Un rincón al norte del norte
Alberga el punto más septentrional de la península, el cabo de Estaca de Bares; una zona de gran belleza paisakística que marca la imaginaria línea divisoria que separa el océano Atlántico del mar Cantábrico
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En Mañón, las aguas cambian de apellido en función del lugar al que dirijas la vista: Atlántico si miras a la izquierda y Cantábrico a la derecha. Este pequeño municipio coruñés alberga el punto más septentrional de la península: el cabo de Estaca de Bares; un lugar privilegiado por su belleza paisajística que, además, actúa como imaginaria línea divisoria entre mar y océano y entre las rías de Ortigueira y O Barqueiro. Se trata del rincón más al norte del norte en el que, gracias a su privilegiada situación geográfica, se puede apreciar la naturaleza en todo su esplendor. No en vano, cada vez son más los turistas los que desvían su ruta para acercarse a esta zona, en donde las olas del mar rompen con fuerza contra acantilados de más de cien metros gracias a la imponente fuerza del viento.
El principal testigo de este espectáculo de la naturaleza es el faro instalado en la conocida como meseta de Ventureiro. Una construcción que desde 1894 se encarga de orientar a los marineros en las bravas aguas de la zona y que desde hace más de tres décadas es también el hogar de Eugenio Linares, uno de los pocos fareros que aún continúan ejerciendo este oficio en toda España. «Yo amo el faro. Vivir en él me da felicidad», confiesa en una conversación con ABC. No es la única edificación de este tipo en la zona, ya que a pocos metros de allí se alza el Semáforo de Bares, una construcción militar del siglo XIX dedicada al control marítimo reconvertida hoy en día en un hotel dedicado a la naturaleza.
La situación estratégica de Mañón sitúa esta zona como un lugar de paso obligado para cientos de miles de aves, que confluyen en las distintas rutas migratorias que atraviesan este punto desde el Atlántico, el Mediterráneo o incluso desde el Ártico. Las valoraciones más optimistas hablan de que más de dos millones y medio de ejemplares sobrevuelan esta zona cada año para disfrute de los amantes de la ornitología. Con el fin de aprovechar este potencial, la zona cuenta con un observatorio ornitológico cerca de la punta de Estaca de Bares, que sirve de reclamo a aficionados y profesionales de toda Europa. Desde él es posible observar numerosas especies tanto fijas como estacionales: alcatraces atlánticos, págalos, pardelas, gaviotas patiamarillas, fumareles o halcones peregrinos. Una estampa única que solo es posible apreciar al norte del norte.