Moda
Miguel Marinero: «Se ha perdido el miedo a las pieles»
Tras más de treinta y cinco años en el mundo de la peletería, Premio Dedal de Oro 2014, se adapta a los tiempos, aprovecha que las pieles están de moda, y apuesta por las prendas reversibles, con precios más asequibles y para un público joven

El peletero Miguel Marinero, tras hacernos de guía por su taller, donde nos muestra el minucioso y artesanal trabajo que hay detrás de cualquiera de sus espléndidos abrigos -costura artesanal, acoplamiento de las pieles para que no se pierda el color o la veta, mimo en los forros, los botones, etcétera-, entabla con nosotros una charla más que enriquecedora.

−¿Cuál es la situación actual de la moda de peletería en España?
−Ha cambiado. Ya no se fabrica todo aquí porque está desapareciendo esa mano de obra artesanal, imprescindible para estas prendas. Y puede que algún día desaparezca, porque no hay una escuela detrás. Curioso, ahora que está de supermoda. Se ha perdido el miedo a las pieles después de unos años muy complicados por la crisis –porque, no nos engañemos, yo vendo lujo y vanidad-. Nosotros nos hemos adaptado. Hemos aprendido que el abrigo de visón siempre estará ahí, pero lo que se demanda ahora son prendas más jóvenes, que tenga otro precio y «que no se vean de lejos», que sea el lujo para ti.
−¿Qué quieres decir, que la mujer no quiere presumir de tener un superabrigo?
−El abrigo de visón hasta el tobillo, la joya, llevar un BMW, todo eso que se hacía en los años ochenta, ya no lo quiere la mujer de hoy. Quieren que digan «¡qué abrigo tan estupendo llevas!» y que cuando lo toquen se den cuenta de que es cashmere. Por eso llevo años haciendo abrigos reversibles. Prendas que son un zorro desgastado, pobre, barroco, pero el pelo bueno está por dentro. Para momentos distintos del día. Por la mañana, llevas un ante marrón, y cuando llega la noche o tienes una comida, te pones los tacones, le das la vuelta al abrigo y eres otra. Esa es mi apuesta.
−¿Crees que las españolas sabemos combinar las pieles? ¿Qué opinas de la tendencia de un superabrigo y debajo unos pantalones vaqueros rotos?
«Para mí, ser moderno es que tienes una prenda exclusiva para ti, porque es tu color, tu estilo y tu lujo»
−Te voy a decir una frase típica de peletero moderno: «Yo he roto con todo y ahora le pongo un visón a un pantalón vaquero». Eso me aburre. Yo quiero dar un paso más. Para mí, ser moderno es que tienes una prenda exclusiva para ti, porque es tu color, tu estilo y tu lujo.
−¿Por qué te decantaste por la peletería en el mundo de la moda?
−Fue casualidad. Yo venía del mundo de la decoración. Las cosas me iban bien, pero quería viajar. Eran los años 70, y quería ir a Londres, porque mis amigos lo hacían, porque era hippy y porque había que estudiar inglés. Y me fui. Empecé a trabajar en unos laboratorios. Y esos empresarios montaron una peletería de lujo en Madrid que se llamaba Iureste: 1.000 metros de salón, decorados por los mejores del momento y con la mayor figura de la peletería al frente. Yo no tenía ni idea, pero, eso sí, era ideal: pantalones de franela de talle alto, corbatita, zapatos castellanos, y moreno y guapetón… Entonces la presidenta me propuso también como responsable de esa peletería. Fui aprendiendo, viajando a las ciudades más importantes del momento: Nueva York, París, Londres. Hospedándome y comiendo en los mejores sitios. Y con tan solo 24 años.

−¿Eso no te hizo perder la cabeza?
−Ese primer desfile, háblame de él.
−¿Qué te falta por hacer?
−Tengo que hacer una ópera, pero antes te cuento en exclusiva que estoy preparando una exposición increíble, donde se mezclarán el arte, la moda, la cultura… El origen viene del año 2002/2003. Yo soy un gran enamorado de Asturias, ese golpe de mar, el olor a ozono… Y un día, paseando por el puerto, me encontré a Agustín Ibarrola pintando unos cubos de las escolleras, cosa que a nadie gustaba, pero a mí me emocionaba. Y dije: tengo que poner a esto
«Estoy preparando una exposición increíble, donde se mezclarán el arte, la moda, la cultura»
tacones. Respaldado por Ifema, hicimos una exposición que era con motivo Madrid Vive la Moda, en el Círculo de Bellas Artes. Una reproducción de las escolleras con cristales, espejos, y mis abrigos, supermodernos… Y ahora, viendo la moda, me doy cuenta de que hay muchas cosas del cubismo de Agustín y de las cosas que yo ya hice en 2004, y se me ocurrió que podríamos hacer otra visión de aquella exposición. Hemos hablado con la decana de la Facultad de Bellas Artes, y cinco estudiantes están pintando nuestras ideas. Se inaugurará el día 9 de febrero en el Museo de Artes Decorativas.
−Y justo días después, la Pasarela Mercedes Benz Fashion Week Madrid. ¿Cómo va a ser la próxima colección?
−¿Fue el ecologismo el causante del mayor declive de la peletería?
−Digamos que no estaba bien visto. Te tenías que unir a ese movimiento antipiel porque si no eras un asesino. Harrods fue el origen. Un día pusieron en el escaparate: «30 libras, abrigo de
«Nosotros cuidamos el medioambiente. La venta de pieles salvajes está regula»
visón». Un grupo de ecologistas convocaron a la prensa, y prendieron fuego a los abrigos en las puertas de los almacenes. De ahí se generó un movimiento tan fuerte... Que todavía perdura hoy. Cuando llega diciembre, en la Puerta del Sol se ponen las niñas desnuditas llorando por las foquitas, cuando ignoran que ningún peletero utiliza ya las pieles de focas, es dura como una piedra. Nosotros cuidamos el medioambiente. La venta de pieles salvajes se regula por un cites, que solo permite la caza de animales salvajes cuando aumenta mucho la población. Y si no, son de criaderos.
−¿Qué opinas de la tendencia de recuperar abrigos vintage, de las abuelas y madres?
−Me parece fantástico.
−¿Pero estás de acuerdo en que se modifique o que se queden tal cual eran?
−Hay cosas que eran feas antes y feas ahora. Hay cosas que me enamoran y les digo: ni lo toques, porque son auténticas joyas. Pero esa señora que tiene un zorro de su madre, zorreado y degastado…
−¿Que color no tocarías?
−No soy fetichista con los colores. Fetichista soy para no pasar por debajo de una escalera. Yo estoy abierto a todo. Porque me gusta que mis colecciones cada año sean diferentes. Yo no vivo del pasado, solo utilizo lo que he aprendido de los grandes maestros. No pienso en el abrigo que se lleva ahora. Si quieres «viajar», tienes que innovar. Porque las clientas que tienen cinco prendas, tienes que hacerle una sexta completamente diferente. Ese es el juego.