Antonio Fabregat, mejor orador del mundo

«¿Cómo no vamos a sentir taquicardias al dar un discurso en público?»

A sus 20 años considera de la oratoria debe ser una asignatura obligatoria para que los estudiantes sepan afrontar entrevistas, hacer presentaciones y negociaciones sin ser la primera vez que se enfrenten a estos escenarios

E. Agudo/ D. García

Laura Peraita

Antonio Fabregat estudiante de Derecho y ADE en la Universidad Pontifica de Comillas Icade es considerado, a sus 20 años, el «Mejor orador del mundo», según el Campeonato Mundial Universitario de Debate. Un título que tal y como apunta «me ha abierto muchas puertas».

—¿De dónde viene tu «afición» por el mundo de la comunicación y hablar en público»?

—Teniendo 15 años, allá por 2011, un profesor de mi colegio, el SEK-Ciudalcampo, me propuso asistir junto a un grupo de compañeros al Torneo Escolar de Debate de la Comunidad de Madrid. Pese a fracasar en los resultados, de aquella aventura aprendí dos cosas: que nada llega sin esfuerzo y que quería aprender a comunicar mejor. Desde entonces, comparto afición con decenas de compañeros y amigos que en colegios y universidades tratamos de aportar un granito de arena, aprendiendo y enseñando para conseguir una sociedad más formada.

—¿Es un «don» de las personas o se puede aprender? ¿Cómo?

—Ser buen comunicador necesita voluntad, esfuerzo y tiempo. Aquel que conoce la importancia de comunicar de manera efectiva y quiere aprender a hacerlo, que esté dispuesto a formarse a base de prueba y error y esté decidido a ser constante podrá transmitir con eficacia y aprovechar su habilidad. Un talento natural podrá reducir el tiempo o el esfuerzo, pero nunca lo supondrá todo. Siempre hay mucho que aprender, y no hay don que haga a alguien nacer con todo aprendido.

Respecto del cómo: casi todas las universidades tienen clubes de debate con excelentes formadores. Y si ya es tarde para la universidad, cada vez somos más los que intentamos ayudar a profesionales y personas inquietas que quieran potenciar sus habilidades. Para empezar, en cualquier caso, nunca es mala forma observar a grandes comunicadores: Jobs, Obama… e ir aprendiendo cosas de ellos mientras desarrollamos un estilo propio.

«Empezamos a darnos cuenta de que ser capaces de estructurar nuestras intervenciones y ser claros en los mensajes nos hace mejores profesionales»

—¿Qué ventajas supone saber comunicar delante de otras personas tanto para la vida personal como profesional? ¿Te hace ser líder?

—Hasta hace bien poco existía la falsa creencia de que solo algunas profesiones (abogacía, política, docencia...) podían verse beneficiadas por una comunicación eficaz. Sin embargo, parece que empezamos a darnos cuenta de que ser capaces de estructurar nuestras intervenciones, ser claros en los mensajes o persuasivos en las presentaciones nos hace mejores profesionales y mejores líderes, en cualquier campo.

La capacidad de potenciar nuestros recursos, de hacer más con menos y de maximizar nuestro potencial es una ventaja para cualquiera, sea en su vida profesional o personal. El ingeniero que expone un proyecto, el médico que presenta sus avances, el CEO que exhibe su producto, o el estudiante que acude a su primera entrevista de trabajo… Todos agradecerán ser buenos comunicadores.

¿Liderazgo? Cualquier papel que involucre tomar decisiones, implicará poder transmitirlas. Cualquier puesto que implique entender a otros conllevará saber ponerse en su posición. Cualquier responsabilidad que conlleve negociación, necesitará de argumentos sólidos… Y todo lo anterior, al fin y al cabo, es comunicación.

—¿Por qué en ocasiones resulta tan difícil hacer un discurso, no son pocos los que sienten taquicardias, dificultad para respirar, temblor…?

«Para todos los que tienen la oportunidad de aprender, dar un discurso deja de ser difícil y se convierte en una nueva oportunidad»

—Andar antes de aprender a hacerlo con dos años, parecía imposible. Hacer divisiones con llevadas, antes de que nos lo enseñaran en 4º de primaria también parecía difícil. Pero todo es aprender y practicar mucho y, al final, andamos y dividimos. Con un discurso pasa exactamente lo mismo. ¿Cómo no va a parecer difícil algo que nunca hemos aprendido y nunca nos han enseñado? Para todos los que tienen la oportunidad de aprender, dar un discurso deja de ser difícil y se convierte, cada vez, en una nueva oportunidad.

—¿Debería ser la oratoria una asignatura obligatoria? ¿Desde qué curso?

—Todo depende de cómo queramos entender la educación. Si la entendemos como algo encorsetado, comprimido y donde el único objetivo es aprender unos contenidos que después vomitar en un examen y olvidar a los pocos días, entonces, no, no debería ser obligatoria. En cambio, si queremos entender la educación como algo funcional, transversal y que nos aporte un valor añadido, entonces, sí, tendría que ser obligatoria y desde muy pequeños.

«Entre la educación que recibimos y el mundo real en que vivimos, existe hoy una brecha demasiado grande»

Entre la educación que recibimos y el mundo real en que vivimos, existe hoy una brecha demasiado grande. Aprender a comunicarnos de manera efectiva no va a reconciliar esa brecha, pero puede que ponga las bases para poder hacerlo. Tenemos que preguntarnos si, además de Lengua, Matemáticas, Historia y Filosofía, que son fundamentales, queremos alumnos que cuando salgan de colegios y universidades, puedan afrontar entrevistas, presentaciones y negociaciones sin ser la primera vez que se enfrentan a esos escenarios. Para mí la respuesta parece obvia. Algunos colegios, y cada vez más universidades, empiezan a estar de acuerdo y tanto ellos como el mercado de trabajo, no paran de sorprenderse con los resultados.

—¿Cómo influirá en tu carrera profesional el hecho de ser considerado el mejor orador del mundo?

—Haber conseguido el título de Mejor Orador del Campeonato Mundial de Debate me ha abierto muchas puertas, interesadas todas ellas en conocer la capacidad que tenemos los españoles de conseguir éxitos a nivel internacional cuando nos lo proponemos. Me ha permitido comenzar junto a algunos compañeros un proyecto empresarial y me permitirá en el futuro enseñar a todo el que quiera un poquito de lo que me he traído de Colombia.

«Cuando luchamos por lo que queremos, nada es imposible»

Sin embargo, si algo me llevo para mi futuro profesional, más allá del reconocimiento, es todo lo que he aprendido con esta oportunidad. Ahora sé que nunca hay que dejar de aprender, y que todo el mundo tiene algo que enseñar. He aprendido que cuando luchamos por lo que queremos, nada es imposible, que cuando trabajamos en equipo, somos más fuertes y que no hay que dejar de disfrutar el camino cegados por la meta.

Pero sobre todo, en esta aventura he aprendido que la comunicación puede muchas veces ser la única distancia entre la realidad y los sueños. No dejemos de cumplir sueños por no haber aprendido a ser eficaces cuando comunicamos.

—¿Por qué es importante para ti este título?

—Cuando te preparas para una competición y tienes la suerte de ganar, siempre es una alegría. Para ti y los tuyos, para la familia, los amigos, los que te han acompañado y los que te dijeron «¡confiamos en ti!». Por otro lado, representar a España –y lograr éxitos en un Campeonato Mundial junto a otros madrileños, malagueños, murcianos, cordobeses, gallegos, extremeños…–, es importante para todos porque demostramos que, como país, valemos mucho más y tenemos mucho más talento del que a veces nos creemos.

Pero sobre todo es importante para mí porque pone en valor el papel de la oratoria y la comunicación en la sociedad. También el trabajo de los pioneros que un día dijeron: «fuera están haciendo esto, y es una pena que aquí no se haga». Pone en valor el esfuerzo de cientos de universitarios que competimos en España decenas de veces al año y dedicamos un tiempo que muchas veces no tenemos a aprender algo que no se valora en las aulas.

El título se olvidará y en unos años será una historia que compartiremos con alegría ese grupo de amigos que una vez fuimos a Colombia a representar a nuestro país. Pero si entre todos conseguimos que cambie nuestra educación y se apueste por la formación y el futuro… entonces este título sí habrá sido verdaderamente importante

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