Con una caida muy ligera, el vestido es de escote barco y manga francesa. El velo es el complemento que más resalta de su atuendo nupcial, que además de tul lleva encaje en los extremos. Según la experta en belleza de ABC, Teresa de la Cierva, en las primeras imágenes «a distancia parece que Meghan lleva un moño bajo, con raya al medio y unos ya casi tradicionales mechones que se le escapan por la cara, para darle un aspecto de naturalidad». En cuanto al maquillaje, Meghan ha elegido tonos muy naturales: «Suponemos que con la base de Armani que Lydia Sellers, su maquilladora durante dos años, desveló que era su favorita!». En cuanto a las joyas, ha optado por unos pendientes de diamantes muy sencillos con la tiara Filigree de la Reina Mary, abuela de la actual Reina Isabel II. La tiara que ha elegido Merkle es la Filigree de la Reina Mary, abuela de la actual Reina Isabel II. La diadema lleva diamantes engarzados en platino y fue se la regaló el Condado de Lincoln a la Reina Mary con motivo de su boda con Jorge V. «La tiara de filigrana de la Reina Mary tiene un dibujo geométrico y una piedra central. Le favorece enormemente. No se ha visto en otras celebraciones ni bodas. La Reina Isabel parece habérsela cedido a Meghan y puede que se la deje para su uso habitual», explica María Luisa Funes, la experta en moda de esta casa. Según ha apuntado Pelayo Díaz en Televisión Española, Meghan pidió a la diseñadora que en su velo tenían que estar presentes 53 países, cada uno representado con una de sus flores típicas. Quizá esos 53 países sean los que componen la Commonwealth, así Meghan quería tener un detalle con la Reina Isabel II y el país que la acogido.