El pulso del planeta
La nonagenaria que no pasa de moda
Las galerías parisinas «Le Bon Marché» inauguran en marzo una exposición con los trajes más excepcionales del icono de estilo Iris Apfel
El recurrente verso de Rubén Darío juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! («Canción de Otoño en Primavera») pierde todo su sentido cuando se trata de glosar la figura de esta neoyorquina de 94 años. Iris Apfel –«una estrella geriátrica», según se ha definido ella misma con tremendo sentido del humor–, es uno de los iconos más potentes de la industria de la moda. Su imagen, tan exquisita como excéntrica (gafas gigantescas, joyería tamaño XXL, indumentaria colorida y una actitud de niña traviesa) se distingue por su pelo recortado, labios rojo chillón y un atractivo insuperable .
En Estados Unidos es todo un icono de elegancia y estilo, una leyenda de la moda que habita en Manhattan –concretamente en uno de los edificios con vistas a Park Avenue–, la primera mujer de su ambiente en llevar pantalones y botas , como ella misma ha reconocido orgullosa en incontables ocasiones. Tal es su longevidad. Le llegó la fama hace diez años, cuando protagonizó una gran exposición en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York en 2005 («Iris Apfel: rara avis»), donde se podían ver más de 80 trajes de su colección privada, en la que figuran piezas de Dior, Dolce & Gabbana, Nina Ricci, Geoffrey Beene o Lanvin, entre otros. Un armario exquisito, por el que ha ocupado portadas de revistas, con un estilo propio, donde combinar prendas de alta costura con ropa del mercadillo podía triunfar, alejándose de estereotipos y clichés.
Su gusto por la moda se lo inculcó su madre desde la infancia , algo que ella siempre ha destacado en innumerables entrevistas. Un saber estar, estilo y talento que supo orientar hacia los negocios: junto a su marido Carl Apfel, creó una firma de textiles y diseño de interior, Old World Weavers, que no tardó en triunfar debido a la exquisitez de este personaje de la alta sociedad neoyorquina. Entre sus clientes más destacados se encontraban Greta Garbo, Patricia Nixon y Estée Lauder. Su estilo llegó a la Casa Blanca, que decoró para nueve presidentes, desde Harry S. Truman hasta Bill Clinton.
Pese a su edad, Iris no piensa en retirarse y está trabajando en quince proyectos a la vez, desde una colección de calcetines hasta un libro que está escribiendo sobre joyas. El próximo 3 de marzo, con motivo del inicio de la Semana de la Moda de París, se inaugurará una exposición que homenajea a la socialite de la moda en los grandes almacenes de lujo «Le Bon Marché». La muestra contará con diez extraordinarios trajes de su colección.
Un armario que comenzó a orquestar a los once años , cuando esta «niña de la Gran Depresión» acudía a tiendas de segunda mano sin su madre, que no paraba de trabajar, para comprarse un vestido para las fiestas de Pascua.
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