Dar el pecho cuando se está enfermo aporta beneficios a la madre y al bebé

Cuando un pequeño enferma, la lactancia le aporta todo lo que necesita: alimento, bebida, medicina y consuelo

S. F.

Las propiedades protectoras de la leche materna contribuyen a que los bebés amamantados enfermen con menor frecuencia1 y se recuperen más rápido que los alimentados con leche de fórmula. Sin embargo, en numerosas ocasiones surgen dudas en torno a si es seguro dar el pecho cuando el bebé o la madre están enfermos o se encuentran mal. Medela, compañía suiza con más de 50 años de experiencia centrando sus esfuerzos en comprender las necesidades de las madres y el comportamiento de los bebés, responde estas dudas y explica cómo cambia la composición de la leche materna cuando la madre o el bebé se ponen enfermos, qué beneficios adicionales ofrece la lactancia para ambos durante este periodo y en qué situaciones las tomas de pecho deberían interrumpirse.

Cabe señalar que, la leche materna contiene numerosas proteínas y nutrientes que no solo proporcionan múltiples beneficios en los primeros meses de vida del bebé, sino que también establecen los pilares de la salud de una persona a lo largo de su vida, incluyendo su susceptibilidad a infecciones, enfermedades crónicas y cardiacas, e incluso su predisposición al desarrollo de ciertos tipos de cánceres.

Mientras el bebé está enfermo

Cuando el bebé enferma, la lactancia le aporta todo lo que necesita : alimento, bebida, medicina y consuelo. La leche materna contiene anticuerpos, glóbulos blancos, citoblastos y enzimas protectoras que contribuyen a combatir las infecciones y ayudan a la rápida curación del bebé.

Cabe destacar que a esta recuperación también contribuye el aumento de los niveles de leucocitos –las células que refuerzan el sistema inmunitario del bebé– en la leche materna, y el permanente reajuste de las vitaminas y nutrientes que esta incluye para adaptarse a las necesidades que presenta el bebé.

Debido a su facilidad para ser digerida, la leche materna también es reconfortante y el alimento idóneo para los bebés con estómagos revueltos. Sin embargo, es probable que al enfermar el bebé no tenga apetito o la energía necesaria para tomar el pecho; en este caso, es recomendable extraer leche con una jeringa, un vaso u otros métodos para alimentar al bebé y evitar que se deshidrate; ello también contribuirá a mantener constante el suministro de leche de la madre.

Además, es posible que las tomas de pecho se vean modificadas . Probablemente, cuando el bebé esté resfriado y tenga congestión nasal las tomas largas se dificulten, por lo que posiblemente, estas sean más frecuentes y cortas. Asimismo, si el bebe sufre una infección de oído o tiene la nariz taponada puede que prefiera alimentarse de pie, por lo que la madre puede experimentar diferentes posiciones de lactancia, como la ‘posición de koala’, en la que el bebé está sentado a horcajadas en el muslo o cadera de la madre, y tanto su columna como su cabeza se mantienen en posición vertical mientras se alimenta.

Cuando la madre está enferma

Estar enferma y dar el pecho puede ser agotador ; sin embargo, en este caso, el bebé es quien menos posibilidades tiene de enfermar, ya que al estar en estrecho contacto con la madre recibe a través de la leche materna una dosis diaria de anticuerpos protectores.

Por tanto, los componentes de la leche materna varían dependiendo de las distintas necesidades que presentan la madre y el bebé. Es decir, si la madre está expuesta a una infección bacteriana o vírica, su cuerpo creará anticuerpos para combatirla, y más tarde, estos se transferirán a través de la leche al bebé; en este sentido, si la madre sufre un resfriado o gripe, fiebre, diarrea, vómitos o mastitis –inflamación de las mamas–, es recomendable continuar con la lactancia de forma normal.

Aunque la madre no interrumpa la lactancia durante la enfermedad, debe cuidarse a sí misma, descansar y mantener altos los niveles de líquidos; además, para minimizar el riesgo de propagar la enfermedad, es importante que siga algunos consejos básicos, como lavarse las manos con jabón antes y después de alimentar al bebé, preparar la comida, comer, ir al baño o cambiarle los pañales al bebé.

Qué medicamentos pueden tomarse

Durante la lactancia se pueden tomar sin problema las dosis recomendadas de algunos medicamentos, como ibuprofeno, paracetamol y algunos antibióticos, siempre consultando con un médico o farmacéutico, y especialmente en el caso de que el bebé sea prematuro, con bajo peso al nacer o con algún problema médico.

Sin embargo, no se recomienda el uso de analgésicos con receta, tales como la codeína o el tramadol. Además, algunos medicamentos utilizados para el tratamiento de la gripe, el resfriado y la tos contienen descongestionantes o expectorantes que pueden reducir el suministro de leche, por lo que se aconseja no utilizar medicamentos que contengan entre sus ingredientes fenilefrina, fenilopanolamina o guaifenesina, y tampoco aquellos que provoquen somnolencia durante la lactancia.

Por otra parte, los beneficios de amamantar al bebé pueden ser superiores a los riesgos si la madre toma medicación de larga duración para tratar problemas como el asma, la diabetes, la depresión u otros problemas crónicos de salud. En estos casos, es recomendable hablar este tema con un médico o profesional sanitario durante el embarazo para buscar la mejor opción.

Además, que la madre necesite un tratamiento –planificado o urgente– o deba someterse a una cirugía con anestesia local o general, tampoco implica que deba dejar de amamantar al bebé , extraer o tirar la leche. Cuando la madre se sienta suficientemente bien tras la operación podrá darle el pecho al bebé, pues la cantidad de anestesia en la leche será mínima.

En este sentido, existen distintos métodos para asegurar que el bebé siga tomando la leche materna. Por ejemplo, la extracción de leche materna y su posterior congelado facilitará que otra persona pueda seguir dándole la leche al bebé; para ello es conveniente practicar previamente e indicar a los profesionales sanitarios en el momento del ingreso que la madre está dando el pecho al bebé.

En qué casos debe interrumpirse la lactancia

A pesar de que la madre esté enferma seguirá produciendo leche , y por tanto, la lactancia no debe ser interrumpida de forma brusca para no padecer mastitis. Sin embargo, existen algunas situaciones en las que es más seguro dejar de dar el pecho al bebé de forma temporal. Así sucede en el tratamiento del cáncer (sesiones de radioterapia o quimioterapia), lesiones por herpes en el pecho o infecciones que pueden transmitirse a través de la leche (tuberculosis, sarampión o septicemia); en estos casos se recomienda continuar extrayendo y desechando la leche para mantener activo el suministro hasta que el tratamiento finalice.

Finalmente, y debido a los numerosos beneficios que presenta la leche materna, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda prolongar la lactancia hasta los dos años , sirviendo de complemento a la ingesta de otros alimentos.

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