Cuando lo que haces en la empresa influye en tu forma de educar a tus hijos en casa
Isabelle Auroux, fundadora de la consultora LightUp, explica cómo los compartamientos en unou otro sitio están siempre relacionados y tienen su consecuencia
Somos la misma persona. Por mucho que algunas personas se empeñen en decir que se comportan de una forma totalmente distinta en casa, los comportamientos no son prendas movibles, ni mucho menos las creencias. Si bien es cierto que adoptamos máscaras para adaptarnos al entorno , nuestra esencia sigue aquí, marca nuestra identidad y nuestros pensamientos dictan nuestros comportamientos en cualquier entorno.
Mucho más allá del principio de justicia, la igualdad y la diversidad nos permiten vivir más felices y crear una sociedad que evoluciona en línea con los cambios actuales.
¿Qué vínculos existen entre quiénes somos en la empresa, la educación que brindamos a nuestros hijos y nuestra forma de vivir la pareja? ¿Cómo de inclusivos o igualitarios nos comportamos en casa? ¿Y en el trabajo? ¿Qué rol juegan nuestros pensamientos educacionales a la hora de llevar equipos o relacionarnos con los demás en la empresa? ¿Qué consciencia tenemos de ello?
Existen muchos más vínculos de los que pensamos. El primero, la increíble necesidad de ejemplaridad a proyectar en ambos entornos. Al aprender por mimetismo, el ser humano necesita actos, pruebas concretas. Tanto como colaborador, manager o padre/madre, nos copian para bien y para mal. ¿En qué eres ejemplar en temas de diversidad e inclusión? ¿Qué es lo que todavía te cuesta? Y más allá de lo que piensas tú, ¿cómo se te ve de verdad?, ¿con qué frecuencia usas o te ríes de bromas sexistas?, ¿qué haces para ser más inclusivo?, ¿en tu pareja, quién se encarga de los cuidados?, ¿cómo gestionas las emociones de tus colaboradores? ¿y las de tus hijos?
Hay varios hilos para entender el impacto de nuestro «yo profesional» sobre nuestro «yo personal»… Aquí va una pequeña muestra:
La lucha contra la identificación
Nuestro cerebro busca entender y va a lo fácil, a menudo lo parecido. Si en el trabajo me suelo rodear (reclutando, tomando café…) de personas parecidas a mí, ¿hasta qué punto estoy aprendiendo? ¿Qué espacio dejo a lo diferente a mí?
Mi capacidad de tomar distancia, promover talento plural, rodearme de personas que opinan distinto es clave para también inculcarla en mis hijos y así, fomentar su propia singularidad en vez de querer (a menudo inconscientemente) que sean «mini clones» nuestros.
La gestión emocional y su papel central en la vida
Con la pandemia, las emociones se han vuelto esenciales para el buen funcionamiento de las empresas. Autorizarse a sentirlas, mostrarlas, usarlas para valorar el trabajo de los demás, así como no ponerle género, son palancas para conectar con cualquier persona, incluida su familia. Sin mencionar la increíble confianza que se crea al mostrarse «auténticamente vulnerable» con su entorno. Nuestros niños interiores son la llave para conectar como seres humanos y derrumbar los muros de la mala comunicación. Si no tiras de tu poder jerárquico para decir no en el trabajo e intentas primero entender a la persona, para luego decir no a su petición y abrir la puerta a alternativas, el trato con tus hijos se puede ver repercutido y para bien.
Romper los estereotipos en el trabajo y en casa
Aún recuerdo mi estupor cuando mi hijo de 3 años me afirmó que no existían jefas, sólo jefes. ¿De dónde sacaba tal creencia? Esta conversación fue uno de los motivos, años después, para aceptar un puesto de Country Manager para demostrarle a él y a su hermana lo contrario… Al igual que para un hombre puede ser clave reducir su jornada… Como progenitores, tenemos una responsabilidad: visibilizar que ni la jerarquía ni el coraje tienen género, que el trabajo puede ser tan importante como tener hijos, y que todas las personas tienen derecho a conciliar. El éxito no entiende de género. Cuidando el lenguaje, atreviéndonos a empujar a nuestros hijos fuera de los caminos más transitados les haremos vivir la diferencia como algo brillante y completo.
Cada paso cuenta. ¿Cuál vas a dar?
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