«Renunciar a tu hijo en el paritorio no es delito, abandonarlo en la calle sí»
Solo en la Comunidad de Madrid durante 2019, hubo 18 renuncias en las distintas maternidades de la región.
Mujeres de cualquier franja de edad y de todos los ámbitos socioeconómicos y formativos. Es transversal y, por tanto, no hay un perfil único de madres que renuncian a sus hijos en el momento de dar a luz, pero sí un denominador común a todas ellas: viven una situación absolutamente desesperada que las lleva a tomar esa decisión. «Todos conocemos a personas adoptadas, pero no a embarazadas que reconozcan haber renunciado a su bebé en el paritorio. Normalmente son gestaciones que se ocultan al entorno más próximo. Pero si la gestación no la han ocultado, de cara al resto de la sociedad son fetos que han nacido muertos», sentencia Cruz Serrano, matrona del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid) . La renuncia a un hijo en el paritorio es una realidad que existe, pero que está silenciada. Solo en la Comunidad de Madrid durante 2019, hubo 18 renuncias en las distintas maternidades de la región.
Falta de información
De hecho, remarca la jefa de servicio de Neonatología de este centro hospitalario, Mamen Muñoz Labián, «es una realidad que se vive varias veces al año en todos los hospitales públicos de España». Lo que ocurre, denuncian estas profesionales, «es que hay una evidente falta de información que hay que paliar como sea, para que no dé lugar a situaciones donde quizás por desconocimiento, la mujer ponga en peligro su vida y por supuesto la vida del niño en un embarazo y un parto no asistido y por supuesto, no deseado ».
Con el fin de evitar trágicos sucesos, en 2009 la Comunidad de Madrid puso en marcha el programa de Renuncia, dependiente de la Dirección General del Menor y Familia de la Consejería de Políticas Sociales. «Es importante que las mujeres sepan, fundamentalmente, dos cosas: que es anónimo y que no tiene consecuencias legales. Lo que sí que las tiene es abandonar a tu hijo en la calle», advierte Paloma Pérez, trabajadora social sanitaria del Hospital Universitario Puerta de Hierro. De ahí la importancia de insistir, recuerdan estas profesionales, en que el protocolo regional de actuación para evitar el abandono de bebés combina un servicio de atención integral a la mujer, tanto durante el embarazo, como en el parto o tras el alta médica en el hospital.
El momento del parto
Porque, tal y como explica Paloma Pérez, trabajadora social sanitaria del Hospital Universitario Puerta de Hierro, «a veces estas mujeres vienen con la decisión muy meditada, no quieren interrumpir su embarazo y nos llega el aviso desde obstetricia , pero otras lo expresan en el paritorio». Cuando se da este último caso, explica la matrona, «mi trabajo durante el parto es el mismo. Le explico a la madre en qué consiste el proceso, el momento de dilatación y expulsivo, etcétera. Pero, sobre todo, se respeta la decisión de la mujer, tanto si quiere conocer al bebé, como si no».
En este último caso, prosigue, «todo el personal que atiende el parto está muy concienciado y evita cualquier contacto. Nos llevamos corriendo al pequeño a otra habitación para que ella no le vea ni lo oiga llorar siquiera. Y a ella la trasladamos a otra planta donde no oiga a otros niños llorar ni vea a otras madres. El personal está muy concienciado con esto. Allí le explicamos todo porque, desde el punto de vista psicológico, hay que manejarlo igual que una pérdida de algo que has llevado en tu interior durante nueve meses».
Expedientes separados
Nada más nacer, explica Muñoz Labián, «hay que ver si se trata de una gestación controlada o, por el contrario, son niños que no han pasado por ningún tipo de control, y que no tienen ninguna ecografía o serología hecha, cosa que se lleva a cabo nada más nacer para elaborar un informe que remitimos a la Comunidad de Madrid».
De forma aproximada, a las cuatro horas del parto tiene lugar una primera entrevista con la madre, donde se le informa, explica Paloma Pérez, trabajadora social sanitaria, «de los recursos a los que pueden optar si no renuncian. A veces cambian de idea. Hace poco tuvimos a una madre que dudaba y acabaron las dos en una casa de acogida. Pero si está decidida, se le explica que va a perder todo vínculo filial con el recién nacido». En ese mismo momento, las historias clínicas se desvinculan, para que no sea fácil de rastrear, salvo que el niño a los 18 años quiera saber su filiación. En ese caso, podrá acudir a la Dirección General del Menor a recuperar sus orígenes».
El duelo de la puérpera
A las veinticuatro horas, continua Pérez, «se le hace una segunda entrevista, donde se le vuelve a pedir que ratifique la renuncia, se envía la notificación con la firma de la madre y dos personas sociosanitarias a la Comisión de tutela, y el menor queda bajo desamparo. Es una medida jurídica. La ratificación de tutela suele ser rápida, dependiendo del Juzgado». Pero son niños , remarca esta profesional, «que van siempre a familias en preadopción donde son muy deseados. Por eso hay que insistir en que existen más caminos que no ponen en riesgo ni la salud de la madre ni la del niño. Renunciar en el paritorio no es un abandono, mientras que hacerlo en la calle o en un contenedor sí que lo es y, además, supone cometer un delito».
Por último, estas madres suelen pedir el alta rápidamente. «Quieren salir cuanto antes del medio y no suelen querer apoyo psicológico , aunque se les ofrece. Al fin y al cabo, tienen que afrontar la pérdida, a pesar de ser un duelo meditado y elegido», concluye esta trabajadora social sanitaria.
Noticias relacionadas