Las mejor vestidas de la pasarela de los Oscar
Las largas negociaciones entre actrices y marcas redundan en una mayor uniformidad en los estilismos elegidos
Ya nada se improvisa . Las prendas elegidas por las estrellas para la alfombra roja se estudian al milímetro desde meses antes y son revisadas hasta la saciedad por hordas de asesores, estilistas, amigas, maquilladoras, fotógrafos y peluqueros de cada invitada. A causa de las nuevas estilistas estrella que comparten tantas actrices y de los acuerdos comerciales con las casas de moda, el «desfile» de los Oscar se ha convertido en una pasarela algo más monocorde. Revisamos los mejores atuendos de la última edición de la gala.
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En este automatizado y planificado siglo XXI, varios meses antes de las galas de entrega de cada premio se organizan «subastas» -metafóricamente hablando- en las que marcas y actrices se van estudiando unas a otras, descartándose, haciéndose propuestas mutuas o calibrando posibles contratos promocionales. Todo depende de los premios y la notoriedad de la actriz o de la reputación de la casa de costura. Y por supuesto, del posicionamiento de cada marca con respecto al estilo de cada actriz.
«Subasteo»
Este «subasteo» da lugar a una serie de idas y venidas a menudo coordinadas por un puñado muy limitado de estilistas que hacen su agosto, algo que luego redunda en una enorme uniformidad en los estilos presentes. Llegado el día, tempranito, las actrices comienzan con los tratamientos de belleza; más tarde la peluquería y el maquillaje; y después comienza la ropa. Las estilistas más renombradas mandan a una vestidora y a una modista al hotel o el domicilio de cada actriz. De este modo, ellas solo tienen que pasarse unos minutos por cada lugar para comprobar que todo va bien y pasarle las joyas prestadas por Bulgari o Cartier, piezas que van siempre escoltadas por guardas de seguridad con pistola. Tras la ceremonia oficial de los Oscar, se repite la función con los segundos (e incluso terceros) atuendos de cada actriz, ya que acuden a fiestas posteriores. La noche es larga.
En estos Oscar 2020 la cantante, productora y actriz Janelle Monáe abrió la ceremonia con su canción «Time to shine», aunque cuando brilló verdaderamente fue a su llegada al Dolby Theatre de Los Ángeles, vestida con una impecable capa con capucha de Ralph Lauren Couture que resultó tan impactante como elegante. Janelle siempre suele arriesgar y acertar.
René Zellweger , más elegante que nunca y con su Oscar a la actriz principal en la mano, lució impecable con un vestido blanco de escote asimétrico de Armani Privé. La ganadora del Oscar a la mejor actriz secundaria , Laura Dern , escogió también un sobrio modelo de Armani Privé con el que iba muy favorecida. La presentadora Giuliana Rancic , que desde hace años es la encargada de recibir a los invitados a la entrada del Dolby Theatre, eligió un precioso vestido rojo de Atelier Zuhra, una casa de costura de Dubái. Y la actriz Kristin Cavallari llevó un impecable modelo azul claro de Valdrin Sahiti, un joven modisto kosovar.
La modelo y actriz irlandesa Caitriona Balfe escogió un conjunto de vestido palabra de honor negro con vuelo de sirena de Valentino, combinado con una blusa rosa palo con lazada. Un atuendo inesperado pero elegante. El precioso modelo rosa de volantes vaporosos de Sunrise Coigney , la mujer del actor Mark Ruffalo , también era de Valentino. ¡Qué pocos accesorios necesitó esta joya de la costura para brillar! La actriz Kristen Wiig también contó con el atelier dirigido por Pier Paolo Piccioli , escogiendo un atrevido vestido rojo con frunces laterales inspirado en un vestido de Balenciaga lucido por Audrey Hepburn.
La sencillez de Chanel
Penélope Cruz acertó más que nunca con la sencillez de un Chanel negro recuperado de los desfiles de 1995 de la casa. Perfecta. El vestido rojo y negro de Stella del Carmen Banderas era un depurado modelo de Gucci de corte intemporal que destacó por sobrio y por diferente, mientras que el modelo blanco de Pronovias con botonadura larga y bolsillos diagonales de Nicole Kimpel , la bellísima novia de su padre, no estaba al nivel de la holandesa; un riesgo habitual de los acuerdos de representación.
La actriz y directora californiana Greta Gerwig llevó un elegante vestido palabra de honor de Christian Dior Couture con drapeado frontal y tejido verde hoja, con cola, remate de pasamanería y un impresionante collar de brillantes y esmeraldas de Bulgari como accesorio. El diseño de Maria Grazia Chiuri quedó elegante para ahora, para una gala de hace 50 años y para otra dentro de otros 50.
Finalmente, brilló con luz propia Billy Porter , el actor que anualmente da un golpe de tacón y se traviste de mujer en cada alfombra roja. En esta ocasión escogió una combinación valiente pero de gran estilo: un top de plumas doradas y una falda abullonada en tejido estampado con motivos heráldicos de Giles Deacon, acompañado de exuberante bisutería de Atelier Swarovski y botas de plataforma de Jimmy Choo. Si este mismo atuendo lo hubiesen lucido Sarah Jessica Parker , Charlize Theron , Angelina Jolie o nuestra guapísima Nieves Álvarez , hubiera creado tendencia. Así son las cosas. Pero aunque los atuendos de estas galas hayan perdido algo de encanto por el tejemaneje de los estilistas que manejan la selección de marcas y por los acuerdos promocionales del sector, una alfombra roja sigue siendo una pasarela. Y en este mundo de cambios, la pasarela no ha perdido ni un ápice de interés.