Volar drones con los niños, una actividad educativa para el verano
A diferencia de los juegos de monitor y sofá, el pilotaje de este aparato permite que los más pequeños pongan a trabajar sus capacidades a la hora de resolver problemas
Las vacaciones de los más pequeños, más largas que las de los padres, se llenan de actividades en esta época del año para mantener a niños y niñas ocupados o atendidos durante las jornadas laborales de los adultos.
Muchos padres buscan actividades para compartir con sus hijos en sus ratos de ocio, y en verano, en la gran ciudad, puede ser complicado. Buscan aficiones que diviertan a grandes y pequeños , que se puedan compartir en familia, y que para los hijos, también sean útiles para mejorar sus capacidades de aprendizaje, sus habilidades y conocimientos.
Hace unos meses se inauguró en Barcelona la primera pista indoor para volar drones de España , Indrone Park. Es una de las pocas que existen en todo el mundo. Desde entonces, se ha convertido en un espacio multifuncional en el que, adultos y niños, pueden volar drones de forma lúdica. Y para los más jóvenes, además de diversión, el dron y todo el universo de aplicaciones que lo rodea, es un potente instrumento educativo .
Según explica Javier de Mendoza, cofundador de Indrone Park, «volar drones es una afición que permite que los niños se descubran a sí mismos. Les ayuda a establecer metas y objetivos , y les prepara para tomar decisiones y solucionar problemas. También fortalece su formación intelectual y social».
Talleres de montaje y pistas de vuelo para drones en un entorno cerrado y seguro
A diferencia de los juegos de monitor y sofá, el pilotaje en dron permite que los más pequeños pongan a trabajar sus capacidades a la hora de resolver problemas .
Volar un dron no es solo poner en marcha un simple juguete teledirigido, requiere destreza, organización, cálculo, previsión, paciencia, concentración y una larga lista de conceptos y valores necesarios para mejorar el aprendizaje que, sin lugar a dudas, mejorarán las capacidades intelectuales y autoestima de los más jóvenes y que luego revertirán de forma beneficiosa en su rendimiento escolar y en su proceso madurativo.
Antes de emprender el vuelo, es necesario planificar los objetivos, preparar el aparato, medir su potencia, elegir las hélices, montarlo etc. Muy a menudo es necesaria la participación de los padres en el proceso, se trata de crear equipo, como si de una escudería se tratara, compartir la ilusión y las metas.
Los que empiezan y no tienen ninguna experiencia volando un dron, pueden iniciarse en una pista de aprendizaje , practicando con su propio o con uno del recinto. Y todo ello en un entorno cerrado, controlado y seguro, sin miedo a las caídas o a los golpes, totalmente protegido con redes y adaptado para todas las edades.
Los más pequeñines pueden pilotar en una pista de mini drones hovercraft, que son parecidos a los coches teledirigidos pero que vuelan a pocos centímetros del suelo. «Es una actividad fantástica que engancha a pequeños y mayores», añade De Mendoza.
Las instalaciones cuentan con un equipo de técnicos y formadores siempre a punto para echar una mano, ayudar reparar o poner en marcha los drones, o para explicar cualquier truco que pueda mejorar la experiencia . «No sólo desmitificamos que pilotar drones es difícil, porque es mucho más fácil de lo que parece, sino que también fomentamos la diversión en familia , creando complicidades y aprendiendo juntos, y educar divirtiéndose».