Los talleres de moda flamenca e invitadas se transforman para combatir el COVID-19

La firma de moda flamenca Lina y la de fiesta e infantil Mercedes de Alba se organizan, emplean sus recursos y piden donaciones para confeccionar material de protección para sanitarios

El mundo de la moda ha cambiado el glamour de un vestido de invitada, de novia o el arte de un volante flamenco para ayudar de forma activa a la lucha contra el coronavirus. Se han sucedido las historias de firmas que han convertido sus talleres en fábricas de mascarillas, como el de Rocío Osorno. Y ahora son muchas las que amplían las posibilidades con batas y viseras protectoras para los sanitarios.

La emblemática firma de moda flamenca Lina es una de ellas. «La semana pasada hicimos las primeras batas con un tejido impermeable para todos los que la necesiten», explica Mila Montero.

La unión del sector es evidente, unen esfuerzos, comparten materiales, experiencias y conocimientos. En este caso, por ejemplo, ha sido la diseñadora Ana Morón (que está haciendo esta misma labor desde Umbrete) la que las ha guiado sobre el patrón y el uso del tejido.

Las hijas de Lina, Mila y Rocío, al frente de la firma se encuentran en el taller desde el que cortan el tejido y lo distribuyen a las empleadas (que están en sus casas), unas monjas de Osuna, a la diseñadora Adelina Infante y animan a cualquier persona a ponerse en contacto para colaborar desde su propio hogar. «Si alguien quiere coser en su casa para ayudarnos con estas batas, podemos repartir trabajo y no son necesarios grandes conocimientos de costura para realizarlas, son muy básicas».

Además, nos cuentan que aceptan donaciones económicas para adquirir el tejido, como ya ha hecho el Hotel Colón y otras personas anónimas con pequeñas aportaciones. «La primera inversión es nuestro trabajo que hacemos encantadas, pero el tejido no es barato y necesitamos ayuda para seguir comprando material». Han cortado ya 200 batas y siguen cortando más para seguir distribuyendo el trabajo entre todos sus colaboradores.

«Desde que salió el real decreto paramos la actividad del taller, la sensación de transformar un taller de moda flamenca en esto es triste por un lado porque son meses de trabajo y alegría y ahora pues vivimos con miedo y ganas de que se solucione, pero contentas de poder ayudar con nuestro granito de arena», cuenta Mila a Bulevar Sur.

Batas, viseras y mascarillas contra el coronavirus

Mascarillas de Antonio Gutiérrez

Otros miembros de la asociación de diseñadores y artesanos de la moda flamenca, Qlamenco, están también convirtiendo sus talleres y casas en lugares solidarios para la confección de mascarillas, batas, etc que donan a los centros de salud, hospitales y residencias de sus localidades. Francisco Tamaral, Antonio Gutiérrez, Luis Fernández, Ana Morón, Miriam Galvín, Carmen Vega, Atelier Rima, Javier García, Javier Jiménez, Gil Ortiz, Loli Vera, José Galván, Fina Estampa y Yolanda Rivas.

Cristo Báñez nos cuenta que cerró su taller en cuanto se decretó, pero que han cedido sus máquinas de coser a un convento sevillano para que las monjas puedan confeccionar mascarillas. Por su parte, tanto él como las modistas que trabajan habitualmente en su taller están cosiendo mascarillas desde sus casas y con sus propias máquinas de coser. «He hablado con mi amiga la influencer Madame de Rosa que es enfermera y que me dijo que las mascarillas más necesarias eran las llamadas de pico de pato (las de alto riesgo) para el Hospital Virgen del Rocío. Nosotros, el sector de la moda, que vivimos de los buenos momentos como las ferias, las romerías sentimos como si nos hubieran robado el año y la temporada, obviamente.Pero vivo esperando que todo acabe lo antes posible, sobre todo por la salud de la gente», explica el diseñador.

Marina es la directora creativa de Mercedes de Alba, una firma sevillana dedicada a la costura medida y colección de novias, madrinas, invitadas, arras y comuniones. Este año celebraba su 20 aniversario y antes del parón por el confinamiento estaban en el momento máximo de la temporada. «Me vine a casa como todo el mundo, el segundo día hice una tarta, el tercero limpié la casa y al cuarto pensé que no podía seguir ahí y que tenía que ayudar. Me puse en contacto con mi equipo y nos pusimos a hacer mascarillas de tela que empecé a repartir en residencias de ancianos», explica a Bulevar Sur.

«Nos pidieron también viseras protectoras y hemos hecho 900 que hemos distribuido en residencias de ancianos de la zona de El Viso, Mairena, Carmona, a los profesionales de ayuda a domicilio, ambulatorios y hospitales de Sevilla», nos cuenta Marina. Recuerda que cuando estaban entregando esas pantallas un matrimonio de enfermeros les dijeron que necesitaban batas.

 

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«Tenían unos plásticos y nos los dieron y hemos investigado la forma de hacerlas y con ellas estamos ahora. Me quiero seguir dedicando a la moda, pero a la vista está que podemos hacer cualquier cosa y adaptarnos a los tiempos y lo que se necesita. Cuando te metes en el mundo de la solidaridad es muy gratificante y engancha mucho, cada día recibimos peticiones y quieres responder a todo. Primero con mi equipo, después gracias a mis amigas y todos los días recibo llamadas de gente que quiere ayudar», añade.

Asegura Marina que reciben ayudas también a través de materiales de empresas como Rotulón o la papelería El Barato «Esto es una guerra y solo se gana si luchamos entre todos. Quedándote en casa por supuesto que evitas contagios, pero tenemos muchas horas y estas batas y mascarillas son fáciles y podemos proteger a nuestros sanitarios. Son cosas que salen del ingenio, en mi vida había hecho una bata de plástico o una máscara pero la necesidad… Es un acto totalmente voluntario que sale del corazón», concluye la diseñadora.

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