Seis consejos para ser un buen anfitrión ante tus invitados
¿Sabes que es mejor no incorporar el color azul en la mesa? ¿ni añadir picantes a las comidas? Apúntate estas recomendaciones para que tus invitados queden satisfechos
El otoño e invierno invitan muchas veces a quedarse en casa acompañados de la familia y amigos. Una visita imprevista, una celebración, un cumpleaños, una comida o cena, o el simple hecho de verse en el salón de la casa con los amigos para tomar el aperitivo o la merienda puede ocasionar a veces verdaderos quebraderos de cabeza si no se sabe cómo afrontarlo. La marca Kaiku Sin Lactosa ofrece algunos consejos para que los invitados queden satisfechos, y también el anfitrión:
1. Elegir la comida con sentido común. El perfecto anfitrión siempre tendrá en cuenta tres cosas: la época del año, la hora del día y la buena digestión de sus invitados. Servir un cocido madrileño en agosto, o a la hora de cenar, puede ser considerado una torpeza. Dejar las recetas más contundentes para la hora de la comida y las más ligeras para la cena.
2. Cocinar sin lactosa, sin picante y sin ingredientes susceptibles de provocar gases es una regla inquebrantable.
3. Tener en cuenta el color de la comida. El verde de los vegetales se asocia con recetas saludables; el blanco de los lácteos con ingredientes puros y buenos para el sistema inmunológico; el naranja de los cítricos con las vitaminas… Sin embargo, el color azul es un supresor del apetito. Se trata de un color que no aparece de manera natural en la naturaleza y el instinto humano es rechazarlo, motivo por el cual algunas dietas sugieren teñir la comida de azul o instalar una luz azulada en el frigorífico para reducir el hambre. En las cenas con invitados, evitar estas tonalidades azules en las recetas asegurará que la percepción de los comensales resulte mucho más positiva y que coman a gusto.
4. El color del plato también importa. No sólo es esencial el contenido, sino también el continente: el color de la vajilla tiene mucho que decir en cuanto a la percepción de los alimentos, y en cuanta cantidad consumirán los invitados. Según un estudio de Wansking y Van Ittersum, el contraste de color entre el plato y la comida crea un truco óptico conocido como la «ilusión Delboeuf» por la diferencia en la percepción de tamaño de círculos concéntricos. Los científicos lo comprobaron en un experimento en el que 60 asistentes a una fiesta fueron divididos y ofrecidos respectivamente pasta con tomate o con salsa en platos aleatoriamente blancos o rojos: su ingesta de pasta demostró que aquellos con menor contraste entre la comida y el plato tendían a servirse más cantidad de comida (un 22% más).
Si queremos que los invitados se vayan satisfechos y no sean tímidos en cuanto a las raciones, lo mejor será evitar platos que puedan tener alto contraste con los alimentos, como los de color rojo. Por ejemplo, si queremos que se sirvan gran cantidad de verduras, será buena idea estrenar una vajilla verde.
5. Un plato para cada momento. También cuenta en qué momento de la comida nos encontremos: en general, los platos blancos y redondos se asocian con sabores dulces; mientras que los platos negros y con ángulos marcados se relacionan con sabores más arriesgados. Así pues, las láminas de pizarra son adecuadas para un plato de carne o con influencias asiáticas, pero para los postres el paladar considerará más adecuados los platos blancos más tradicionales.
6. Resistir la tentación de innovar con recetas. Esta es la regla válida para aquellos anfitriones que apuestan por la creatividad en las horas previas a la llegada de sus invitados: mejor decantarse por una receta que dominemos e incluir un pequeño twist que aporte novedad a nuestros invitados. ¿Cómo? Teniendo dos guarniciones o salsas: una apuesta segura, y otra de nueva creación que dote a la cena de un toque innovador. O si no, practicando la nueva receta con anterioridad, por lo menos dos veces durante las semanas previas a la cena.
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