Tiffany, el último peldaño de LVMH para ascender a la cima de la alta joyería
La histórica marca norteamericana está a punto de formar parte del imperio del lujo francés
Es cuestión de tiempo. Ningún descendiente propietario del imperio Tiffany & Co lleva ya el apellido del fundador y la mayor parte de ellos vive de modo anónimo y desperdigado en distintos estados norteamericanos, muy alejados del glamur de la histórica tienda de la Quinta Avenida de Manhattan. Esta, y no otra, será la razón por la que antes o después los descendientes de Charles Tiffany (1812-1902) sucumbirán a los jugosos envites de Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH).
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Tiffany es una marca atractiva para un holding, el mayor entramado de lujo del mundo, que valora la tradición y la historia de lo que adquiere. LVMH, que hace tiempo que compite por el liderazgo en sector de la joyería y los relojes con casas como Bvlgari, TAG Heuer, Hublot o Zenith, se ha decidido a cortejar a Tiffany, una marca con potente presencia en EE.UU. y con capacidad de «hacer pupa» a Cartier, propiedad del grupo rival Richemont. Richemont es hoy por hoy el líder en el sector de la joyería de lujo y está en el ojo de monsieur Arnault , propietario de LVMH.
Venta por catálogo
Tiffany & Co comenzó su andadura cuando Charles Lewis Tiffany puso en marcha un bazar-taller en Killingly (Connecticut), con la ayuda de un préstamo de su padre y de su socio, John. B. Young . Iniciaron su actividad comercial vendiendo papelería, paraguas y vajillas, pero pronto se orientaron hacia la venta de orfebrería. Cuando en 1853 Charles tomó el control de la empresa, se inició en el entonces novedoso sistema de venta por catálogo que distribuía joyas por correo en EE.UU.
El gran salto a la fama mundial les llegó cuando en 1877 se descubrió un diamante amarillo de gran tamaño en las minas sudafricanas de Kimberley. La extraordinaria pieza, de 287 quilates, se talló de modo exquisito y el visionario Charles Tiffany se hizo con una pieza que convirtió su apellido en marca internacional, si bien la casa ya contaba con joyería en París. El número 15 de Union Square West, construido en 1870, fue una de las primeras tiendas flagship del planeta. Más tarde se mudarían a la Quinta Avenida y ya en 1940 ocuparían la sede actual de la Quinta con la calle 57, esa fachada que inmortalizó Audrey Hepburn en «Desayuno con diamantes». En Tiffany’s se crearon joyas para la Reina Victoria , para el Zar de Rusia, Elizabeth Taylor , ZsaZsa Gabor o el Sha de Persia. Se idearon algunas de las joyas más importantes de la historia y fueron durante décadas los elegidos por Hollywood para sus grandes regalos.
Otros apellidos
Tras la muerte de Charles Tiffany, a los 90 años, heredaron la empresa sus seis hijos. Louis Comfort Tiffany , uno de sus hijos, le sucedió al mando. A partir de entonces, la mayor parte de sus herederos descendieron de mujeres, por lo que los apellidos de los descendientes actuales de Charles Tiffany son Farah, Bogliolo, Bravo, Erkan y Hertzmark, ni rastro de Tiffany. Se trata de una larga serie de primos lejanos que cuentan con una empresa rentable, pero que ni aparecen en las revistas, ni acuden a grandes fiestas, ni viven en Nueva York. Repartidos por lugares tan distantes y distintos como Minnesota, Massachusetts o Canadá, rumian ahora una oferta realizada por LVMH que supera el valor actual de sus acciones.
Y es que Bernard Arnault, el tercer hombre más rico del mundo, ha ofrecido aparentemente más de 13.000 millones de euros por el mayor paquete accionarial de la empresa, superando en 2.000 millones de euros su valor en bolsa. Si LVMH compra Tiffany, algo muy probable, expandiría la división de joyas y relojes del grupo francés, e impactaría en la licencia de perfumería que Tiffany tiene concedida a Coty desde 2016. A LVMH le interesa controlar una mayor parte del mercado joyero y poner pica en EE.UU. A los descendientes de Charles Tiffany se les puede antojar práctico recibir un considerable «contante y sonante» por un proyecto que actualmente pasa dificultades debido a la guerra arancelaria entre Trump y Xi Jinping , ya que China constituye un 30% de las ventas de Tiffany & Co.
Lentamente, uno a uno, ofreciendo a cada cual lo que necesita y anhela, Bernard Arnault se hará con el paquete accionarial que los descendientes de Charles Tiffany poseen en la marca.