EL VERANO DE MI VIDA
Sinacio, cómico: «disfruté de los Juegos de Barcelona desde dentro»
El artista era un publicitario de éxito en los años 90 y trabajó con varios patrocinadores olímpicos
Cuando se tiene talento a raudales y se dan las circunstancias oportunas, el éxito suele acompañar a los elegidos. Sin embargo, no es fácil triunfar en disciplinas diferentes. Desde el año 2000 José Ignacio Salmerón se hizo popular gracias a sus apariciones en televisión y a sus espectaculares monólogos, que con el nombre artístico de Sinacio empezó a popularizar con espectáculos como «Cómicos» o «5 Hombres.com» . Con el paso de los años fue orientando su carrera hacia el teatro y hoy en día es el inseparable compañero de Leo Harlem en «Hasta aquí hemos llegao» .
Sin embargo, antes de llegar a los veranos de interminables giras y bolos, sus estíos fueron bien distintos. De pequeño los pasaba en Marbella , donde realizaba todo tipo de trabajos para costearse sus vacaciones, desde vender helados hasta ejercer de caddy en los campos de golf; pero el estío que le marcó para siempre fue el de 1992 , en el que tuvo la ocasión de vivir desde dentro un momento histórico: los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 . «A finales de los 80 monté una agencia de publicidad que era un referente en el momento. La formamos cuatro chavales veinteañeros con mucha ilusión, que caímos en gracia y nos pusimos de moda -explica-. Eran los últimos años de la movida madrileña, estaba de moda la costa Castellana y nosotros vivíamos los aires de evolucionar y que todo el diseño se moviera, con lo que la publicidad cogió mucho auge».
Su estilo no pasó desapercibido para las grandes empresas y se hicieron con cuentas importantes como las de . «Como muchos de nuestros clientes eran patrocinadores de los JJ.OO. , desde los años previos estuvimos preparando material y también documentándonos. Y luego, durante el verano olímpico, estuvimos físicamente en Barcelona trabajando con ellos». Lógicamente, al margen del que dedicaba a trabajar, Sinacio tuvo tiempo sobrado para disfrutar a tope de la experiencia. «Como íbamos de la mano de los espónsors era relativamente fácil conseguir entradas para cualquier deporte. Y aprovechamos para ir a ver todo lo que pudimos, porque encima España estaba triunfando y se consiguieron nada menos que 22 medallas . Así que aproveché y lo gocé, ya que disponía de una acreditación con la que podía pasar a cualquier sitio».
Mas, si los días ya eran de ensueño, las noches no tenían fin. «Con ese pase de patrocinador que te daba acceso a todo había mil fiestas cada noche para elegir. Y si todo eso te pilla con veintipocos años y con dinero en el bolsillo (porque en esa época la publicidad se pagaba muy bien) ya se puede entender por qué recordaré siempre el verano de 1992» bromea el humorista.