Los «Learning Gypsies», la familia que ha recorrido 26 países y ha convertido el mundo en un colegio

En los últimos 869 días la familia ha recorrido 366.238 kilómetros, ha estado en 67 ciudades y 65 centros educativos

Carlota Fominaya

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La familia Escudero-Swayne, compuesta por los padres Hazel e Iñaki, sus tres hijos menores, Alani, Amaia e Iker, y la abuela Julia se hacen llamar los «Learning Gypsies» , y en los últimos 869 días han recorrido 366.238 kilómetros, han estado en 26 países, en 67 ciudades y han visitado 65 centros educativos. Tras un largo periodo de reflexión, hace dos años decidieron dar un giro en su vida e iniciar un viaje de «descubrimiento educativo». Para ello dejaron atrás Brooklyn (Nueva York, Estados Unidos), la ciudad donde llevaban viviendo desde 1991, y sus trabajos como creativos publicitarios, con jornadas interminables, para trabajar a distancia en Hyper Island , una escuela sueca de creatividad y negocios.

Su objetivo era (y es, porque este viaje no ha terminado) conocer los avances y los métodos pedagógicos que utilizan en el resto del mundo. «Los sistemas educativos no están avanzando a la velocidad que el resto de la sociedad, existe un cambio de intereses y no puede ser que eduquemos igual que hace 30 años, cuando mi mujer y yo estudiábamos», señala Iñaki. «Siempre hay varios detonantes para un cambio de vida así. En nuestro caso, llevábamos tiempo cuestionándonos el actual sistema educativo, y constatando que existían otros marcos de referencia , distintos e innovadores , que merecía la pena conocer», apunta este padre.

«Worldschooling»

Este fue el motivo que les animó a viajar por todo el mundo y empezar a hacer «worldschooling» ; es decir, «educar por el mundo» . Sus premisas para elegir destino eran básicamente tres:definir la ciudad a visitar en función del destino que les marcaba el trabajo; visitar escuelas de interés, y vivir una experiencia compartida los seis integrantes de la familia. «La vez que más tiempo hemos estado en un país han sido tres semanas; la que menos, una semana y media. Nos hemos hecho expertos en hacer de cualquier sitio nuestro hogar. Y no ha sido fácil. Hay que tener en cuenta que nuestra hija mayor tiene una alergia severa a la leche, que nos obliga a viajar con adrenalina. Aterrizábamos, localizábamos el supermercado, el hospital más cercano por si acaso... Y aun así, todas las dificultades han merecido la pena», explica Hazel.

Los aprendizajes

A juicio de esta pareja, el aprendizaje de sus hijos comenzó en el mismo momento de la despedida de sus amigos en Nueva York. Durante este tiempo, la familia ha comprendido también que «para que los niños sean activos y participen en el proceso de convertirse en alguien útil y que aporte a la sociedad, hay que respetarles y no robarles la capacidad de aprender, que han nacido con ella».

Para conseguir eso, explica Hazel, «no hay que fijarse solo en las capacidades, sino respetar todo el proceso de aprendizaje. Nosotros hemos seguido el currículum norteamericano a través de una plataforma de “home-schooling”, gracias a la cual los niños han llevado a cabo sus actividades y sus exámenes de forma telemática, un proceso que hemos apoyado en otros dos pilares: el primero, que trabajen proyectos reales, que ellos mismos crean y, el segundo, contextualizar su aprendizaje. Es decir, aprovechar, por ejemplo, para aprender matemáticas con las pirámides de Chichén Itzá (México)». Con este modelo, afirman, «se favorece su autonomía, su determinación, su participación... todas ellas capacidades fundamentales en el mundo laboral de hoy en día».

«No puedo obligar a aprender, pero sí puedo hacer que se enamoren de aprender. De hecho, pensamos que ningún niño ha aprendido jamás aquello que no ha querido aprender», advierte Iñaki, para quien, «si queremos que nuestros hijos participen activamente en la democracia del futuro, tenemos que permitir que participen prácticamente en todo». En la parte social, «estos niños también tienen sus necesidades cubiertas», asegura esta mujer. «En cada ciudad en la que hemos estado, los pequeños han acudido a las clases que más les gustaban, piano, fútbol... Hemos hecho muchísimos amigos para toda la vida», afirma Hazel.

Mientras, y con la idea de conformar su proyecto , esta pareja ha aprovechado para concertar entrevistas con las personalidades del mundo educativo que más les interesaban. «Ministros, profesores, pedagogos, educadores... Al final, nos dimos cuenta de que los que más nos aportaban eran los progenitores, y que las dudas por las que pasamos a la hora de educarles son prácticamente las mismas en todo el planeta. En definitiva, ser padres es la tarea para la que menos preparados estamos», concluye Hazel.

La familia acudió al completo a contar su experiencia educativa al Encuentro Acción Magistral 2018, organizado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (Fad) , BBVA y la Comisión Española de Cooperación con la Unesco .

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