », explica Antonio Vargas a este diario. «Ven que el uso de la tecnología va ocupando todos los ámbitos de la realidad social. Por ejemplo, el uso de los datos personales y la privacidad. Por tanto, gestionar estas cuestiones es un reto para el futuro», comenta el responsable de Google.

Y es que, al fin y al cabo, los jóvenes no son expertos en el uso del tratamiento de datos «y por eso las tecnológicas tenemos que hacer una labor pedagógica muy grande », reconoce Vargas. «Es verdad que las empresas, al menos Google, -continua- están utilizando cada vez menos información personal para la personalización de los servicios porque la tecnología ya lo permite. Cada vez es menos necesaria una recolección masiva de los datos: hoy, con pocos datos, ya se puede dar una atención más personalizada al usuario. En Google, todos los usos que se hacen de los datos es anonimizado y una empresa como Google jamás vende o distribuye información privada».

El sector educativo

El futuro tecnológico también exigirá que estén en constante formación . «Saben que se van a enfrentar a una adaptación continua y atemporal», afirma el responsable de Google, porque todo se va a transformar, desde cómo nos divertimos o informamos, a cómo trabajamos. «Va a ser un cambio personal y social muy grande. Pero, a pesar de todo ello -insiste Vargas-, a los jóvenes les compensa».

Las nuevas generaciones son pragmáticas en su uso y defienden una visión optimista y entusiasta de las posibilidades que la tecnología ofrece , sobre todo en el ámbito laboral. El trabajo del futuro no tendrá que ver con el actual. De hecho, habrá profesiones que dejarán de existir, se generarán otras nuevas y conviviremos con robots.

Por esta razón, la generación Z demanda una educación tecnológica transversal . Consideran que les falta formación, instrumental, estratégica y emocional para poder afrontar con éxito el futuro. Se autocapacitan, por ensayo/error, se apoyan horizontalmente en sus pares, y se sienten faltos de apoyos adecuados a pesar de que sean nativos digitales.

«No se trata de una asignatura concreta», apunta Vargas, que señala al sector educativo como responsable de esa educación técnica que tanto demandan los jóvenes. En la familia , sin embargo, se debe «dotar de criterio» a los menores, así como «inculcar un comportamiento ético en todos los ámbitos» . Ante este nuevo futuro, «deben seguir siendo las familias las que decidan qué uso se da a la tecnología, en qué entorno... La familia es la que tiene que establecer los límites», afirma Vargas.

Por último, la investigación recoge otra demanda que tanto está caracterizando a las nuevas generaciones: un desarrollo sostenible y responsable del que también puede formar parte una tecnología que ofrezca soluciones a todos los niveles, según los jóvenes.

Incluyen en las demandas al desarrollo tecnológico que sea «eficiente» como sinónimo de «ecológico», como mínimo para que la tecnología no empeore más la situación medioambiental. Es decir, apelan a la ética del desarrollo tecnológico, sobre todo en términos de sostenibilidad del planeta .

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