PARÍS

La hora del surrealismo abstracto

Comme des Garçons, Balenciaga y Stella McCartney jugaron a la deportividad deconstruida

María Luisa Funes

Rei Kawakubo , la reina del minimalismo conceptista japonés con su marca Comme des Garçons , ha vuelto a sorprender a sus fieles seguidores, desfilando en París con la colección «Blue Witches», o brujas azules. ¿Se refería a sí misma? Eso parece, tras escuchar a su marido, Adrian Joffe, decir que Rei ha dado este nombre a una colección dedicada a las mujeres poderosas incomprendidas , a las que les acaba yendo bien en la vida a pesar de impedimentos e incomprensiones.

Se trataba de una corta pero espectacular serie de esculturas andantes que replicaban los atuendos de los sacerdotes Shinto y de sus ayudantes, las mikos o cuidadoras de los templos. Los vestidos, de gran belleza, retomaban volúmenes y formas de la naturaleza . Luego, como ya sabemos, venden masivamente sus cárdigans rectos grises o los suéters de punto negro de corte minimalista. Son el ying y el yang de una misma moneda, de una mujer que en los años 80 inventó el minimalismo austero, junto a Issey Miyake y Yohji Yamamoto .

Más tarde, su estilo simple y deconstruido –en las antípodas de la sofisticación occidental y de la moda europea– influyó en los Seis de Amberes Ann Demeulemeester y su grupo– y en su propio discípulo, Junya Watanabe . Watanabe también desfiló estos días en París, promulgando con su exagerada simetría la pervivencia de la «antimoda» que Kawakubo inventó en los 80: la mitad de su colección era pura escultura y la otra mitad, una lista de básicos en negro y gris .

Kawakubo y Watanabe han querido demostrar que hay mucho más detrás de esa imagen de absoluta sencillez , de esos seifuku o uniformes escolares sombríos que tanto les inspiran. Las modelos de Comme des Garçons llevaban las uwabaki , un tipo de calzado japonés hecho para utilizarse en ambientes interiores, donde está prohibido el uso de zapatos que hayan pisado el exterior. Estas zapatillas, versión japonesa de nuestras «Victoria» , daban un aspecto aún más deportivo a la colección.

Balenciaga era la casa más esperada. El nuevo creador que lleva el timón se aseguró de marcar bien el territorio. Demna Gvasalia , un director creativo tan raro como su nombre y su origen (Georgia), le ha dado también un toque surrealista y deportivo a la marca: no olvidemos que Demna también bebe de las aguas de Rei Kawakubo, ya que se formó en la escuela de Amberes y su primer trabajo fue con Margiela. Así las cosas, convirtió el desfile de Balenciaga en un trasiego de enormes gabardinas y plumíferos deconstruidos , mezclando el negro y el gris con colores fluorescentes. La colección recordaba peligrosamente a las que el mismo Gvasalia realiza para la marca que desarrolló junto a su hermano, la polémica Vetements , de la que nadie había oído hablar hasta que Balenciaga repescó a Demna Gvasalia para sus filas.

Y para demostrar que el surrealismo abstracto no fue solo una tendencia pictórica de los años 20, sino que ha sido una predicción «anunciada» este año por los bureaux de style a las marcas, solo tenemos que ver la colección de Stella McCartney , que desfiló con una colección de gigantescos plumíferos, enormes chaquetas de nylon en colores pardos. Si Kawakubo y Watanabe se han permitido estas licencias porque venden luego sus básicos como churros en Japón, puede que este no vaya a ser el caso de McCartney y Balenciaga. P ero lo que si han conseguido todos es dar que hablar, algo que nunca está de más para reforzar una marca .

La hora del surrealismo abstracto

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