Esas cosas buenas... (del verano)
El vestido cruzado
Se ideó en los años 30 en los Estados Unidos y, desde entonces, y tras un par de décadas de desaparición, su uso no ha hecho más que extenderse en los cinco continentes

El vestido cruzado o «wrap dress» se ideó en los años 30 en los Estados Unidos. Desde entonces, y tras un par de décadas de desaparición, su uso no ha hecho más que extenderse en los cinco continentes. Convertido ya en un clásico, es un fácil recurso para los días y noches del verano.
Tras la Primera Guerra Mundial, la clase media y media-alta norteamericana perdió en gran medida la posibilidad de tener servicio doméstico. Las señoras se vestían por la mañana para hacer la casa y cocinar, y el «wrap dress» era el perfecto atuendo. Se vendía a buen precio, sin tallas -puesto que se puede ajustar- y con 95 céntimos se podían comprar 2. Los «hooverettes» -que así se denominaron- se pusieron de moda en la época del presidente Herbert Hoover -1929-1933-, una época en la que había que ahorrar en tejidos, electricidad e incluso detergente.
En los años 70, Diane Von Furstenberg volvió a poner de moda estos vestidos cruzados convirtiéndolos en aptos para la tarde y la noche. Desde entonces el verano permite lucirlos tal cual, vistosos y ligeros, ya sea para la mañana, la tarde o la noche. En realidad, la sensación es casi la de ponerse un batín ligero que por obra de arte se convierte en vestido chic. Se venden en Diane Von Furstenberg, pero también existen otros similares en Tory Burch, Zara o Topshop. El de la fotografía pertenece a un anuncio de Acqua di Parma, que celebra con estas imágenes su colaboración con el Bless Hotel Madrid.